“LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ”
En la sección Tucumanos del diario del 15/12 salió un interesante artículo sobre los 75 años del estreno de la película “Lo que el viento se llevó”. Me atrevo a decir que no es la mejor película del mundo (está ciertamente entre las mejores), pero sí puedo afirmar que es la mas famosa de toda la historia del cine. Merecía un homenaje y me gustaría agregar algunos datos a la publicación. Desde que la novela de Margaret Mitchell se publicó en 1936, el proceso de rodaje daría para otra novela, comenzando por la entonces cifra récord de 50.000 dólares, que el productor independiente David O’Selznick pagó por los derechos para llevarla a la pantalla. Once libretistas (incluyendo al productor) trabajaron en la adaptación de las 1.036 páginas del libro aunque en la versión definitiva sólo figura Sidney Howard. Otro tanto ocurrió con los directores, que en realidad fueron tres y no cinco, y que quedaría con el mérito y el premio Oscar, Victor Fleming. Los otros fueron George Cukor (“My fair lady”), quien la comenzó y realizó lo mejor del filme y Sam Wood (“Por quién doblan las campanas”). Hay quien también atribuye a William Cameron Menzies haber dirigido algunas escenas pero esto es discutible. Menzies fue el diseñador de producción. Una curiosidad es que al comenzar el rodaje el 10 de diciembre de 1938, con la secuencia del incendio de Atlanta casi al final de la primera parte, aún no se había elegido a la actriz que protagonizaría a Scarlett O’Hara, protagonista principal y sobre quién gira toda la trama. Desde un comienzo casi todas las más famosas actrices de Hollywood de aquella época querían el papel para sí (incluyendo Bette Davis, Paulette Goddard, Tallullah Bankhead, Joan Fontaine, Susan Hayward, Katharine Hepburn, Joan Crawford) y miles de otras aspirantes a estrellas que se presentaron a Selznick durante meses. El papel recayó finalmente en Vivien Leigh una actriz británica nacida en la India, casi una desconocida, quien había arribado a la meca del cine con el objetivo de cuidar la salud moral y física de su entonces marido Laurence Olivier que estaba trabajando en “Cumbres borrascosas” de William Wyler. Finalmente esa desconocida iba a lograr una actuación magistral que le valió el primer Oscar de su carrera (el segundo lo iba a obtener en 1951 por su papel de Blanche Du Bois en “Un tranvía llamado deseo”, de Kazan). Efectivamente Hattie McDaniel que hacía el rol de Mummy obtuvo el Oscar a la mejor actriz de reparto, pero increíblemente no pudo estar en la ceremonia por ser afroamericana. Con 226 minutos fue la película más larga de la historia hasta ese momento, algo de lo que se quejó el propio presidente de los Estado Unidos, Franklin Delano Roosevelt, quien se durmió en su butaca cuando le hicieron una función privada en la Casa Blanca. Seguramente Roosevelt fue un gran estadista y un mejor presidente, pero debe haber estado o muy cansado o de cine conocía muy poco. Me inclino por la primera hipótesis. Para contar con los servicios de Clark Gable, que estaba bajo contrato con la Metro Goldwyn Mayer, para el rol de Rhett Butler, Selznick debió ceder a la poderosa empresa los derechos de distribución y la cuarta parte de las utilidades durante siete años aunque la Metro terminó comprando el film totalmente en 1944. Se estrenó por primera vez en la ciudad de Atlanta en una sala con 2.051 butacas (a diez dólares cada una) y fue la película más reestrenada en la historia del cine. Incluso se llegó al extremo que sus imágenes fueron trabajosamente adaptadas para una versión de 70 milímetros (se había hecho originalmente en 35) para un reestreno que en Buenos Aires se produjo en septiembre de 1967, y en Tucumán, el jueves 20 de febrero de 1969 en el entonces cine Metro manteniéndose, en nuestra ciudad, en cartel ininterrumpidamente hasta el 27 de marzo del mismo año a tres funciones diarias y a sala casi siempre llena. Otras reposiciones fueron en 1971 y 1980 en el mismo cine Metro. La última que recuerdo fue en 1989 en el cine 25 de Mayo, ambas salas hoy desaparecidas. Por último, tanto el libro como la película, concluyen con la frase final de Scarlett: “Mañana será otro día”. No hay diferencias.
Gustavo Ovejero
LA CORRUPCIÓN
A partir de la caída del Muro de Berlín en 1989, se desmoronó la ilusión comunista de “a cada uno según su necesidad y de cada quién según su capacidad”, como consigna alentadora del sello de Karl Marx. El hombre, imperfecto como es, aprendió que por su condición y el mundo que le hubo tocado, la fachada engañosa defendida por intelectuales occidentales, nada tenía que ver con la realidad. Hoy se ensayan modelos y caminos diversos y hasta mixturados. En la Argentina del siglo XXI, todavía caben teorías, ideas y lucubraciones que se utilizan para atribuir a otros los propios fracasos, errores y construcciones falaces; generalmente se las usa como una “justa” reacción de defensa, básicamente se da en los populismos y prende mucho entre los psíquica y económicamente mas desvalidos. Hay que preguntarse -y especialmente los gobernantes- por qué las corporaciones económicas y financieras, los monopolios manipuladores (en todas partes son los mismos), los imperialismos dominantes, no se meten ni operan en países que cuentan con instituciones sólidas que funcionan eficazmente y tienen muy bajos niveles de corrupción e impunidad. El pescado comienza a pudrirse por la cabeza, similarmente las sociedades empiezan a descomponerse por la cúspide, cuando desaparecen la ética, la decencia, la honestidad y la ejemplaridad. En la oposición, ¿quién o quienes no son acreedores a ser consideradas personas serias?, y en el oficialismo, ¿quién o quiénes son acreedores al repudio, rechazo, es decir, genuflexos, acomodaticios, enriquecidos sin poder justificar su prosperidad, revolucionarios pagados por el Estado? El ninguneo a la corrupción generalizada, así como sus lógicas derivaciones: el narcotráfico, el desempleo, la inflación, la inseguridad, se han instalado mucho antes que los recién descubiertos “fondos buitre”, pero parece que esto no tiene importancia, porque la dirigencia prioriza la “lucha” épica por la “liberación”. Hay que desterrar izquierdas y derechas perimidas que sobreviven en la cabeza de no pocos ciudadanos. En el concierto -y desconcierto- del mundo, Argentina es un país poco significante; por lo tanto, sería bueno comenzar a preocuparse por tener gobernantes, legisladores, jueces y fiscales honestos, idóneos e innovadores que puedan excluir de sus mentes la irritante memoria selectiva.
Mario Alberto Ricci
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PEARL HARBOR
Quiero aportar una pequeña anécdota del año 56, ya cercano a distar siete décadas, al jugoso debate entre los lectores Víctor Chocobar y Luis Iriarte por el “día de la infamia”. Fue cuando hacía la conscripción en el Comando 5to., entre calle Italia y avenida Ejército del Norte. Cierta vez, después del orden cerrado, fuimos reunidos en el anfiteatro. Allí, un oficial nos dictó cátedra militar. Concluida, invitó a hacer alguna pregunta, como nadie decía nada, venciendo mí timidez me paré, pedí permiso y le pregunté: “Mi subteniente, ¿qué pasó en Pearl Harbor?” El oficial abundó en explicaciones, dijo que fue la trampa en la que cayó Japón; y la ocasión para que el pueblo de los Estados Unidos -reacio a entrar en guerra- se templara y adquiriera coraje para afrontar el conflicto bélico. Después, ya se sabe cómo los estadounidenses se cobraron -dolorosamente- el ataque a la base naval.
Juan Ignacio Zamora Seco
COMO ANILLO AL DEDO
A una Presidenta, a la que le fascina hablar en público, le viene como anillo al dedo un cargo en el Parlasur.
Humberto Solá Cánepa
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INSENSIBILIDAD
La insensibilidad de las autoridades del Banco de Santiago del Estero, a pesar de las denuncias, llama la atención. Su diario publicó: “tomaron recaudos para abastecer de billetes al público”; en lo que respecta a esta entidad ni la tos les da, lo cual se traduce (no solamente en estas fechas) que los usuarios padezcan larguísimas colas, déficit de personal para la atención al público, cajeros automáticos insuficientes y la mayoría fuera de servicio o sin dinero, etcétera. A todo esto se agrega, lo increíble: que esté autorizado a bajar sus persianas en la casa central de Tucumán a las 19.30, no permitiendo el acceso a a los cajeros automáticos. Espero que tomen cartas en el asunto la Defensoría del Pueblo y/o Dirección de Comercio Interior.
Francisco José Curia Iramain
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DAÑO MORAL
Soy un joven estudiante de 25 años, víctima de un accidente de tránsito. Fui embestido por un taxi hace dos meses, el cual me hizo chocar contra otro vehículo, desarmándome mi auto nuevo, que con tanto sacrificio conseguí; además salí golpeado. Este taxista no sabe el daño que me ha causado, no solo material que es altísimo, sino moral que es lo más importante. El 16 de diciembre debería haberme recibido y debido a múltiples trámites y malestar emocional no lo he logrado. Hoy, desconfío de salir a la calle y que me pase algo y no haya responsables. Desconfío de los policías que tan desatentos fueron conmigo en la comisaría. Desconfío de la Justicia que es tan lenta, de la gente que ni se acercó a preguntarme si estaba bien. Hoy, sufro depresión. ¿Quién me devuelve la tranquilidad por lo menos? Yo podría ser cualquiera de ustedes que están leyendo esto. Hoy no tengo respuestas de nadie.
Federico Emiliano Rodríguez [email protected]