21 Diciembre 2014
No solo es el acontecimiento mundial de mayor significación en lo que va de 2014, sino también de los últimos tiempos. La decisión de retomar el diálogo para normalizar las relaciones bilaterales entre Cuba y los Estados Unidos, tras 53 años de incomunicación ha sido recibida positivamente, particularmente por El Vaticano, que por iniciativa del papa Francisco, ofició de mediador. El hecho se produjo luego de que La Habana liberara a Alan Gross y a otro agente de inteligencia norteamericanos, a cambio de que Washington entregara a tres espías cubanos.
El miércoles pasado, el presidente estadounidense, Barack Obama, anunció una moderación casi total del bloqueo comercial que pesa sobre Cuba desde enero de 1961. “Las décadas de aislamiento de Cuba por parte de los EE.UU. no han conseguido el perdurable objetivo de promover el surgimiento de una Cuba estable, próspera y democrática... No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar obtener un resultado diferente... Empujar a Cuba al abismo no beneficia a Estados Unidos ni al pueblo cubano”, afirmó el mandatario. Por su lado, Raúl Castro, el presidente cubano, dijo que la decisión de Obama merecía el reconocimiento de su pueblo. “Esto no quiere decir que lo principal se haya resuelto. El bloqueo económico, comercial y financiero que provoca enormes daños humanos y económicos a nuestro país debe cesar”, señaló. Obama anunció que hablaría al Congreso sobre el levantamiento del embargo económico a la isla.
El papa Francisco felicitó a los dos países por su decisión y el Vaticano anunció que estaba listo para apoyar el fortalecimiento de sus relaciones. Obama y Castro agradecieron la gestión mediadora del Pontífice argentino. El hecho también fue comentado por nuestra Presidenta, que invitó a Gran Bretaña a imitar a Cuba y Estados Unidos, y sentarse a negociar por la soberanía de las islas Malvinas.
Si bien la decisión está tomada, aún restan superar escollos importantes, como la aprobación de la propuesta del demócrata Obama de nombrar un embajador en La Habana por parte del Congreso, cuya mayoría será republicana a partir de enero.
Mucha agua ha pasado bajo el puente en estos 53 años. Obama admitió el fracaso de la política de aislamiento y de bloqueo económico a la que se sometió a Cuba y parafraseando a Albert Einstein (sin nombrarlo) dijo que si se quiere obtener un resultado distinto, hay que hacer algo diferente.
Este gran paso que han dado ambas naciones es producto del diálogo y de querer encontrar verdaderamente la solución a un conflicto. La mediación surge como una gran herramienta para acercar a las partes y lograr que negocien, pero cada una debe estar dispuesta a ceder en algo para avanzar hacia un entendimiento. Si uno se pretende quedarse con los dos tercios de la torta -o con toda-, difícilmente haya acuerdo. Sería positivo si Gran Bretaña aceptara negociar con nuestro país la soberanía de Malvinas o si el histórico conflicto de Medio Oriente se resolviera por la vía pacífica.
La intransigencia nunca ha sido una buena aliada para llegar a un acuerdo, la beligerancia nunca es el camino para la paz. El odio, el no respeto a la autodeterminación de los pueblos, el sometimiento, la usurpación, las guerras solo conducen a la frustración y a la negación del ser humano.
Dicen que no hay mal que dure cien años y que nada es para siempre. Este hecho parece corroborarlo.
El miércoles pasado, el presidente estadounidense, Barack Obama, anunció una moderación casi total del bloqueo comercial que pesa sobre Cuba desde enero de 1961. “Las décadas de aislamiento de Cuba por parte de los EE.UU. no han conseguido el perdurable objetivo de promover el surgimiento de una Cuba estable, próspera y democrática... No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar obtener un resultado diferente... Empujar a Cuba al abismo no beneficia a Estados Unidos ni al pueblo cubano”, afirmó el mandatario. Por su lado, Raúl Castro, el presidente cubano, dijo que la decisión de Obama merecía el reconocimiento de su pueblo. “Esto no quiere decir que lo principal se haya resuelto. El bloqueo económico, comercial y financiero que provoca enormes daños humanos y económicos a nuestro país debe cesar”, señaló. Obama anunció que hablaría al Congreso sobre el levantamiento del embargo económico a la isla.
El papa Francisco felicitó a los dos países por su decisión y el Vaticano anunció que estaba listo para apoyar el fortalecimiento de sus relaciones. Obama y Castro agradecieron la gestión mediadora del Pontífice argentino. El hecho también fue comentado por nuestra Presidenta, que invitó a Gran Bretaña a imitar a Cuba y Estados Unidos, y sentarse a negociar por la soberanía de las islas Malvinas.
Si bien la decisión está tomada, aún restan superar escollos importantes, como la aprobación de la propuesta del demócrata Obama de nombrar un embajador en La Habana por parte del Congreso, cuya mayoría será republicana a partir de enero.
Mucha agua ha pasado bajo el puente en estos 53 años. Obama admitió el fracaso de la política de aislamiento y de bloqueo económico a la que se sometió a Cuba y parafraseando a Albert Einstein (sin nombrarlo) dijo que si se quiere obtener un resultado distinto, hay que hacer algo diferente.
Este gran paso que han dado ambas naciones es producto del diálogo y de querer encontrar verdaderamente la solución a un conflicto. La mediación surge como una gran herramienta para acercar a las partes y lograr que negocien, pero cada una debe estar dispuesta a ceder en algo para avanzar hacia un entendimiento. Si uno se pretende quedarse con los dos tercios de la torta -o con toda-, difícilmente haya acuerdo. Sería positivo si Gran Bretaña aceptara negociar con nuestro país la soberanía de Malvinas o si el histórico conflicto de Medio Oriente se resolviera por la vía pacífica.
La intransigencia nunca ha sido una buena aliada para llegar a un acuerdo, la beligerancia nunca es el camino para la paz. El odio, el no respeto a la autodeterminación de los pueblos, el sometimiento, la usurpación, las guerras solo conducen a la frustración y a la negación del ser humano.
Dicen que no hay mal que dure cien años y que nada es para siempre. Este hecho parece corroborarlo.
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