08 Enero 2015
LOS PROTAGONISTAS. Echarri, Rago, Torres y Peretti interpretan a cuatro amigos oriundos de Castelar e hinchas acérrimos de Independiente.
La amistad, el fútbol y el universo masculino. Por esos tres carriles circula “Papeles en el viento”, la película de Juan Taratuto (director de “La reconstrucción”) realizada a partir del libro homónimo de Eduardo Sacheri, el mismo novelista que inspiró “El secreto de sus ojos”.
El filme cuenta la historia de tres amigos muy fanáticos de Independiente (Diego Peretti, Pablo Echarri y Pablo Rago) que quieren recuperar la inversión que el cuarto del grupo (Diego Torres) realizó sobre un futbolista, antes de morir por un cáncer fulminante. El dinero que puedan sacar de la operación será clave para que los tres hombres se hagan cargo de la hijita de El Mono, el amigo fallecido. Pero, además, el cumplimiento del legado hace tambalear varias veces el vínculo entre ellos.
“Se trata de una comedia romántica sobre unos amigos, donde lo que está en juego -en lugar de si la pareja se besará o no- es saber si el grupo permanecerá unido”, definió Taratuto en una charla reciente con la agencia Télam, en la que se reconoció conquistado por el emotivo relato de Sacheri.
El novelista comenzó a trabajar en el libro en pleno éxito de “El secreto de sus ojos” -ganador de un Oscar- y reconoció que la escritura fue “tirar el ancla”. “Por eso los personajes son de Castelar, hinchas de Independiente y agarran al cuadro flojo, antes de la debacle. Le puse el punto final al texto y el equipo salió campeón de la Sudamericana. No daba para cambiarle una coma”, apuntó el escritor, otro fanático del Rojo. De hecho, la mística futbolera impregna la producción, al igual que cierta intensidad y determinados colores que signan las composiciones actorales.
Respecto de la elección de los protagonistas, Taratuto indicó: “no puedo hacer igualmente bien una peli sobre relaciones humanas que otra de ciencia ficción, de ahí que busco actores con la energía que necesita cada personaje en cada filme. En este caso, era importante que tuvieran ‘rioba’ encima, con tener solamente barrio no alcanzaba. La mirada más condenatoria para mí era la del autor, quien por suerte nunca la ejerció, y la de los lectores. Uno es un amplificador de sentimientos y emociones de una historia escrita por otro, llevados al cine por actores. (Para eso) hay que ser fiel a lo sensorial de la novela”.
El filme cuenta la historia de tres amigos muy fanáticos de Independiente (Diego Peretti, Pablo Echarri y Pablo Rago) que quieren recuperar la inversión que el cuarto del grupo (Diego Torres) realizó sobre un futbolista, antes de morir por un cáncer fulminante. El dinero que puedan sacar de la operación será clave para que los tres hombres se hagan cargo de la hijita de El Mono, el amigo fallecido. Pero, además, el cumplimiento del legado hace tambalear varias veces el vínculo entre ellos.
“Se trata de una comedia romántica sobre unos amigos, donde lo que está en juego -en lugar de si la pareja se besará o no- es saber si el grupo permanecerá unido”, definió Taratuto en una charla reciente con la agencia Télam, en la que se reconoció conquistado por el emotivo relato de Sacheri.
El novelista comenzó a trabajar en el libro en pleno éxito de “El secreto de sus ojos” -ganador de un Oscar- y reconoció que la escritura fue “tirar el ancla”. “Por eso los personajes son de Castelar, hinchas de Independiente y agarran al cuadro flojo, antes de la debacle. Le puse el punto final al texto y el equipo salió campeón de la Sudamericana. No daba para cambiarle una coma”, apuntó el escritor, otro fanático del Rojo. De hecho, la mística futbolera impregna la producción, al igual que cierta intensidad y determinados colores que signan las composiciones actorales.
Respecto de la elección de los protagonistas, Taratuto indicó: “no puedo hacer igualmente bien una peli sobre relaciones humanas que otra de ciencia ficción, de ahí que busco actores con la energía que necesita cada personaje en cada filme. En este caso, era importante que tuvieran ‘rioba’ encima, con tener solamente barrio no alcanzaba. La mirada más condenatoria para mí era la del autor, quien por suerte nunca la ejerció, y la de los lectores. Uno es un amplificador de sentimientos y emociones de una historia escrita por otro, llevados al cine por actores. (Para eso) hay que ser fiel a lo sensorial de la novela”.
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