La lluvia no pudo frenar la fe de 50.000 devotos en Lules

La lluvia no pudo frenar la fe de 50.000 devotos en Lules

Durante la noche fue incesante la columna de peregrinos que caminó por la ruta 38 bajo la tormenta. Los testimonios de los promesantes

DEVOCIÓN. Varios kilómetros de cola realizaron los fieles para poder tomar gracias de la imagen de la Virgen del Valle del santuario de La Reducción. DEVOCIÓN. Varios kilómetros de cola realizaron los fieles para poder tomar gracias de la imagen de la Virgen del Valle del santuario de La Reducción. FOTO ARCHIVO/ LA GACETA.
09 Diciembre 2014
El primer milagro se produjo en la víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción. Una columna incesante de fieles se extendió a lo largo de la ruta 38 durante toda la noche. Bajo la tormenta, que por momentos reducía al mínimo la visibilidad, cientos de jóvenes caminaban por el medio de la ruta, de espaldas a los autos. Los bocinazos obligaban a los peregrinos a volver a la banquina resbalosa por el barro. Pero no por mucho tiempo. Apenas lograba pasar el vehículo, los fieles volvían al pavimento, muchos con los pies descalzos o en ojotas, abrazados de a dos o de a tres, bajo un solo plástico negro. También había muchos cochecitos de bebés.

El jefe de la Regional Oeste, comisario Guido Arturo Salas, dijo que el operativo de seguridad comenzó en la tarde del domingo y que había 200 efectivos trabajando. Pero dijo que se sentía impotente a la hora de persuadir a los peregrinos para que no se arriesguen a caminar por el centro de la ruta.

“Por suerte no hubo que lamentar accidentes”, dijo. Sí se hicieron controles de alcoholemia y se liberaron del tránsito unos 500 metros al norte y al sur del santuario de Nuestra Señora del Valle. Calcula que ayer unos 50.000 peregrinos visitaron La Reducción, en Lules.

“Cuando llegaron a la madrugada, muchos jóvenes que habían caminado toda la noche tuvieron que ser asistidos por las ambulancias del 107 porque habían tomado frío. Fue el único percance”, contó el párroco Dante Gómez. Por la mañana, el arzobispo monseñor Alfredo Zecca ofició la misa y le encomendó a la multitud que “lleve a Jesús y a la Virgen en su corazón”. El lema de la fiesta era “Tú me elegiste como Madre, yo quiero regresar a tu hogar”.

Corazones cargados
Cada uno llegó con su lista de pedidos en el corazón. Eduardo Luna, de Villa 9 de Julio, entró de rodillas al santuario desde la ruta, por donde ha caminado desde las dos de la mañana. “Vengo todos los años a pedir por mi mamá que se llama Del Valle. Quiero agradecer porque ella me quiere y me cuida”, dice este hombre con mente y corazón de niño. Oriana Sarmiento, una chica trans de 34 años, también le pide a la Virgen que la ayude a abrir una peluquería para poder trabajar en lo que le gusta (“por ahora hago domicilio”). Hace tiempo que le reza a la Virgen del Valle y cuenta con orgullo que en dos fiestas seguidas le hizo la peluquita que lució la Virgen en su día, con pelo natural. Oriana es de Mercedes, el mismo pueblo de “Palito” Ortega. “Vivíamos justo al frente de su casa, y cuando mi mamá era chica jugaba con él”, recuerda.

Oriana ha venido acompañando a su amiga Estefanía Nieva que trae en brazos a su hija Ema Morena, de dos meses, vestida de blanco y con el manto celeste de la Virgen. “Nació con una infección en los pulmones. La tuve con respirador artificial y la Virgen me la curó”, dice al lado de su esposo, Carlos Villagra.

Varias familias de La Costanera y del Juan XXIII, entre otros barrios humildes, se han encontrado en los jardines del santuario. Allí comen, duermen en carpas, rezan y compran souvenirs para los parientes que no pudieron venir.

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