10 Enero 2015
APENADO. José Zoraide busca una solución al traslado de los restos de su hijo. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso
Pasó más de un año desde que Pablo Zoraide tuviera que ser enterrado en Chile luego de que su familia no consiguiera que trasladen su cuerpo a Tucumán.
Sus familiares, según dijeron, recibieron varias promesas por parte de autoridades públicas y privadas para concretar el traslado. Sin embargo, José Zoraide considera que su situación socio económica y la de su familia los continúa condicionando en su intento por reunirse con los restos de su hijo. “Sin plata no se pude hacer nada. Si mí hijo fuera familiar de algún político, todo sería distinto”, subrayó.
Zoraide había cumplido 26 años el 15 de diciembre de 2013. Y, en esa madrugada, murió luego de ser atropellado por un vehículo al querer cruzar la avenida Arturo Prat, al sur de Iquique.
“¿Cómo puede ser que a la chica que asesinaron en Uruguay (Lola Chomnalez) o esa estudiante chilena que mataron en Buenos Aires las trasladaron (Nicole Sessarego Borqueze) tan rápido. A mi hijo lo mataron en un accidente pero todavía ni se sabe quién fue la persona que lo chocó”, reflexionó el padre de la víctima.
Hacia unos tres años que la víctima se había establecido en esa ciudad costera para buscar trabajo. En un principio se había sostenido haciendo changas pero, unos tres meses antes de morir, había conseguido trabajo en una pinturería. “Él chateaba mucho y se fue para allá (Iquique) porque había conseguido hacer varios amigos. Yo le decía que no se fuera, pero lo que está hecho ya no se puede deshacer. Ahora lo único que quiero es que me lo traigan”, reiteró Zoraide.
A fines de 2013, según dijo el padre de la víctima, les pedían 1,5 millón de pesos chilenos (unos 21.000 pesos argentinos) para transportar el cuerpo de su hijo. Por esto le solicitaron ayuda al Gobierno provincial que se había comprometido con hacer efectivo el traslado. “En ese momento les dije que quería que lo trasladen de inmediato porque después todos nos iban a dar la espalda. Y al final, eso fue lo que pasó porque ahora nadie nos atiende el teléfono”, concluyó el padre de la víctima.
Posible ayuda privada
Ante la desesperante situación de la familia Zoraide, las autoridades de la empresa de medicina prepaga Soremer se comunicaron con ellos en enero de 2014 para decirles que podían destinar una de sus unidades para realizar el traslado. Pero esta posibilidad, según dijo el padre de la víctima, se había diluido. Incluso sostuvo que desde la firma le dijeron, a fines del año pasado, que ya no podían costear el traslado.
En este contexto el presidente del directorio de Soremer, Duilio Soria, dijo que sí bien les resulta imposible concretar el traslado del cuerpo durante la época de verano, debido a que una parte del personal de la compañía está de vacaciones, no descartan la posibilidad de hacerlo cuando la empresa vuelva a contar con todos sus asalariados. “A lo mejor se pueda hacer este traslado cuando se normalice el funcionamiento de la empresa y si toda la documentación está en orden”, explicó Soria.
Sus familiares, según dijeron, recibieron varias promesas por parte de autoridades públicas y privadas para concretar el traslado. Sin embargo, José Zoraide considera que su situación socio económica y la de su familia los continúa condicionando en su intento por reunirse con los restos de su hijo. “Sin plata no se pude hacer nada. Si mí hijo fuera familiar de algún político, todo sería distinto”, subrayó.
Zoraide había cumplido 26 años el 15 de diciembre de 2013. Y, en esa madrugada, murió luego de ser atropellado por un vehículo al querer cruzar la avenida Arturo Prat, al sur de Iquique.
“¿Cómo puede ser que a la chica que asesinaron en Uruguay (Lola Chomnalez) o esa estudiante chilena que mataron en Buenos Aires las trasladaron (Nicole Sessarego Borqueze) tan rápido. A mi hijo lo mataron en un accidente pero todavía ni se sabe quién fue la persona que lo chocó”, reflexionó el padre de la víctima.
Hacia unos tres años que la víctima se había establecido en esa ciudad costera para buscar trabajo. En un principio se había sostenido haciendo changas pero, unos tres meses antes de morir, había conseguido trabajo en una pinturería. “Él chateaba mucho y se fue para allá (Iquique) porque había conseguido hacer varios amigos. Yo le decía que no se fuera, pero lo que está hecho ya no se puede deshacer. Ahora lo único que quiero es que me lo traigan”, reiteró Zoraide.
A fines de 2013, según dijo el padre de la víctima, les pedían 1,5 millón de pesos chilenos (unos 21.000 pesos argentinos) para transportar el cuerpo de su hijo. Por esto le solicitaron ayuda al Gobierno provincial que se había comprometido con hacer efectivo el traslado. “En ese momento les dije que quería que lo trasladen de inmediato porque después todos nos iban a dar la espalda. Y al final, eso fue lo que pasó porque ahora nadie nos atiende el teléfono”, concluyó el padre de la víctima.
Posible ayuda privada
Ante la desesperante situación de la familia Zoraide, las autoridades de la empresa de medicina prepaga Soremer se comunicaron con ellos en enero de 2014 para decirles que podían destinar una de sus unidades para realizar el traslado. Pero esta posibilidad, según dijo el padre de la víctima, se había diluido. Incluso sostuvo que desde la firma le dijeron, a fines del año pasado, que ya no podían costear el traslado.
En este contexto el presidente del directorio de Soremer, Duilio Soria, dijo que sí bien les resulta imposible concretar el traslado del cuerpo durante la época de verano, debido a que una parte del personal de la compañía está de vacaciones, no descartan la posibilidad de hacerlo cuando la empresa vuelva a contar con todos sus asalariados. “A lo mejor se pueda hacer este traslado cuando se normalice el funcionamiento de la empresa y si toda la documentación está en orden”, explicó Soria.