26 Diciembre 2014
INEQUIDAD. El productor no logra vender su trigo a un precio justo.
Las distorsiones que existen en el mercado de trigo continúan generando graves consecuencias económicas a los productores.
Esto se desprende de un informe elaborado por los Centros de Corredores de Cereales de Rosario, Bahía Blanca, Santa Fe y Entre Ríos que da cuenta de que en diciembre, los productores dejaron de percibir, en promedio, unos $ 610/tn, tomando como parámetro las diferencias entre la “capacidad teórica de pago” (FAS teórico) y el “precio que efectivamente se paga” por el trigo en el mercado. En otras palabras, por cada camión que se comercializa (30 toneladas), el productor deja de percibir $ 18.000.
La causa de estos descuentos tiene su origen en la RG543 (Resolución General) publicada en mayo de 2008, que convirtió a los “ROE Verde” en una suerte de “licencia previa de exportación” no automática, que la ex Oncca (Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario) podía o no otorgar.
La implementación de este mecanismo (ROE) y el establecimiento de cupos, cuotas y restricciones por parte del Gobierno, atentó contra el desarrollo de los mercados.
Con ello, los mercados perdieron eficiencia, viéndose imposibilitados de defender un precio justo, ya que se desalentó la competencia de la demanda para hacerse de la mercadería. Esto derivó en una distorsión de los precios, y en una transferencia de ingresos en el interior de la cadena.
El trigo previo a los ROE
Antes de la RG543, existía un sistema de “Declaraciones Juradas de Venta al Exterior” (DJVE) que se anotaban en el Registro de Ventas al Exterior de Productos de Origen Agrícola. Era un compromiso que asumía el exportador (de exportar al menos el 90% del volumen comprometido) obteniendo el beneficio de congelar el tratamiento tributario y aduanero de las operaciones a la fecha de cierre de cada venta.
“El Estado monitoreaba la evolución de las declaraciones de exportación y tenía la potestad de suspender el registro, de forma temporal, para analizar las ventas externas registradas, a efectos de determinar el saldo exportable con la premisa de asegurar un correcto abastecimiento del mercado interno, señala el informe.
El sistema anterior alentaba la competencia entre los representantes de la demanda (molinos y exportación) y permitía el normal funcionamiento de los mercados para descubrir un precio justo. Cabe destacar que con dicho sistema (previo a la RG543), y con los registros de exportación abiertos durante todo el año, “nunca faltó en nuestro país el trigo o el maíz, ni se puso en riesgo el abastecimiento del mercado interno”.
Desde los Centros de Corredores de Cereales, señalaron que la sola derogación de la RG543 tendría un efecto positivo en las regiones productivas, ya que se incrementaría el área sembrada, se aumentaría la producción, y se produciría un efecto derrame sobre los eslabones de la cadena de valor, y la actividad económica en su conjunto.
Esto se desprende de un informe elaborado por los Centros de Corredores de Cereales de Rosario, Bahía Blanca, Santa Fe y Entre Ríos que da cuenta de que en diciembre, los productores dejaron de percibir, en promedio, unos $ 610/tn, tomando como parámetro las diferencias entre la “capacidad teórica de pago” (FAS teórico) y el “precio que efectivamente se paga” por el trigo en el mercado. En otras palabras, por cada camión que se comercializa (30 toneladas), el productor deja de percibir $ 18.000.
La causa de estos descuentos tiene su origen en la RG543 (Resolución General) publicada en mayo de 2008, que convirtió a los “ROE Verde” en una suerte de “licencia previa de exportación” no automática, que la ex Oncca (Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario) podía o no otorgar.
La implementación de este mecanismo (ROE) y el establecimiento de cupos, cuotas y restricciones por parte del Gobierno, atentó contra el desarrollo de los mercados.
Con ello, los mercados perdieron eficiencia, viéndose imposibilitados de defender un precio justo, ya que se desalentó la competencia de la demanda para hacerse de la mercadería. Esto derivó en una distorsión de los precios, y en una transferencia de ingresos en el interior de la cadena.
El trigo previo a los ROE
Antes de la RG543, existía un sistema de “Declaraciones Juradas de Venta al Exterior” (DJVE) que se anotaban en el Registro de Ventas al Exterior de Productos de Origen Agrícola. Era un compromiso que asumía el exportador (de exportar al menos el 90% del volumen comprometido) obteniendo el beneficio de congelar el tratamiento tributario y aduanero de las operaciones a la fecha de cierre de cada venta.
“El Estado monitoreaba la evolución de las declaraciones de exportación y tenía la potestad de suspender el registro, de forma temporal, para analizar las ventas externas registradas, a efectos de determinar el saldo exportable con la premisa de asegurar un correcto abastecimiento del mercado interno, señala el informe.
El sistema anterior alentaba la competencia entre los representantes de la demanda (molinos y exportación) y permitía el normal funcionamiento de los mercados para descubrir un precio justo. Cabe destacar que con dicho sistema (previo a la RG543), y con los registros de exportación abiertos durante todo el año, “nunca faltó en nuestro país el trigo o el maíz, ni se puso en riesgo el abastecimiento del mercado interno”.
Desde los Centros de Corredores de Cereales, señalaron que la sola derogación de la RG543 tendría un efecto positivo en las regiones productivas, ya que se incrementaría el área sembrada, se aumentaría la producción, y se produciría un efecto derrame sobre los eslabones de la cadena de valor, y la actividad económica en su conjunto.