13 Enero 2015
CONFIANZA. Fligman se ilusiona en poder darle una alegría a los hinchas. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA
Con el regreso de Fernando Fligman a los bandeños, esta vez como técnico, los hinchas de Atlético Concepción recuperaron la confianza en el equipo. En los cinco partidos que dirigió el “Toro” en el torneo Federal B, los “leones” sumaron 13 de los 15 puntos que disputaron.
Este notable rendimiento en los tramos finales de 2014 les posibilitó clasificarse para los playoffs de la cuarta categoría del fútbol argentino. Como en el fútbol no se puede vivir de recuerdos, Fligman reconoce que llegó el momento de reafirmar todo lo bueno que se hizo hasta el receso. “No quiero que esto suene como excusa, pero este parate nos puede llegar a perjudicar. Antes del descanso estábamos en la cresta de la ola en lo que se refiere a rendimiento. Por eso, la mayor preocupación que tuve en estos días fue trabajar para que el jugador no pierda la concentración, un aspecto del juego que en el fútbol actual es clave”, explica.
Fligman considera que su conocimiento del plantel y la recuperación anímica que tuvieron los jugadores, fueron la clave en el repunte futbolístico. “Este es un plantel con mucha personalidad. Incluso dejó a un lado el aspecto económico para jugar y conseguir los puntos que el equipo necesitaba para estar en la fase decisiva del certamen”, aplaude.
Fligman reconoce que no esperaba tan pronto tener la posibilidad de dirigir a este nivel de competencia. “Es un lindo desafío que pretendo asumir con la responsabilidad que me caracterizó en mi época de jugador. Esto me llegó en un momento muy especial de mi vida. Fue el cable a tierra que necesitaba para empezar a superar el tremendo golpe anímico que significó haber perdido a mi padre, un mes antes que asumiera al cargo. Sé que desde algún lugar del cielo él estará ayudándome para que podamos progresar en las fases que nos quedan en el torneo: el sueño del ascenso es grande”, dijo Fligman, que tiene en sus hijos Justina (8 años), Valentín (6), Mía (4) y Clarita (2) el mayor incentivo para consolidarse en esta profesión.
Este notable rendimiento en los tramos finales de 2014 les posibilitó clasificarse para los playoffs de la cuarta categoría del fútbol argentino. Como en el fútbol no se puede vivir de recuerdos, Fligman reconoce que llegó el momento de reafirmar todo lo bueno que se hizo hasta el receso. “No quiero que esto suene como excusa, pero este parate nos puede llegar a perjudicar. Antes del descanso estábamos en la cresta de la ola en lo que se refiere a rendimiento. Por eso, la mayor preocupación que tuve en estos días fue trabajar para que el jugador no pierda la concentración, un aspecto del juego que en el fútbol actual es clave”, explica.
Fligman considera que su conocimiento del plantel y la recuperación anímica que tuvieron los jugadores, fueron la clave en el repunte futbolístico. “Este es un plantel con mucha personalidad. Incluso dejó a un lado el aspecto económico para jugar y conseguir los puntos que el equipo necesitaba para estar en la fase decisiva del certamen”, aplaude.
Fligman reconoce que no esperaba tan pronto tener la posibilidad de dirigir a este nivel de competencia. “Es un lindo desafío que pretendo asumir con la responsabilidad que me caracterizó en mi época de jugador. Esto me llegó en un momento muy especial de mi vida. Fue el cable a tierra que necesitaba para empezar a superar el tremendo golpe anímico que significó haber perdido a mi padre, un mes antes que asumiera al cargo. Sé que desde algún lugar del cielo él estará ayudándome para que podamos progresar en las fases que nos quedan en el torneo: el sueño del ascenso es grande”, dijo Fligman, que tiene en sus hijos Justina (8 años), Valentín (6), Mía (4) y Clarita (2) el mayor incentivo para consolidarse en esta profesión.
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