“Se cree que es complicado y restrictivo llevar un estilo de vida natural”

Según la tradición de la medicina ayurveda, a veces, cuando el cuerpo se enferma es debido a los desequilibrios emocionales y mentales. Esta medicina que para los occidentales es llamada alternativa o complementaria, tiene una historia que se remonta a 6.000 años en la India. Se caracteriza por una visión integral u holística del ser humano: cuerpo, mente y espíritu. La clave es equilibrar. 

“Los pilares de la medicina ayurveda son la alimentación, la actividad física y la armonización mental”, explica Ana Taboada, médica ayurvédica. Se recibió en en la facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y luego se especializó en esta práctica milenaria en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y en la India. Actualmente, trabaja en la Fundación de Salud Ayurveda Prema de Buenos Aires y dicta clases en la Universidad del Salvador, dentro del programa de medicinas complementarias.

“Mientras estudiaba medicina sentía que me faltaba algo. Cuando hacés una evaluación mental y espiritual te das cuenta que todo está vinculado”, dice. A veces, una gastritis, una migraña, algún dolor o una patología más grave necesitan más que un medicamento específico.

Junto con la homeopatía y la acupuntura, la medicina ayurvédica fue reconocida formalmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el planeta hay 2.400 hospitales que se rigen con sus principios y se calcula que el 20% de la población mundial practica esta medicina.

Comparte con la tradición China la idea de que la prevención es mejor que la curación. Sus tratamientos son naturales e incluyen masajes específicos y preparados a bases de hierbas. La preparación de los alimentos y las especias también ocupan un lugar fundamental.

“Intentamos que la alimentación sea lo más natural posible. Sin tantos productos refinados, químicos y aditivos. Que haya frutas, legumbres, semillas, frutos secos y verduras”, explica la especialista.

El armado de la dieta -cuenta- parte de la base de que cada personas es diferente y necesita cosas distintas. “También varía según la época del año y la edad del paciente”. Para esto, el médico ayurvédico debe determina cuál es el biotipo (dosha) de esa persona (ver recuadro). Saber esto le ayudará al profesional -y a la persona- a entender como funciona su cuerpo y qué le hace mejor. “Muchos de los que consultan están sanos y lo hacen para seguir así. Los médicos deberían ser también educadores”, reflexiona.

Derribando mitos
Lo primero que se cree -comenta Ana- es que es muy complicado y restrictivo llevar un estilo de vida más natural. “No le voy a pedir que sea vegetariano o que deje de comer ciertas cosas. Si le saco algo de la dieta le busco un reemplazo que sea sano y rico”. El objetivo de esta medicina es que el paciente haga cambios progresivos en su alimentación , pero también en su forma de vida. Por lo general, existe la posibilidad de participar de talleres de cocina para aprender a hacer leches de almendras, de quesos de semillas o a incorporar otros ingredientes a las preparaciones clásicas.

“El segundo mito es que todo esto es más caro e inaccesible”, declara Ana. Cada vez existen más lugares que ofrecen productos orgánicos (sin químicos) y alternativas naturales. “No es más caro si evalúas que te ayudan a conservar la salud y a ahorrarte en medicamentos”. En Tucumán existen sitios en los que se puede comprar esta mercadería. También está la posibilidad de hacer pedidos a proveedores de Buenos Aires y Santa Fe, dos provincias que cuentan con una enorme oferta.

El tercer mito señala que estas medicinas complementarias no pueden convivir con la alópata. “Jamás vamos a pedir que se abandone un tratamiento que haya indicado un médico alópata. Cuando la persona va respondiendo y mejorando se puede evaluar modificar las dosis”, explica.

Una tendencia
En 2008, Margaret Chan, directora general de la OMS, advirtió durante un congreso sobre la gran popularidad en los países más desarrollados de occidente de incorporar remedios y tratamientos de la medicina oriental. Entre las causas de este cambio, Chan señalaba: “La atención médica (occidental) se ha despersonalizado, algunos dirían incluso que se ha hecho ‘despiadada’. En la mayoría de los países prósperos, el número de médicos de familia y de atención primaria sigue disminuyendo”.

Durante su alocución, la funcionaria celebró esta apertura del mundo occidental a terapias milenarias, pero advirtió que todavía es difícil el proceso a la inversa. Una de las razones más fuertes es la pobreza, que impide el acceso a medicamentos y tratamientos desarrollados por la industria farmacéutica. “Para los pobres eso no es una alternativa a la atención convencional”, dijo haciendo referencia a la medicina oriental. “No siempre puede suplir el acceso a esos medicamentos modernos y medidas de urgencia de gran eficacia que marcan la diferencia entre la vida y la muerte para muchos millones de personas”, agregó.

Los Vata

“En lo físico, son personas de contextura delgada y pequeña; se le marcan las venas y las articulaciones. Tienden a ser inquietos, curiosos y creativos”, detalla Ana Taboada. Antes las situaciones de estrés reaccionan con ansiedad. Este dosha está representado por el aire. Son entusiastas, les gusta viajar y se adaptan a los cambios.Cuando están desequilibrados generan mucha ansiedad que a su vez les provoca miedos que los van llenando de angustia. Se les complica a la hora de dormir y por lo general sufren de insomnio. Esto desencadena que la energía disminuya y tiendan a sufrir constantes cambios del estado de ánimo. “Por lo general el órgano más sensible de los Vata es el colon”, agrega.

Lo primero que se trabaja es la ansiedad. Se recomienda yoga, meditación y prever una alimentación seguida y en pequeñas porciones. “Necesita comida muy nutritiva y cocida, calentita. Más bien húmeda y con líquido. Es preferible dejar de lado las ensaladas frías y con vegetales crudos”. Les van bien los sabores suaves y dulces.

Los pitta

Los rige el fuego y el agua. Son de contextura media -explica la médica- de pieles claras con lunares y pelo castaño claro. Buenos deportistas, de intelecto ágil, responsables y trabajadores. “Poseen un fuego interno y saben lo que quieren y lo consiguen. A veces llegan más lejos de lo que se proponen. Son líderes por naturaleza”.

Cuando están desequilibrados tienden a ser muy autoexigentes. Se exigen mucho y exigen a los otros. El trabajo es el centro y los demás son satélites. “Cuando el otro no responde como ellos quieren se vuelven intolerantes e impacientes, y explotan”.

Tienden a la gastritis y la acidez. Son propensos a las enfermedades de la piel: dermatitis, eccemas y herpes.

Por estas características necesitan alimentos frescos, como ensaladas. Evitar los picantes. Se les recomienda como actividad física la natación y complementar con meditación.

Los kapha

Los rige la tierra y el agua. Son de contextura más redondeada y con tendencia al sobrepeso. “Con los ojos bien redondos, la piel lustrosa y mucho pelo. Tienen preferencia por lo dulce y no sufren ni frío ni calor”.

Por lo general son muy amorosos y pacientes. Lentos, dóciles, con excelente memoria a largo plazo. Les gusta dormir mucho (tienen un sueño profundo y prolongado). Amantes de las comidas.

Cuando están desequilibrados les cuesta la digestión y sufren de sobrepeso. “Los problemas bronquiales y pulmonares son muy frecuentes. Padecen rinitis, gripe, retienen líquido y producen mucosidad”, agrega la médica. Les cuestan los cambios y concretar proyectos porque no son tan ambiciosos.

En la alimentación se les recomiendan sabores fuertes: picantes, amargos que los ayuden a bajar de peso. Además, los sabores astringentes que los ayuden a encenderse, a despertar. Lo crudo les da más vitalidad que lo cocido.