Un sueño que vale por dos

La de despertarse todos los días y sentirse maravillado con el lugar en el que se está, casi hasta el punto de la incredulidad, es una posición cuando menos envidiable, y es la que a diario asegura experimentar Martín Pérez de la Rosa. Lo que rodea al ex Universitario es la atmósfera acogedora y medieval de Montemor-o-Novo, un pequeño municipio de Portugal al que mudó su pasión por el óvalo por intermedio de sus amigos Gonzalo Gasparré y Marcos Javier Flores. “Ellos me comentaron la posibilidad de venir a jugar al exterior, y me asesoraron para arreglar con mi club, Montemor. Estaré eternamente agradecido, porque sino fuera por ellos, no estaría viviendo este momento tan hermoso ni cumpliendo un gran sueño. También el gran apoyo de mi familia y amigos, que no dudaron un segundo en acompañarme en esta nueva etapa de mi vida”, enfatiza Martín.

Lo que hace, no lo hace sólo por él. Hay alguien más, un amigo de la vida que se fue hace tiempo y con el que compartía un sueño: Carlos “Cabrita” Zacher, jugador de las “serpientes” fallecido en 2011, con apenas 21 años. “Para mí fue como un hermano. Hoy es un ángel que me guía desde el cielo. Con él jugué en Uni desde infantiles y siempre tuvimos la ilusión de jugar juntos en Europa. En 2010 él formó parte de un club portugués llamado Vitoria de Setúbal, y por eso este viaje tiene un sabor muy especial para mí”, confiesa el tercera línea, que juega en la División de Honra, la máxima categoría del país luso, y entrena divisiones juveniles.

“Más allá de aportarles conocimientos del juego en sí, trato de inculcar otra cultura rugbística y concientizar de qué se trata este deporte, las enseñanzas de vida que nos deja, los valores que brinda: compañerismo, solidaridad, respeto y compromiso”, explica.

A lo lejos
Desde aquélla histórica clasificación al Mundial 2007 de la mano de Daniel Hourcade, el rugby ha cobrado fuerza en Portugal. “En Montemor se lo vive con gran intensidad, compromiso y apoyo de la gente. El nivel del torneo es exigente, algunos clubes tienen jugadores del seleccionado nacional. Pero en algunos puntos se notan las diferencias con el rugby argentino. Allá se lo vive con otra pasión, se lo exterioriza de otra manera”, compara Martín, que aprovecha su tiempo libre para conocer lugares y hacer amistades. También comparto con mis compañeros de equipo y me dedico a estudiar el idioma. En fin, disfrutar cada minuto”, sostiene.

Por supuesto, Tucumán sigue estando presente en su día a día. “Lo que pasa allá lo sigo por internet. Leo LA GACETA online todos los días en el desayuno. Me comunico con mi familia y amigos por teléfono o las redes sociales. Es una manera de sentirlos cerca”, afirma.

Aunque el contrato es hasta marzo, no descarta la posibilidad de quedarse: “si surge algo, bienvenido sea. Por ahora, quiero disfrutar de este sueño que estoy viviendo”.