17 Enero 2015
HISTORIA. En la barraca nazi de Schwerte los presos hacían trabajos forzados. REUTERS
SCHWERTE, Alemania.- Algunas regiones alemanas se ven obligadas a encontrar soluciones ante la creciente afluencia de refugiados. Sin embargo, la estrategia de una ciudad germana, de albergarlos en dependencias de un ex campo de concentración nazi fue, para muchos, una medida exagerada. “La decisión es adecuada”, se defendió ayer el alcalde de Schwerte, Heinrich Böckelühr, quien consideró “sensato” el hecho de acoger a los refugiados en una centro de detención que se utilizó durante el régimen nazi.
El terreno en el que serán alojados los 21 refugiados pertenecía a Buchenwald, uno de los mayores campos de concentración en la Alemania de la década del 30, y era ocupado por presos destinados a trabajos forzados en la reparación de vías ferroviarias.
Autoridades Schwerte explicaron que las instalaciones originales fueron demolidas, cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), y que la barraca que se encuentra en la actualidad fue construida en los años 50. Según las mismas fuentes, las instalaciones vivieron una historia cambiante y sirvieron como hogar de refugiados y como albergue para artistas.
El alcalde Böckelühr, miembro de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel, se mostró sorprendido ante la repercusión internacional que alcanzó la noticia. “No puede ser que todos los edificios sigan siendo tabú 70 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial”, apuntó ante la prensa germana.
Además, el delegado sostuvo que Schwerte hizo un trabajo ejemplar de reflexión y de procesamiento de su pasado histórico. También recordó que el consejo local apoya el proyecto del municipio, con excepción del partido poscomunista.
Estrategia extendida
La ciudad donde se encuentra el ex campo de concentración nazi no es la única con este plan para albergar refugiados. También en Augsburgo, al sur de Alemania, las autoridades comenzaron a estudiar la posibilidad de utilizar para este fin un edificio de otro campo de detención nazi. Sin embargo, la iniciativa aún no parece inquietar a los habitantes de la ciudad.
La situación fue bien diferente en Schwerte, donde el debate llegó hasta el gobierno del estado federado de Renania del Norte, en Westfalia. La primera ministra regional, Hannelore Kraft, habló con representantes de la comunidad judía y pidió a la ciudad que revisara el plan.
La delegación local de la autoridad que gestiona los sitios de recuerdo a las víctimas del nazismo mostró su sorpresa por el hecho de que Schwerte insista con el plan. El titular del organismo, Alfons Kenkmann, recordó que durante el gobierno nazi se abrieron numerosos subcampos dependientes de grandes campos de concentración centrales para albergar a trabajadores forzados. Además, señaló que muchos tuvieron todo tipo de uso tras la guerra, incluyendo los de hogar para refugiados.
Kenkmann vio aún más problemática la posibilidad usar esas instalaciones como prisión o como cuatel de entrenamiento de policías, ejemplos que también se dieron en otros puntos de Alemania.
Detrás del debate, entre tanto, se refleja la búsqueda de soluciones para la acogida de solicitantes de asilo en Alemania. Schwerte da prioridad al alojamiento en casas, pero casi no recibe ofertas para este propósito. Los 175 refugiados de la ciudad viven en pequeños hogares que, según argumentan las autoridades locales, no cuentan con más camas disponibles.
En los últimos días, el propietario de un hotel retiró su oferta de alquilar el inmueble al municipio para habilitarlo como albergue para 94 asilados. Según funcionarios, el propietario del edificio argumentó que su decisión se debía a la oposición masiva de la población. Según registros oficiales, hasta 2014 vivían en la capital del estado federado de Sajonia un total de 2.093 solicitantes de asilo. (DPA)
El terreno en el que serán alojados los 21 refugiados pertenecía a Buchenwald, uno de los mayores campos de concentración en la Alemania de la década del 30, y era ocupado por presos destinados a trabajos forzados en la reparación de vías ferroviarias.
Autoridades Schwerte explicaron que las instalaciones originales fueron demolidas, cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), y que la barraca que se encuentra en la actualidad fue construida en los años 50. Según las mismas fuentes, las instalaciones vivieron una historia cambiante y sirvieron como hogar de refugiados y como albergue para artistas.
El alcalde Böckelühr, miembro de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel, se mostró sorprendido ante la repercusión internacional que alcanzó la noticia. “No puede ser que todos los edificios sigan siendo tabú 70 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial”, apuntó ante la prensa germana.
Además, el delegado sostuvo que Schwerte hizo un trabajo ejemplar de reflexión y de procesamiento de su pasado histórico. También recordó que el consejo local apoya el proyecto del municipio, con excepción del partido poscomunista.
Estrategia extendida
La ciudad donde se encuentra el ex campo de concentración nazi no es la única con este plan para albergar refugiados. También en Augsburgo, al sur de Alemania, las autoridades comenzaron a estudiar la posibilidad de utilizar para este fin un edificio de otro campo de detención nazi. Sin embargo, la iniciativa aún no parece inquietar a los habitantes de la ciudad.
La situación fue bien diferente en Schwerte, donde el debate llegó hasta el gobierno del estado federado de Renania del Norte, en Westfalia. La primera ministra regional, Hannelore Kraft, habló con representantes de la comunidad judía y pidió a la ciudad que revisara el plan.
La delegación local de la autoridad que gestiona los sitios de recuerdo a las víctimas del nazismo mostró su sorpresa por el hecho de que Schwerte insista con el plan. El titular del organismo, Alfons Kenkmann, recordó que durante el gobierno nazi se abrieron numerosos subcampos dependientes de grandes campos de concentración centrales para albergar a trabajadores forzados. Además, señaló que muchos tuvieron todo tipo de uso tras la guerra, incluyendo los de hogar para refugiados.
Kenkmann vio aún más problemática la posibilidad usar esas instalaciones como prisión o como cuatel de entrenamiento de policías, ejemplos que también se dieron en otros puntos de Alemania.
Detrás del debate, entre tanto, se refleja la búsqueda de soluciones para la acogida de solicitantes de asilo en Alemania. Schwerte da prioridad al alojamiento en casas, pero casi no recibe ofertas para este propósito. Los 175 refugiados de la ciudad viven en pequeños hogares que, según argumentan las autoridades locales, no cuentan con más camas disponibles.
En los últimos días, el propietario de un hotel retiró su oferta de alquilar el inmueble al municipio para habilitarlo como albergue para 94 asilados. Según funcionarios, el propietario del edificio argumentó que su decisión se debía a la oposición masiva de la población. Según registros oficiales, hasta 2014 vivían en la capital del estado federado de Sajonia un total de 2.093 solicitantes de asilo. (DPA)
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