10 Enero 2015
Running: adaptá tu entrenamiento a la playa, la montaña o la ciudad
Si te vas de vacaciones y te querés seguir ejercitando te indicamos cuáles son los mejores entrenamientos en función del lugar en el que te encuentres. Adaptá tus ejercicios en la altura, sobre la arena y en el mar, o en otras urbes. Conoce cuánto tiempo te conviene correr, los mejores calzados para usar y cómo conseguir beneficios corporales según el terreno.
LA ARENA, IDEAL PARA ENTRENARSE. La playa puede llegar a ser un paraíso a la hora de fortalecer y ejercitar nuestro cuerpo y nuestra mente. frasesss.com
Llegó el momento de tomarse unas merecidas vacaciones y de distenderte en otro lugar, lejos del trabajo y de las responsabilidades. Pero si en tu mente está la idea de no relajarte con el entrenamiento y de seguir gastando zapatillas mientras disfrutás del destino elegido, te acercamos algunos consejos para adaptar tu rutina sin importar el lugar al que vayas.
Playa
Si vas a pasar algunos días entre sol, arena y mar, podés aprovechar para realizar algunos entrenamientos específicos en la arena, en las dunas, en la orilla del mar y hasta en el agua. Lo más interesante y propicio para aprovechar esta oportunidad es que estos ejercicios no son posibles de practicar durante el resto del año.
• Por la orilla: correr descalzo por la playa húmeda y dura es una tarea ideal para fortalecer las articulaciones y prevenir lesiones. La duración del entrenamiento no debe superar el 70% de una carrera continua normal y no es conveniente hacerlo más de dos veces por semana para evitar que los músculos se agobien más de lo habitual.
• Por las dunas: aprovechar la arena seca y suelta de la playa puede llegar a ser agotador para tus piernas, por lo que la duración de la ejercitación no debe ser más del 50% de lo habitual y no es recomendable hacerlo más de dos veces por semana. Se puede hacer con zapatillas o descalzo.
• Por el agua: se debe realizar sin calzado, con el agua hasta media pierna, con una duración de menos del 40% de un entrenamiento habitual y hasta dos veces por semana. Este trabajo ayudará a desarrollar potencia en el tren inferior.
Montaña
Nada más lindo que correr rodeado de imponentes paisajes y de la naturaleza. Lo ideal es contar con zapatillas diseñadas para senderismo, ya que cuentan con mejor tracción para los suelos de montaña y protegen el pie de posibles heridas por punción de rocas afiladas u otros objetos. Si no sos especialista en las alturas, lo mejor es buscar senderos ascendentes y recorrerlos con un trote suave. Si te sentís cómodo, podés ir cambiando de ritmos.
El principal beneficio de ese entrenamiento es el incremento de glóbulos rojos en el cuerpo, que son los encargados de transportar oxígeno a los músculos. Como a mayor altitud el aire contiene menos oxígeno, el cuerpo produce una hormona que incrementa la cantidad de glóbulos rojos. Esa “cantidad extra” puede durar algunas semanas, por lo que cuando “bajés” te sentirás más oxigenado y eso se traducirá en un mejor rendimiento.
Ciudad
Durante las vacaciones suceden dos cosas: disponés de tiempo y -generalmente- tenés un pueblo o una ciudad por conocer. Por eso, animate a usar tus piernas como medio de transporte. Calzate las zapatillas de running, aprovecha para entrenar y conocé lugares nuevos como plazas, parques y monumentos.
Claro que podés detenerte para apreciar construcciones, obras de arte, fuentes, iglesias. Eso sí, procurá que ese paréntesis tenga unos pocos minutos y mantenete activo (elongando o moviendo las articulaciones). Así evitarás enfriar el cuerpo y será más fácil volver a arrancar.
Playa
Si vas a pasar algunos días entre sol, arena y mar, podés aprovechar para realizar algunos entrenamientos específicos en la arena, en las dunas, en la orilla del mar y hasta en el agua. Lo más interesante y propicio para aprovechar esta oportunidad es que estos ejercicios no son posibles de practicar durante el resto del año.
• Por la orilla: correr descalzo por la playa húmeda y dura es una tarea ideal para fortalecer las articulaciones y prevenir lesiones. La duración del entrenamiento no debe superar el 70% de una carrera continua normal y no es conveniente hacerlo más de dos veces por semana para evitar que los músculos se agobien más de lo habitual.
• Por las dunas: aprovechar la arena seca y suelta de la playa puede llegar a ser agotador para tus piernas, por lo que la duración de la ejercitación no debe ser más del 50% de lo habitual y no es recomendable hacerlo más de dos veces por semana. Se puede hacer con zapatillas o descalzo.
• Por el agua: se debe realizar sin calzado, con el agua hasta media pierna, con una duración de menos del 40% de un entrenamiento habitual y hasta dos veces por semana. Este trabajo ayudará a desarrollar potencia en el tren inferior.
Montaña
Nada más lindo que correr rodeado de imponentes paisajes y de la naturaleza. Lo ideal es contar con zapatillas diseñadas para senderismo, ya que cuentan con mejor tracción para los suelos de montaña y protegen el pie de posibles heridas por punción de rocas afiladas u otros objetos. Si no sos especialista en las alturas, lo mejor es buscar senderos ascendentes y recorrerlos con un trote suave. Si te sentís cómodo, podés ir cambiando de ritmos.
El principal beneficio de ese entrenamiento es el incremento de glóbulos rojos en el cuerpo, que son los encargados de transportar oxígeno a los músculos. Como a mayor altitud el aire contiene menos oxígeno, el cuerpo produce una hormona que incrementa la cantidad de glóbulos rojos. Esa “cantidad extra” puede durar algunas semanas, por lo que cuando “bajés” te sentirás más oxigenado y eso se traducirá en un mejor rendimiento.
Ciudad
Durante las vacaciones suceden dos cosas: disponés de tiempo y -generalmente- tenés un pueblo o una ciudad por conocer. Por eso, animate a usar tus piernas como medio de transporte. Calzate las zapatillas de running, aprovecha para entrenar y conocé lugares nuevos como plazas, parques y monumentos.
Claro que podés detenerte para apreciar construcciones, obras de arte, fuentes, iglesias. Eso sí, procurá que ese paréntesis tenga unos pocos minutos y mantenete activo (elongando o moviendo las articulaciones). Así evitarás enfriar el cuerpo y será más fácil volver a arrancar.
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