04 Diciembre 2014
TRAS LA OLA DELICTIVA. Las aulas quedaron peladas, después de los incontables robos que sufrieron. FOTO ENVIADA AL WHATSAPP DE LA GACETA
Todas las expresiones eran de bronca y tristeza ayer en el colegio Cooperativa Nuestra Señora de Itatí, en Lastenia. Se debe a que los chicos tuvieron que hacer sus tareas en el piso porque un grupo de delincuentes los dejó sin sillas, no conformes con ya haberse llevado casi todos los elementos de valor que había en la institución en ocasiones anteriores.
Este último robo es el séptimo u octavo del año, según indicó Yanine Carolina Barraza, la docente que está a cargo de la dirección en el turno tarde. “Hace dos años que venimos con los robos, pero este año se volvieron más constantes. ¡Llegaron a llevarse hasta las cortinas!”, contó la maestra, sorprendida e indignada.
Según el relato de la docente, el hecho ocurrió el martes a la noche. Y, cuando el personal llegó al colegio ayer a la mañana, se encontró con algunas puertas violentadas y un aula prácticamente vacía. “Son casi 30 sillas las que se llevaron. Hoy tuvimos chicos sentados en el piso, duele muchísimo”, lamentó la docente.
“Lo peor de todo es que esto no es cosa de una vez, sino que hay un empecinamiento de acabar con el sacrificio de los docentes y de los papás que pagan una cuota”, se quejó Barraza.
La mujer recordó que hace 15 días ya habían sufrido un hecho de inseguridad, cuando los delincuentes arrasaron con los ventiladores del colegio. “Los papás tienen que traer los ventiladores de la casa para que los chicos puedan estudiar con el calor. Está bien, lo hacen por sus hijos, pero no es justo”, agregó la mujer.
“No se puede seguir”
Barraza contó que el colegio es una cooperativa, que nació en plena crisis de 2001 gracias al esfuerzo de docentes y de padres de alumnos. “Al colegio lo hicimos a pulmón, sin un peso en el bolsillo, pero con un gran entusiasmo. Ahora esto nos tira abajo. Ya no se puede seguir. El sábado fuimos a la Policía porque habían entrado y revuelto las cosas de los chicos. No sabe la impotencia que se siente al ver tiradas las bibliotecas y los matafuegos destruidos porque no se los pudieron llevar”, describió la docente.
Hasta ayer, los ladrones ya habían dejado a la institución sin cortinas, ventiladores, equipos de audio, sillas y matafuegos, entre otras cosas. “Los papás propusieron hacer un bingo para recaudar fondos y volver a comprar las cosas, pero de qué sirve si mañana cuando abramos la puerta nos vamos a encontrar con lo mismo”, reflexionó Barraza, desesperanzada.
“Esto atenta contra nuestra fuente laboral y contra la educación de los chicos”, concluyó la mujer, al reclamar seguridad para la institución.
Este último robo es el séptimo u octavo del año, según indicó Yanine Carolina Barraza, la docente que está a cargo de la dirección en el turno tarde. “Hace dos años que venimos con los robos, pero este año se volvieron más constantes. ¡Llegaron a llevarse hasta las cortinas!”, contó la maestra, sorprendida e indignada.
Según el relato de la docente, el hecho ocurrió el martes a la noche. Y, cuando el personal llegó al colegio ayer a la mañana, se encontró con algunas puertas violentadas y un aula prácticamente vacía. “Son casi 30 sillas las que se llevaron. Hoy tuvimos chicos sentados en el piso, duele muchísimo”, lamentó la docente.
“Lo peor de todo es que esto no es cosa de una vez, sino que hay un empecinamiento de acabar con el sacrificio de los docentes y de los papás que pagan una cuota”, se quejó Barraza.
La mujer recordó que hace 15 días ya habían sufrido un hecho de inseguridad, cuando los delincuentes arrasaron con los ventiladores del colegio. “Los papás tienen que traer los ventiladores de la casa para que los chicos puedan estudiar con el calor. Está bien, lo hacen por sus hijos, pero no es justo”, agregó la mujer.
“No se puede seguir”
Barraza contó que el colegio es una cooperativa, que nació en plena crisis de 2001 gracias al esfuerzo de docentes y de padres de alumnos. “Al colegio lo hicimos a pulmón, sin un peso en el bolsillo, pero con un gran entusiasmo. Ahora esto nos tira abajo. Ya no se puede seguir. El sábado fuimos a la Policía porque habían entrado y revuelto las cosas de los chicos. No sabe la impotencia que se siente al ver tiradas las bibliotecas y los matafuegos destruidos porque no se los pudieron llevar”, describió la docente.
Hasta ayer, los ladrones ya habían dejado a la institución sin cortinas, ventiladores, equipos de audio, sillas y matafuegos, entre otras cosas. “Los papás propusieron hacer un bingo para recaudar fondos y volver a comprar las cosas, pero de qué sirve si mañana cuando abramos la puerta nos vamos a encontrar con lo mismo”, reflexionó Barraza, desesperanzada.
“Esto atenta contra nuestra fuente laboral y contra la educación de los chicos”, concluyó la mujer, al reclamar seguridad para la institución.
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