27 Diciembre 2014
A TRES MESES. Frente a la residencia presidencial de México, familiares de los estudiantes desaparecidos muestran sus fotos durante una protesta. reuters
CHIPALCINGO.- El drama de los padres de los 43 estudiantes desaparecidos hace tres meses en Iguala, en el sur de México, prosigue ante la falta de atención real de parte del gobierno mexicano para dar con el paradero de sus hijos.
“No estamos cansados, es más, vamos a buscar por todos lados a nuestros hijos”, exclamó Mario González, uno de los padres de los 43 estudiantes, antes de que comenzase una marcha en Iguala para recordar la desaparición de los adolescentes y exigir su aparición con vida.
Los alumnos de la escuela rural normal (de magisterio) “Raúl Isidro Burgos” desaparecieron el 26 de septiembre en la ciudad de Iguala, en el estado de Guerrero, a unos 200 kilómetros al sur de Ciudad de México, después de ser atacados a tiros por policías municipales. En este episodio, que provocó un sismo político en el país, hubo además seis muertos y 25 heridos.
Según la Fiscalía General de México, los agentes entregaron los estudiantes a miembros del cártel del narcotráfico “Guerreros Unidos” que los asesinaron y calcinaron sus cuerpos. De los 43 desaparecidos tan sólo se han podido identificar los restos de uno.
González es originario de Huamantla Tlaxcala, a casi 350 kilómetros al noreste del pueblo de Iguala, pero desde hace tres meses vive en la escuela de magisterio. Al principio estaba solo, pero ahora junto con su esposa participan en las “actividades” (actos de protesta) para demandar el regreso de su hijo César Manuel.
Durante estos tres meses, el estado de ánimo de González ha cambiado. “Al principio estaba muy molesto, no entendía muchas cosas, pero ahora estoy convencido de que el Estado (mexicano) es el responsable y él sabe dónde está mi hijo, en estos tres meses he pasado muchas cosas, represiones donde sentí lo que pudo haber sentido mi hijo cuando lo de Iguala”, relató.
Actualmente se recupera de un esguince en la pierna izquierda, que se produjo cuando la Policía Federal los desalojó en Chilpancingo (capital del estado de Guerrero) el pasado 14 de diciembre tras un enfrentamiento, antes de un concierto de música que promovieron estudiantes de la escuela normal “Raúl Isidro Burgos” en solidaridad con el movimiento de búsqueda de los desaparecidos. “Ando en busca de mi hijo y si la pierdo (la pierna) no me importa”, dijo González cuando alguien le sugirió que no caminara tanto para que se recuperara del tobillo.
Al igual que González, varios padres de familia presentan algunas complicaciones de salud. Sin embargo, esto no ha impedido que sigan movilizándose en busca de sus hijos.
La marcha de Iguala convocó a padres de familia de los 43 estudiantes, así como jóvenes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (Fecsm), en la que estaba integrada la normal de Ayotzinapa, así como estudiantes de magisterio y organizaciones sociales, al igual que estudiantes universitarios.
La policía comunitaria de San Luis Acatlán (otro municipio del estado de Guerrero) anunció que el próximo 15 de enero iniciará en conjunto con los padres de familia una nueva búsqueda de los normalistas a partir de las estrategias que se diseñen en conjunto.
“No estamos cansados, es más, vamos a buscar por todos lados a nuestros hijos”, exclamó Mario González, uno de los padres de los 43 estudiantes, antes de que comenzase una marcha en Iguala para recordar la desaparición de los adolescentes y exigir su aparición con vida.
Los alumnos de la escuela rural normal (de magisterio) “Raúl Isidro Burgos” desaparecieron el 26 de septiembre en la ciudad de Iguala, en el estado de Guerrero, a unos 200 kilómetros al sur de Ciudad de México, después de ser atacados a tiros por policías municipales. En este episodio, que provocó un sismo político en el país, hubo además seis muertos y 25 heridos.
Según la Fiscalía General de México, los agentes entregaron los estudiantes a miembros del cártel del narcotráfico “Guerreros Unidos” que los asesinaron y calcinaron sus cuerpos. De los 43 desaparecidos tan sólo se han podido identificar los restos de uno.
González es originario de Huamantla Tlaxcala, a casi 350 kilómetros al noreste del pueblo de Iguala, pero desde hace tres meses vive en la escuela de magisterio. Al principio estaba solo, pero ahora junto con su esposa participan en las “actividades” (actos de protesta) para demandar el regreso de su hijo César Manuel.
Durante estos tres meses, el estado de ánimo de González ha cambiado. “Al principio estaba muy molesto, no entendía muchas cosas, pero ahora estoy convencido de que el Estado (mexicano) es el responsable y él sabe dónde está mi hijo, en estos tres meses he pasado muchas cosas, represiones donde sentí lo que pudo haber sentido mi hijo cuando lo de Iguala”, relató.
Actualmente se recupera de un esguince en la pierna izquierda, que se produjo cuando la Policía Federal los desalojó en Chilpancingo (capital del estado de Guerrero) el pasado 14 de diciembre tras un enfrentamiento, antes de un concierto de música que promovieron estudiantes de la escuela normal “Raúl Isidro Burgos” en solidaridad con el movimiento de búsqueda de los desaparecidos. “Ando en busca de mi hijo y si la pierdo (la pierna) no me importa”, dijo González cuando alguien le sugirió que no caminara tanto para que se recuperara del tobillo.
Al igual que González, varios padres de familia presentan algunas complicaciones de salud. Sin embargo, esto no ha impedido que sigan movilizándose en busca de sus hijos.
La marcha de Iguala convocó a padres de familia de los 43 estudiantes, así como jóvenes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (Fecsm), en la que estaba integrada la normal de Ayotzinapa, así como estudiantes de magisterio y organizaciones sociales, al igual que estudiantes universitarios.
La policía comunitaria de San Luis Acatlán (otro municipio del estado de Guerrero) anunció que el próximo 15 de enero iniciará en conjunto con los padres de familia una nueva búsqueda de los normalistas a partir de las estrategias que se diseñen en conjunto.
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