Por Graciela Colombres Garmendia
26 Diciembre 2014
No mujer, no llorés. No llorés cuando en tu infancia no te dejen participar de algunos juegos porque son peligrosos o porque son para varones; y así, te empiecen a enseñar a no ser protagonista de tu propia historia. No llorés cuando en la pubertad tengas que escuchar a algún desconocido decirte una grosería en la calle que ni siquiera terminás de entender. No llorés en la adolescencia, cuando los compañeros experimentan su sexualidad con libertad y vos tengas que cuidarte del que dirán, porque lo que para unos es un logro, para otros es una vergüenza. No llorés cuando de joven vayas a buscar trabajo y te des cuenta que por hacer lo mismo que un colega a vos te pagan menos, o entre vos y un hombre, es muy probable que él se quede con un puesto jerárquico. No llorés cuando de adulta te exijan entregar tu vida a tu familia, esa que se supone que tenés que tener. No llorés cuando te llamen el sexo débil, cuando te digan que tu lugar es la cocina, cuando aseguran que no sabés manejar, que corrés "raro", que no sabés pelear y que no entendés lo que es un offside. No llores cuando tu apariencia física parecer ser lo único que importa. No llorés cuando te convierten en objeto o en esclava, explícita o implícitamente. No llorés porque deberías llorar toda tu vida.
El tema de Bob Marley que inspiró este Tema Libre, y que lo titula, argumenta que “todo va a estar bien”. Al mundo le falta mucho para estar bien y hablar de “todo” es demasiado pretencioso. Aun así, un paso, entre todos los cientos que podemos dar en esa dirección, es sacarles el disfraz de “verdades universales” a esas prohibiciones. Aprovechemos que el año empieza en el verano para sacarnos esos trajes que nos sofocan y elijamos con libertad, apostemos a ser sinceros y a ser justos, primeros con nosotros, después con el resto. Que las lágrimas valgan la alegría. Todo no va a estar bien, pero algo sí puede estar mejor.
El tema de Bob Marley que inspiró este Tema Libre, y que lo titula, argumenta que “todo va a estar bien”. Al mundo le falta mucho para estar bien y hablar de “todo” es demasiado pretencioso. Aun así, un paso, entre todos los cientos que podemos dar en esa dirección, es sacarles el disfraz de “verdades universales” a esas prohibiciones. Aprovechemos que el año empieza en el verano para sacarnos esos trajes que nos sofocan y elijamos con libertad, apostemos a ser sinceros y a ser justos, primeros con nosotros, después con el resto. Que las lágrimas valgan la alegría. Todo no va a estar bien, pero algo sí puede estar mejor.
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