En La Florida, Papá Noel se dejó ver a bordo de su mototrineo

En La Florida, Papá Noel se dejó ver a bordo de su mototrineo

No hay nieve ni trineos en La Florida, 15 kilómetros al este de San Miguel de Tucumán. Sin embargo, en Nochebuena Papá Noel estuvo allí.

 SÓLO POR LA GENTE. Desde hace cinco navidades, José Castillo realiza su actividad para alegrar a la comunidad. SÓLO POR LA GENTE. Desde hace cinco navidades, José Castillo realiza su actividad para alegrar a la comunidad.
Es víspera de Navidad. En una calle del barrio La Villa, en La Florida, la escena se repite, como siempre en estas fechas: las mesas familiares invaden las veredas; el vecino de los parlantes más potentes se autoproclama el dj de la cuadra, los aislados pero constantes estallidos de pirotecnia completan la banda sonora del vecindario, minúsculas luces de colores subrayan el contorno de las puertas, las ventanas, las fachadas y las rejas de las casas. Lo que sigue es también reflejo de lo que sucede en otros barrios: la cuenta regresiva hacia la medianoche, el brindis y, finalmente, todo termina sitiado por los fuegos artificiales y las explosiones. Ya es Navidad.

El hombre emerge de la nube de humo que sigue a las detonaciones navideñas. Lleva botas negras, pantalón rojo, chaqueta roja ceñida por un enorme cinturón negro, barba blanca, gorro rojo y una enorme bolsa al hombro. Hay un aire mágico en su caminar. Cuando su figura atraviesa esa calle, algo en el rutinario engranaje de la fiesta se transforma. La Florida tiene su propio papá Noel; de oficio zapatero, se llama José Castillo; tiene 54 años.

Desde hace cuatro años y con la ayuda de su familia, el Papá Noel de La Florida se ha convertido en quien reparte los regalos a gran parte de los niños de esta comunidad. “Los padres nos dan los obsequios para que, la noche de Navidad, sea Papá Noel el encargado de entregárselos sus hijos. A cambio de esto lo único que pedimos es que nos den una bolsita de caramelos para los chicos, para quienes no tenemos regalos. No recibimos dinero porque porque sólo lo hacemos para llevar felicidad a los niños”.

El origen
La historia comenzó cuatro navidades atrás cuando los padres de su nieto Benjamín se separaron. Para levantarle el ánimo al niño, nuestro protagonista se compró un traje de papá Noel y cuando dieron las 12 lo sorprendió. Todo aconteció en la vereda en donde transcurría la reunión familiar. Sin proponérselo, Castillo causó un revuelo en toda la cuadra. “Los vecinos me pedían que por favor fuera a sus casas: sus hijos estaban alborotados porque habían visto a papá Noel en la casa del zapatero”.

De boca en boca y por pedido de los padres, la iniciativa fue creciendo: repartieron regalos a casi 100 familias y su recorrido de tres horas abarcó todos los barrios de La Florida, esa localidad ubicada al oeste de San Miguel de Tucumán en la que la nieve está ausente y el calor abunda. Sin embargo, para su tarea, Castillo se sirve de un carro “disfrazado” de trineo que es tirado por una moto con el que recorre la localidad. “Yo soy el reno Rodolfo”, bromea Raúl Castillo, sobrino de José y conductor de la moto.

Durante el recorrido
Con una hoja de ruta prolijamente trazada y los regalos clasificados según su barrio y destinatario, el papá Noel local atraviesa la navidad revolucionando las calles. “Es lindo para chicos y grandes, porque a nosotros nos devuelve a la niñez”, afirma Elba Ibáñez (65), vecina. “Es hermoso para toda la gente”, agrega Zoe, su nieta de 6 años.

En las esquinas el ídolo de los niños es interceptado mientras reparte los regalos, bolsitas de caramelos y posa para las fotos. “Él no me creía”, cuenta Valeria Graneros; se refiere a su hijo de seis años que recibe su regalo mientras repite eufórico “¡Santa se dejó ver!”.

A lo largo de la avenida principal, las familias aguardan en las veredas y, cuando ven llegar a Castillo, chicos y grandes se abalanzan sobre él. “Gracias por la felicidad –repite Ricardo Bernachi, mientras lo abraza-. Tengo 55 años y recién ahora puedo conocer a Papá Noel”, bromea emocionado. “¡Les devolvés la fantasía a los niños, José!”, grita Ángel Altamiranda, vecino.

“¡Esperen, esperen! – pide el vecino Carlos Amaya, mientras corre con su hija en brazos. La niña de 4 años estaba durmiendo cuando escuchó el tumulto en el vecindario y ha salido a la calle corriendo y descalza para ver con sus propios ojos al personaje navideño.

Una navidad diferente
Un grupo de vecinos sorprendidos saluda al grupo que reparte los regalos: “¿De dónde de vienen?”, preguntan exaltados. “¡Del Polo Norte!”, contestan al unísono Papá Noel y sus ayudantes. La escena está cargada de una fraternidad y ternura poco común incluso en estas fechas. La Navidad en La Florida se vive de una manera diferente gracias a José Castillo y su familia.

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