08 Enero 2015
PAISAJES AL MUNDO. Desde que el Rally Dakar se instaló en Sudamérica, Argentina tuvo presencia perfecta en cada edición. De este modo, su geografía (como esta de Cuyo) se proyectó al mundo. foto de BMW Sports Communications
Algo que caracteriza a la organización de citas a nivel superlativo -categoría a la que el Rally Dakar sin dudas pertenece- es que nada se deja librado a la improvisación. Tan importante como los recursos es el trabajo con antelación, y es por eso que mientras con un ojo se monitorea las contingencias de la edición en curso, con el otro se bosquejan los lineamientos de la siguiente. En esa tarea, una de las primeras cuestiones que debe resolver la ASO, organizadora de la competencia, es el “dónde” se correrá.
Hasta aquí, Argentina ha estado presente en las siete ediciones celebradas desde que el rally más extremo del mundo dejó el continente africano a causa de amenazas terroristas y se mudó a Sudamérica en 2009. Y en todas ha tenido el privilegio de ser punto de partida o de llegada, cuando no ambas, como este año. No es, por supuesto, una cuestión azarosa. Para ello convergieron el fervor del público argentino por los fierros (el más entusiasta de los que han recibido el Dakar en el continente) y el apoyo gubernamental. Este último, un factor clave.
Allí nacen las dudas sobre el futuro de la competencia en el país, o del país en la competencia. Sucede que 2015 es un año electoral, y los comicios presidenciales de octubre abren un signo de interrogación en la relación Argentina-Dakar. El factor económico tampoco es menor: incidió por ejemplo en Perú, repleto de escenarios ideales para la aventura, pero sin apoyo económico del gobierno.
De todos modos, una eventual exclusión del trazado podría ocurrir recién a partir de 2017, según se desprende de las escuetas negativas del dueño del circo dakariano, el francés Etienne Lavigne, en una conferencia de prensa en el predio de Tecnópolis (Buenos Aires). Consultado sobre la posibilidad de cambiar de rumbo el año que viene, el francés respondió “no”, y ante la insistencia, dio por cerrado el tema asegurando: “soy un hombre de organización, no de especulación. No creo que cualquier cambio político complique el futuro de esta competencia en la Argentina”.
Una de las señales que puede ser interpretada como de incertidumbre acerca de la inclusión de Argentina en los próximos años es la partida de David Castera, encargado de confeccionar el trazado de cada edición. El francés, radicado hace seis años en Buenos Aires, decidió regresar a Francia. “No sé qué pasará con el Dakar en Argentina; sólo sé que yo me voy”, se excusó Castera, que de todos modos dejó conformado un equipo de trabajo para reemplazarlo. De ello puede inferirse que la competencia continuará en suelo sudamericano por varios años, aunque también cobran fuerza las versiones de que próximas ediciones incluirían a Uruguay, Brasil y Ecuador.
Hasta aquí, Argentina ha estado presente en las siete ediciones celebradas desde que el rally más extremo del mundo dejó el continente africano a causa de amenazas terroristas y se mudó a Sudamérica en 2009. Y en todas ha tenido el privilegio de ser punto de partida o de llegada, cuando no ambas, como este año. No es, por supuesto, una cuestión azarosa. Para ello convergieron el fervor del público argentino por los fierros (el más entusiasta de los que han recibido el Dakar en el continente) y el apoyo gubernamental. Este último, un factor clave.
Allí nacen las dudas sobre el futuro de la competencia en el país, o del país en la competencia. Sucede que 2015 es un año electoral, y los comicios presidenciales de octubre abren un signo de interrogación en la relación Argentina-Dakar. El factor económico tampoco es menor: incidió por ejemplo en Perú, repleto de escenarios ideales para la aventura, pero sin apoyo económico del gobierno.
De todos modos, una eventual exclusión del trazado podría ocurrir recién a partir de 2017, según se desprende de las escuetas negativas del dueño del circo dakariano, el francés Etienne Lavigne, en una conferencia de prensa en el predio de Tecnópolis (Buenos Aires). Consultado sobre la posibilidad de cambiar de rumbo el año que viene, el francés respondió “no”, y ante la insistencia, dio por cerrado el tema asegurando: “soy un hombre de organización, no de especulación. No creo que cualquier cambio político complique el futuro de esta competencia en la Argentina”.
Una de las señales que puede ser interpretada como de incertidumbre acerca de la inclusión de Argentina en los próximos años es la partida de David Castera, encargado de confeccionar el trazado de cada edición. El francés, radicado hace seis años en Buenos Aires, decidió regresar a Francia. “No sé qué pasará con el Dakar en Argentina; sólo sé que yo me voy”, se excusó Castera, que de todos modos dejó conformado un equipo de trabajo para reemplazarlo. De ello puede inferirse que la competencia continuará en suelo sudamericano por varios años, aunque también cobran fuerza las versiones de que próximas ediciones incluirían a Uruguay, Brasil y Ecuador.