20 Diciembre 2014
BUENOS GOLPES. Lo del profesional de Las Yungas están en franco ascenso. FOTO DE fernando sayavedra
Lautaro Murúa fue un actor y director de cine y de teatro chileno-argentino. Por alguna cuestión familiar (que comenzó un tío), fue el inspirador del apodo con que el mundo del golf conoce a Nelson Ledesma: “Muru”. El jugador, uno de los de mayor proyección de este deporte, cerca estuvo este año de pegar el salto al Web.com, segundo torneo en relevancia del tour del PGA. “Estuve cerca y aunque perdí la chance de un boleto directo, igual me siento contento”, dijo el locuaz profesional, de 24 años, que hasta hoy jugará el Tour Championship en el campo de San Pablo. “Tucumán es lo más lindo para mí. Y jugar aquí me encanta”, señaló.
“Esta temporada jugué con mayor madurez. En 2013 era de los que más birdies lograba, pero también cometía muchas equivocaciones. Tiraba a banderas que no valían la pena, arriesgaba. Sigo aprendiendo a jugar. Al golf hay que saber jugarlo, no es sólo pegarle bien a la pelota.”, cuenta.
El Abierto del Sur fue un punto de inflexión para él, en 2014. Se sintió cómodo en la cancha y encontró la manera de encarar las últimas vueltas y pelear el torneo. Manejó la presión y la adrenalina y le dio impulso para encarar el PGA Tour Latinoamérica. “Que esta gira mejores año tras año me hace sentir mejor. Se trabaja más, se pone más empeño. Por caso, me llevó a trabajar mejor física y psicológicamente. La mayor parte de los jugadores lo hace. En lo personal, hace un año y medio que estoy trabajando con Torcuato Girotti, un profesor de Bahía Blanca, que me permitió mejorar mi juego. Los mejores resultados los logré trabajando con él.”
Nelson dice ya estar asimilado a la vida nómade de un jugador profesional de golf. “Este año viajé 35 semanas; en 2013 fue parecido. Siempre me moví en América. A Europa fui a jugar la Escuela, pero no me fue bien. Sí pretendo instalarme en EE.UU., donde jugué mini tours y tuve buenos resultados.”, apunta. Y luego detalla algunos aspectos de sus viajes: “en Perú, en particular, me tratan bien. Hasta fans tengo. En México y en Colombia pasa algo parecido. Son países con gente amistosa. Y eso me hace sentir cómodo. En las canchas colombianas las cosas me salen bien, es como si fuera mi segunda patria golfística. Eso sí, mucho juego pero poco turismo.”
Fruto de esos viajes es que consolidó una amistad con los otros tucumanos que juegan el PGA latino. “Tratamos de estar siempre juntos. César Costilla y Jorge Monroy son con quienes más comparto. “Sapo” es tremendo: bromista, charlatán, los carga a todos; Jorge es todo lo contrario. Gustavo Acosta y Julio Zapata también están con nosotros casi siempre. Tratamos de alquilar juntos, hacemos vida de familia, incluso comiendo platos argentinos. Costilla cocina muy bien (el guiso de arroz y lentejas que hace es antológico), Acosta también. Yo, nada de nada. Sí ayudo a lavar los platos, limpiar, ayudar en la cocina.”
Nelson dice estar tratando de formar parte del Web.com. “Por estos días hay gestiones por invitaciones para disputar los torneos de Panamá, Brasil y Colombia. La idea es jugar bien para tener chance de jugar un re-ranking que me abra la puerta de ese trazado. Si eso no da, el plan es seguir firme en el PGA latino.”
Su lugar en el presente del gols también es materia de análisis. “Sé que formo parte de una generación de buenos jugadores. A uno le llegan los elogios, ser tenido en cuenta. Eso estimula, da impulso para crecer. Y tenemos grandes referentes, como Ángel Cabrera y Andrés Romero.
“Esta temporada jugué con mayor madurez. En 2013 era de los que más birdies lograba, pero también cometía muchas equivocaciones. Tiraba a banderas que no valían la pena, arriesgaba. Sigo aprendiendo a jugar. Al golf hay que saber jugarlo, no es sólo pegarle bien a la pelota.”, cuenta.
El Abierto del Sur fue un punto de inflexión para él, en 2014. Se sintió cómodo en la cancha y encontró la manera de encarar las últimas vueltas y pelear el torneo. Manejó la presión y la adrenalina y le dio impulso para encarar el PGA Tour Latinoamérica. “Que esta gira mejores año tras año me hace sentir mejor. Se trabaja más, se pone más empeño. Por caso, me llevó a trabajar mejor física y psicológicamente. La mayor parte de los jugadores lo hace. En lo personal, hace un año y medio que estoy trabajando con Torcuato Girotti, un profesor de Bahía Blanca, que me permitió mejorar mi juego. Los mejores resultados los logré trabajando con él.”
Nelson dice ya estar asimilado a la vida nómade de un jugador profesional de golf. “Este año viajé 35 semanas; en 2013 fue parecido. Siempre me moví en América. A Europa fui a jugar la Escuela, pero no me fue bien. Sí pretendo instalarme en EE.UU., donde jugué mini tours y tuve buenos resultados.”, apunta. Y luego detalla algunos aspectos de sus viajes: “en Perú, en particular, me tratan bien. Hasta fans tengo. En México y en Colombia pasa algo parecido. Son países con gente amistosa. Y eso me hace sentir cómodo. En las canchas colombianas las cosas me salen bien, es como si fuera mi segunda patria golfística. Eso sí, mucho juego pero poco turismo.”
Fruto de esos viajes es que consolidó una amistad con los otros tucumanos que juegan el PGA latino. “Tratamos de estar siempre juntos. César Costilla y Jorge Monroy son con quienes más comparto. “Sapo” es tremendo: bromista, charlatán, los carga a todos; Jorge es todo lo contrario. Gustavo Acosta y Julio Zapata también están con nosotros casi siempre. Tratamos de alquilar juntos, hacemos vida de familia, incluso comiendo platos argentinos. Costilla cocina muy bien (el guiso de arroz y lentejas que hace es antológico), Acosta también. Yo, nada de nada. Sí ayudo a lavar los platos, limpiar, ayudar en la cocina.”
Nelson dice estar tratando de formar parte del Web.com. “Por estos días hay gestiones por invitaciones para disputar los torneos de Panamá, Brasil y Colombia. La idea es jugar bien para tener chance de jugar un re-ranking que me abra la puerta de ese trazado. Si eso no da, el plan es seguir firme en el PGA latino.”
Su lugar en el presente del gols también es materia de análisis. “Sé que formo parte de una generación de buenos jugadores. A uno le llegan los elogios, ser tenido en cuenta. Eso estimula, da impulso para crecer. Y tenemos grandes referentes, como Ángel Cabrera y Andrés Romero.
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