Por Indalecio Francisco Sanchez
31 Diciembre 2014
Los astrólogos afirman que el que viene será el año de la cabra en el horóscopo chino. De madera, añaden. Las predicciones del calendario oriental representado por animales rigen para todo el mundo. Pese a ello, en nuestro particular Tucumán, 2015 será el año del sapo. Lo que deja el convaleciente 2014 hace presagiar que no son pocos los que deberán tragarse varios de esos anfibios, metafóricamente hablando.
Sapo académico
Como muestra basta la Universidad Nacional de Tucumán. La rectora Alicia Bardón comenzó su mandato con aires de cambio. Se bancó críticas y un paro, pero había mostrado valentía para dejar atrás algunas prácticas y otros aliados que eran propios más de la política que de la academia. Hace algunos días, puso reversa. Volvió a cobijar a los muchachos de La Cámpora a los que había echado. La necesidad económica la obligó a hacerse un nudo en la garganta y a tomarles juramento. Tendrá que convivir con ellos al menos hasta que el kirchnerismo deje el poder (si lo abandona).
Sapo energético
Los empresarios del área energética de Tucumán respiraron aliviados cuando se anunció el fin del acuerdo Nación-Provincia por el cual se congeló la tarifa de la luz este año, a cambio de financiamiento nacional para obras energéticas. En la Provincia llegaron de a pucho y con mucha demora parte de los $ 200 millones comprometidos. Eso implicó que hubiera cortes de suministro como parte de la falta de realización de esas obras. EDET aguantó la ira de los usuarios, porque es la que pone la cara y porque evitó pelearse con el Gobierno explicando que no era culpa suya, sino del atraso financiero del kirchnerismo. También hace poco el alperovichismo anunció que no se sumaría de nuevo a ese convenio con la Nación. La empresa publicitó el nuevo cuadro tarifario que regiría desde enero. Pero ahora todo eso quedaría en la nada: el Gobierno provincial fue “invitado” a volver a estampar su firma en el convenio con el Ejecutivo nacional. Por ende, marcha atrás con el tarifazo y posible regreso a la carencia de obras de infraestructura. Y a los cortes reiterados.
Sapo electoral
Quizás los popes políticos comarcanos sean los que deban tragarse -metafóricamente hablando- los animalitos de mayor tamaño. La dupla oficialista Manzur-Jaldo brindará esta noche por el porvenir con agua tónica o con algún otro trago de sabor amargo. Las Fiestas pasaron con un espectáculo de fuegos de artificio en contra de la yunta. Proliferaron los rumores de cambios de uno u otro jugador. Beatriz Rojkés, en silencio y con sigilo, escala posiciones de la mano de las encuestas que la favorecen y que ensombrece a los ministros precandidatos. José López se envalentona con la palanca cristinista y amenaza con hacer explotar la interna alperovichista. Para colmo, Domingo Amaya recalienta la batalla entre los José (Alperovich y Cano) y complica el horizonte de ambos. Alguno, indefectiblemente, deberá tragarse un sapo: o la dupla alperovichista o Amaya o Cano. Será una contienda electoral “para alquilar balcones”.
Sapo ciudadano
Los tucumanos en general también deberán hacer tripa corazón con varias cuestiones. 2015 llegará con aumentos de impuestos, de servicios públicos y de transporte público. A los ya publicitados por LA GACETA, se sumarán los que próximamente anunciarán del agua y cloacas (SAT) y de cuotas de colegios. Todas las previsiones de consultoras y de economistas privados vaticinan que la inflación será -mínimo- del 20% anual, el Gobierno nacional ya avisó que no modificará el piso de Ganancias, el dólar continuará en ascenso (se habla de un “oficial” en torno de $ 12 a fines del primer trimestre de 2015) y habrá mucho que rezar para que el poder adquisitivo de los asalariados se recupere del alrededor del 10% que resignó este año. En el medio, habrá que ir a votar en principio tres veces (provinciales, primarias y presidenciales) y continuar observando cómo se destruyen instituciones de la mano de peleas feroces entre los integrantes de los poderes del Estado.
Lo auspicioso es que, ante este panorama, el sapo será de madera (así de duro). Igual que la cabra del horóscopo chino.
Sapo académico
Como muestra basta la Universidad Nacional de Tucumán. La rectora Alicia Bardón comenzó su mandato con aires de cambio. Se bancó críticas y un paro, pero había mostrado valentía para dejar atrás algunas prácticas y otros aliados que eran propios más de la política que de la academia. Hace algunos días, puso reversa. Volvió a cobijar a los muchachos de La Cámpora a los que había echado. La necesidad económica la obligó a hacerse un nudo en la garganta y a tomarles juramento. Tendrá que convivir con ellos al menos hasta que el kirchnerismo deje el poder (si lo abandona).
Sapo energético
Los empresarios del área energética de Tucumán respiraron aliviados cuando se anunció el fin del acuerdo Nación-Provincia por el cual se congeló la tarifa de la luz este año, a cambio de financiamiento nacional para obras energéticas. En la Provincia llegaron de a pucho y con mucha demora parte de los $ 200 millones comprometidos. Eso implicó que hubiera cortes de suministro como parte de la falta de realización de esas obras. EDET aguantó la ira de los usuarios, porque es la que pone la cara y porque evitó pelearse con el Gobierno explicando que no era culpa suya, sino del atraso financiero del kirchnerismo. También hace poco el alperovichismo anunció que no se sumaría de nuevo a ese convenio con la Nación. La empresa publicitó el nuevo cuadro tarifario que regiría desde enero. Pero ahora todo eso quedaría en la nada: el Gobierno provincial fue “invitado” a volver a estampar su firma en el convenio con el Ejecutivo nacional. Por ende, marcha atrás con el tarifazo y posible regreso a la carencia de obras de infraestructura. Y a los cortes reiterados.
Sapo electoral
Quizás los popes políticos comarcanos sean los que deban tragarse -metafóricamente hablando- los animalitos de mayor tamaño. La dupla oficialista Manzur-Jaldo brindará esta noche por el porvenir con agua tónica o con algún otro trago de sabor amargo. Las Fiestas pasaron con un espectáculo de fuegos de artificio en contra de la yunta. Proliferaron los rumores de cambios de uno u otro jugador. Beatriz Rojkés, en silencio y con sigilo, escala posiciones de la mano de las encuestas que la favorecen y que ensombrece a los ministros precandidatos. José López se envalentona con la palanca cristinista y amenaza con hacer explotar la interna alperovichista. Para colmo, Domingo Amaya recalienta la batalla entre los José (Alperovich y Cano) y complica el horizonte de ambos. Alguno, indefectiblemente, deberá tragarse un sapo: o la dupla alperovichista o Amaya o Cano. Será una contienda electoral “para alquilar balcones”.
Sapo ciudadano
Los tucumanos en general también deberán hacer tripa corazón con varias cuestiones. 2015 llegará con aumentos de impuestos, de servicios públicos y de transporte público. A los ya publicitados por LA GACETA, se sumarán los que próximamente anunciarán del agua y cloacas (SAT) y de cuotas de colegios. Todas las previsiones de consultoras y de economistas privados vaticinan que la inflación será -mínimo- del 20% anual, el Gobierno nacional ya avisó que no modificará el piso de Ganancias, el dólar continuará en ascenso (se habla de un “oficial” en torno de $ 12 a fines del primer trimestre de 2015) y habrá mucho que rezar para que el poder adquisitivo de los asalariados se recupere del alrededor del 10% que resignó este año. En el medio, habrá que ir a votar en principio tres veces (provinciales, primarias y presidenciales) y continuar observando cómo se destruyen instituciones de la mano de peleas feroces entre los integrantes de los poderes del Estado.
Lo auspicioso es que, ante este panorama, el sapo será de madera (así de duro). Igual que la cabra del horóscopo chino.
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