El desierto no perdona

No importa en qué etapa toque adentrarse en el desierto, porque cuando llega la hora son más las pálidas que las buenas noticias las que abarcan el canal informativo del Rally Dakar. Ayer no fue la excepción en el tramo San Juan-Chilecito. El infierno argentino se devoró a varios de los llamados candidatos a dejar su huella.

El español Carlos Sainz le dijo bye bye a la competencia. Adiós al “Matador” culpa de problemas mecánicos cuando apenas había hecho 30 kilómetros. Y si su despedida le dolió a los fans, enterarse de que Orly Terranova perdió toda chance de título, ni hablar. El mendocino padeció la rotura del extremo de dirección en el kilómetro 72 del segundo tramo y al cierre de esta edición todavía seguía en la pista. Si la noche abraza a los pilotos, la mejor opción es parar y esperar la luz del día. Manejar a oscuras es un peligro.

Lamentablemente, Orly deberá replantearse objetivos como lo hizo el campeón defensor, el español Nani Roma, ya sin chances de repetir su éxito de 2014. Ayer la “rompió” escoltando al qatarí Nasser Al Attiyah, el “Príncipe” que se aferra al liderazgo y que sueña con repetir lo de 2011. “Ha sido un día bueno para nosotros. Hemos apretado un poco más en las dunas, al final de la etapa. Me toca seguir así, con mucha prudencia y atacando de vez en cuando”, sostuvo quien marcó como principal enemigo a Ginel De Villiers, que concluyó tercero detrás de Roma pero que en la general marcha a ocho minutos del N° 1. “De momento va todo bien, pero hay que seguir así”, tiró el sudafricano.

Hubo sensaciones ayer, como el saudí Yazeed Alrajhi, cuarto en la etapa y ya tercero en la general. “Es mi primer Dakar y quiero ir paso a paso”, dijo el amigo de Nasser, quizás aconsejado por “Mostaza” Merlo. El que nunca frena es Robby Gordon. Aceleró tanto que su Hummer Gordini lo sintió. Quedó a cinco horas de Nasser.

Mañana será turno de llegar a las costas de Antofagasta.