26 Diciembre 2014
Las acciones muestran el tipo de volatilidad que en el pasado precedió a grandes caídas, por lo que algunos creen que una de las más escaladas más agresivas que se ha visto en Wall Street podría llegar a su fin. El mercado mostró grandes oscilaciones bajo la influencia del desplome de los precios del petróleo y de las complicaciones en Rusia, así como el movimiento gradual de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), para salir de tasas de interés bajas y datos que mostraron una fuerte aceleración de la economía norteamericana.
La serie de breves alzas y corrientes vendedoras evoca eventos previos al descalabro del “Lunes Negro”, ocurrido en octubre de 1987, y a la crisis global de la década pasada. El índice Standard & Poor’s 500 (S&P 500) -uno de los indicadores bursátiles más importantes de Estados Unidos, que mide la situación real del mercado- subió más del triple desde el mínimo de 666 puntos posterior a la crisis, en marzo de 2009. En tanto, el promedio industrial Dow Jones saltó por sobre los 18.000 puntos por primera vez, luego que datos publicados esta semana mostraran que el Producto Bruto Interno (PBI) de Estados Unidos creció el 5% en el tercer trimestre, su mayor avance en 11 años.
Larry McDonald, director senior y jefe de estrategia de la firma bursátil Newedge, hizo notar que hubo amplios movimientos de los precios antes de bajas más profundas y más prolongadas cuando se agotan rachas alcistas previas. “Se vio mucho eso en 2007 y en 1987. Nuestros indicadores de riesgo sistémico muestran lecturas muy altas en términos de riesgo. Creo que estamos en algún punto de dos a nueve semanas antes de una grande: una caída del 10% o más”, advirtió el especialista.
A una baja del 10% en los mercados bursátiles a menudo se le llama una “corrección”. El lunes el S&P y el Dow Jones habían marcado máximos de cierre. Para el S&P fue el récord 50 de este año, la mayor cantidad desde 1995. Abundan los ejemplos de volatilidad alta. El Dow Jones saltó 421 puntos el jueves de la semana pasada, y marcó su mayor subida diaria de este año. El alza fue impulsada por la Fed, que mantuvo las tasas de interés en niveles mínimos.
Montaña rusa
Los vaivenes de las últimas semanas podría indicar lo que se viene, si se toman como guía períodos similares de volatilidad en la historia reciente, opinó Ashraf Laidi, jefe de estrategia global de la firma bursátil City Index, en Londres. Antes de que terminaran los períodos alcistas del S&P, entre 1995 y 1999 y desde 2003 a 2007, los inversores también vieron bruscos movimientos en los precios. Laidi recordó que el S&P ha subido durante siete semanas seguidas en nueve ocasiones previas, pero que nunca, en esos casos, el índice cayó más del 2% en la semana que había puesto fin a la racha ganadora. La caída del 3,5% en la semana que finalizó el 12 de diciembre pasado “muestra una desviación sin precedentes del ánimo desde la codicia al miedo”, argumentó Laidi.
Ese miedo, no obstante, no evitaría que la subida se mantenga, siempre que el crecimiento económico y las políticas monetarias flexibles, en todo el mundo, apuntalen las ganancias y la rentabilidad de las empresas. Los inversores han pasado por eso antes. En el pasado, estrategas preocupados por la duración de una subida y por las señales de la economía global han dicho que es momento de que las acciones se tomen un respiro, sólo para ver cómo se disparaban en los meses siguientes.
Los inversores que temen quedarse fuera de la corriente alcista concretaron compras de oportunidad en los últimos tres meses, tras dos bajas que casi llegaron a correcciones. Sin embargo, con las valoraciones ajustadas, y con los sueldos en ascenso, en particular en Estados Unidos, los resultados de las empresas tendrán que ser más fuertes para poder sostener los avances de los precios de las acciones. Porque de otro modo una contracción de los márgenes podría ofrecer sólo un magro avance de los precios en 2015.
La serie de breves alzas y corrientes vendedoras evoca eventos previos al descalabro del “Lunes Negro”, ocurrido en octubre de 1987, y a la crisis global de la década pasada. El índice Standard & Poor’s 500 (S&P 500) -uno de los indicadores bursátiles más importantes de Estados Unidos, que mide la situación real del mercado- subió más del triple desde el mínimo de 666 puntos posterior a la crisis, en marzo de 2009. En tanto, el promedio industrial Dow Jones saltó por sobre los 18.000 puntos por primera vez, luego que datos publicados esta semana mostraran que el Producto Bruto Interno (PBI) de Estados Unidos creció el 5% en el tercer trimestre, su mayor avance en 11 años.
Larry McDonald, director senior y jefe de estrategia de la firma bursátil Newedge, hizo notar que hubo amplios movimientos de los precios antes de bajas más profundas y más prolongadas cuando se agotan rachas alcistas previas. “Se vio mucho eso en 2007 y en 1987. Nuestros indicadores de riesgo sistémico muestran lecturas muy altas en términos de riesgo. Creo que estamos en algún punto de dos a nueve semanas antes de una grande: una caída del 10% o más”, advirtió el especialista.
A una baja del 10% en los mercados bursátiles a menudo se le llama una “corrección”. El lunes el S&P y el Dow Jones habían marcado máximos de cierre. Para el S&P fue el récord 50 de este año, la mayor cantidad desde 1995. Abundan los ejemplos de volatilidad alta. El Dow Jones saltó 421 puntos el jueves de la semana pasada, y marcó su mayor subida diaria de este año. El alza fue impulsada por la Fed, que mantuvo las tasas de interés en niveles mínimos.
Montaña rusa
Los vaivenes de las últimas semanas podría indicar lo que se viene, si se toman como guía períodos similares de volatilidad en la historia reciente, opinó Ashraf Laidi, jefe de estrategia global de la firma bursátil City Index, en Londres. Antes de que terminaran los períodos alcistas del S&P, entre 1995 y 1999 y desde 2003 a 2007, los inversores también vieron bruscos movimientos en los precios. Laidi recordó que el S&P ha subido durante siete semanas seguidas en nueve ocasiones previas, pero que nunca, en esos casos, el índice cayó más del 2% en la semana que había puesto fin a la racha ganadora. La caída del 3,5% en la semana que finalizó el 12 de diciembre pasado “muestra una desviación sin precedentes del ánimo desde la codicia al miedo”, argumentó Laidi.
Ese miedo, no obstante, no evitaría que la subida se mantenga, siempre que el crecimiento económico y las políticas monetarias flexibles, en todo el mundo, apuntalen las ganancias y la rentabilidad de las empresas. Los inversores han pasado por eso antes. En el pasado, estrategas preocupados por la duración de una subida y por las señales de la economía global han dicho que es momento de que las acciones se tomen un respiro, sólo para ver cómo se disparaban en los meses siguientes.
Los inversores que temen quedarse fuera de la corriente alcista concretaron compras de oportunidad en los últimos tres meses, tras dos bajas que casi llegaron a correcciones. Sin embargo, con las valoraciones ajustadas, y con los sueldos en ascenso, en particular en Estados Unidos, los resultados de las empresas tendrán que ser más fuertes para poder sostener los avances de los precios de las acciones. Porque de otro modo una contracción de los márgenes podría ofrecer sólo un magro avance de los precios en 2015.
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