A pasar el verano
No es tiempo de negociaciones, de pactos ni de acuerdos entre dirigentes; en política hoy es tiempo de vacaciones frente al mar y de esperar, o de aguantar. Por lo menos los que ya están haciendo sus apuestas con miras a agosto de 2015 aguardan que pase el verano para empezar a buscar interlocutores, para dar inicio a diálogos más serios -alejados de los abrazos que sólo sirven para las fotos y para alimentar especulaciones- y para cerrar posibles convenios electorales. Mientras tanto, todos especulan y hacen encuestas para ver cómo se están posicionando en la opinión de la gente, aunque las consultas puedan ser tan engañosas como los resultados.

Unos, como en el oficialismo alperovichista, tratan de consolidar su estructura clientelar teniendo al Estado como receptor de recursos y al PJ como una ong. Otros recorren con carretillas los campos del enemigo -tanto en el Gobierno como en la oposición- con la intención de levantar posibles heridos, aquellos maltratados que son expulsados de los centros de poder y de decisión. También están los que pretenden convertirse en los árbitros finales de la contienda frente a un panorama de tercios en las preferencias ciudadanas. Juegos de posicionamientos, nada más.

Por ahí anda el secretario de Obras Públicas de la Nación tratando de instalar su figura -después de consolidarse políticamente en Santa Cruz y en la gestión nacional del kirchnerismo- a costa de anuncios de obras millonarias para seducir a intendentes y a comisionados rurales; inmiscuyéndose y amenazando el ámbito de influencia del ministro del Interior, Osvaldo Jaldo. José López es un “invento” de Alperovich, lo trajo a la provincia para que se inserte en el ambiente político local, para que se arme y ofrezca pelea por alguna candidatura, pero que ahora está jugando en contra de sus propios intereses.

Algunas voces en el peronismo dicen que De Vido también estuvo en la movida lopecista y que ahora el gobernador no sabe cómo sacárselo de encima, porque el concepcionense con su criterio de hacer política pensando en las próximas décadas lo está fastidiando. ¡Cómo va a venir a hablar de mejorar la provincia, cuando los últimos 11 años de la gestión son los mejores de los 31 años de reiniciada democracia! ¿Mejorar qué? Toda una osadía. ¿Acaso se quiere presentar como la continuidad con cambios?

No, López aún no se declaró sciolista. No es tiempo. Falta que las PASO definan al candidato del Frente para la Victoria. El funcionario es un kirchnerista que piensa como kirchnerista. En ese sentido, no quiere al intendente Amaya jugando por fuera del oficialismo tucumano. Es más, hasta apuesta a convencer al jefe municipal a que se sume otra vez al carro del Gobierno, y a Alperovich a que lo reciba con los brazos abiertos.

El concepcionense no entiende que quienes se dicen kirchneristas, o cristinistas, no jueguen en el mismo bando y que estén enfrentados. Tal vez esta postura sume al descontento y al desconcierto de Alperovich, que no quiere que le hablen de Amaya, por lo menos por ahora. Y este juega sus propias fichas, más allá de que tenga que definir el precio final del cospel, debiendo pagar algún costo social.

El intendente quiere convertirse en el árbitro de los comicios en 2015. Para eso, según sus adláteres, lo único que hace es caminar, caminar y caminar con la intención de arrimar seguidores a su causa. La meta es posicionarse como el tercero en discordia, como el que finalmente con su peso electoral defina para dónde se puede inclinar el fiel de la balanza: para Alperovich o para el radical José Cano. Según señalan, sus propias encuestas le permiten cierto optimismo político y entusiasmo electoral.

De acuerdo a lo que se comenta por la sede municipal, Amaya aspira a que, con su caudal posible de adhesiones, termine siendo quien resuelva quién sucederá a Alperovich. Claro, con él en la fórmula final del oficialismo o de la oposición, pero siempre jugando en el primer puesto. El intendente, hoy por hoy, no resigna su candidatura a gobernador. Sin embargo, aún mucha agua debe pasar bajo del puente durante el verano. Después se verá.

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