El premio consuelo

Pocas cosas pueden delinear una sonrisa en los rostros “decanos” en estos días. La Nochebuena y la Navidad que pasaron hicieron un intento pero la espina de la final perdida todavía duele. LG Deportiva, a través de una encuesta en su sitio web, hizo otro intento ya que los fanáticos cibernautas eligieron el segundo gol de Luis Rodríguez a Santamarina en la última fecha, como el mejor del equipo en 2014.

A pesar de que lo único que se les viene a la cabeza a todos los habitantes del mundo “decano” son las puñaladas que Huracán asestó en ese fatídico tiempo suplementario, igualmente a cada uno le quedó grabado ese gol.

El simoqueño recibió a pocos metros del área grande, hizo pasar con un caño al defensor, miró y tiró su cuerpo hacia la izquierda y llenó la base de la pelota con su botín derecho para superar a Damián Cebreiro con una exquisita vaselina.

“Fue una casualidad que entrara. El arquero me dejó el espacio justo”, recordó con humildad el delantero sobre el gol, que igualmente hubiera querido cambiar por el ascenso a Primera.

Tan espectacular fue la conquista que Alejandro Castro, árbitro del cotejo, le estrechó la mano y le pidió los mismos botines con los que había marcado el gol en el vestuario. “Están caros como para regalarlos”, retrucó en su momento.

Aunque 2014 estuvo lejos de ser un año perfecto para el simoqueño (marcó 12 tantos), algo lo diferenció del resto: la mayoría fueron golazos. Es más, el gol que quedó segundo detrás del ganador, fue el que le anotó a Independiente en la temporada anterior, en febrero, desde la mitad de la cancha.

“Nunca pensé en poner la pelota ahí. Quería que entre y que sea gol, cosa que terminó pasando”, rememoró “Pulguita” sobre un tanto que dio la vuelta al mundo casi tanto como el ganador de la encuesta.

El canal Fox Sports, con audiencia en toda América, lanzó la encuesta semanal en esos días y la vaselina fue la más votada. Además TyC Sports, en su especial anual, lo ubicó entre el top 10 (en el que también aparece el gol ante Independiente). Mimos que hacen bien y que intentan sacar una sonrisa de un jugador exquisito que deberá esperar para tener alegrías de las fuertes.