11 Enero 2015
La Iglesia celebra hoy la fiesta del Bautismo del Señor, culmina el tiempo de la navidad. En ella recordamos nuestro bautismo y para ello sería bueno preguntarnos algunas cosas: ¿te recuerdas la fecha de tu bautismo?, ¿tienes relación con tus padrinos? O con tus ahijados. ¿Celebras la fecha de tu nacimiento espiritual como Hijo de Dios? Son preguntas básicas que nos pueden servir para medir la toma de conciencia de lo que hemos recibido y de la envergadura que supone el primer sacramento de la vida espiritual a la Gracia.
El Bautismo nos borra el pecado original, nos hace Hijos de Dios y miembros de la Iglesia Católica. Aquí se nos da una triple misión: vivir como Hijos de Dios en todo lo que hacemos, luchar contra el mal, el pecado en nuestra vida y en la sociedad y ser un cristiano que lucha para vivir en la Iglesia como católico comprometido. Todo esto es camino de luchar un día y otro para ser mejor hijos de Dios y de la Iglesia.
Desde el Bautismo adquirimos el compromiso de ser sal y luz de la tierra. Es decir, cristianos comprometidos con la sociedad. Cuando fueron las crisis del 2001, el Papa Juan Pablo II se preguntaba dónde estaban los cristianos en la Argentina, donde estaban los que estudiaron en colegios y universidades católicas… preguntas que hoy nos podemos seguir haciendo a nivel universal, nacional y local.
Dar lo mejor de nuestra fe
En esta semana hemos vivido las muertes de la intolerancia religiosa en Francia, la muerte de un niño desnutrido en Argentina, y así el desencuentro de hombres y mujeres en muchas partes del mundo. Los católicos no podemos dejar de cuestionarnos qué nos pasa y en qué medida somos también responsables de muchas cosas. El bautismo nos exige esto, hacer caminos de encuentros, tender lazos y construir puentes que permitan que la vida sea más digna y humana como hijos de un mismo Dios creador. Que nos dispongamos a lo largo de este 2015 a dar lo mejor de nuestra fe como bautizados.
El Bautismo nos borra el pecado original, nos hace Hijos de Dios y miembros de la Iglesia Católica. Aquí se nos da una triple misión: vivir como Hijos de Dios en todo lo que hacemos, luchar contra el mal, el pecado en nuestra vida y en la sociedad y ser un cristiano que lucha para vivir en la Iglesia como católico comprometido. Todo esto es camino de luchar un día y otro para ser mejor hijos de Dios y de la Iglesia.
Desde el Bautismo adquirimos el compromiso de ser sal y luz de la tierra. Es decir, cristianos comprometidos con la sociedad. Cuando fueron las crisis del 2001, el Papa Juan Pablo II se preguntaba dónde estaban los cristianos en la Argentina, donde estaban los que estudiaron en colegios y universidades católicas… preguntas que hoy nos podemos seguir haciendo a nivel universal, nacional y local.
Dar lo mejor de nuestra fe
En esta semana hemos vivido las muertes de la intolerancia religiosa en Francia, la muerte de un niño desnutrido en Argentina, y así el desencuentro de hombres y mujeres en muchas partes del mundo. Los católicos no podemos dejar de cuestionarnos qué nos pasa y en qué medida somos también responsables de muchas cosas. El bautismo nos exige esto, hacer caminos de encuentros, tender lazos y construir puentes que permitan que la vida sea más digna y humana como hijos de un mismo Dios creador. Que nos dispongamos a lo largo de este 2015 a dar lo mejor de nuestra fe como bautizados.