18 Diciembre 2014
La Historia nos tiró ayer todo su peso encima. La reanudación de las relaciones bilaterales entre los Estados Unidos y Cuba es un acontecimiento de una trascendencia histórica difícil de dimensionar (sobre todo en su proyección futura), pero fácil de advertir. Aunque la enemistad entre el régimen castrista y el Estado norteamericano se enmarcan en la guerra fría, la enemistad entre uno y otro no es un asunto de museo: jamás en la historia se estuvo tan cerca de una guerra termonuclear (y de la extinción de la humanidad) como durante la “crisis de los misiles”, en 1962. Que ambas naciones comiencen a hacer las paces es una noticia de una contundencia indubitable, aún cuando el acercamiento no implique el inmediato cese del bloqueo económico de la isla. Con esa convicción, el anuncio que por separado efectuaron Raúl Castro y Barack Obama ocupa el espacio central de nuestra portada. Pero las noticias locales también pelearon y ganaron lugares en la portada. Fue el caso de las novedades en el caso Rigourd, del confuso asesinato en el sur de la capital y, sobre todo, de la decisión del poder político tucumano de mantener a la provincia en emergencia económica.
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