Por Alejandro Klappenbach
02 Diciembre 2014
OBJETIVOS COMUNES. Capurro siente que el equipo debe ser protagonista en Mendoza y le brindó su respaldo a Aymar. dyn
El Champions Trophy tiene sus polos opuestos. Por un lado marcó el debut oficial de Santiago Capurro como entrenador de Las Leonas y la despedida definitiva de Luciana Aymar. “En Mendoza le mostraron todo su cariño. Ojalá disfrute sus últimos partidos y tengamos un gran torneo como equipo”, se ilusiona.
-¿Podés creer que vayas a ser vos el último entrenador de Lucha? El momento parecía reservado para otros…
- A Luciana la conozco. Compartimos un largo tramo en los seleccionados. No se puede creer que siga jugando, tampoco que se vaya a retirar. Hemos charlado bastante sobre el tema, lo tiene muy decidido. De mi lado haré lo posible para ayudarla a manejarlo.
- ¿Cómo está físicamente?
- Ella paró después del Mundial. Cuando volvió a entrenarse no podía tener la bocha, a las dos semanas no se la podían sacar. No podemos pretender que sea la misma de hace 10 años, el tiempo pasa, ella lo sabe y ha hecho ciertas adaptaciones que le permiten seguir siendo competitiva. Tenemos claro que le cuesta el retroceso, por un tema físico. Quizá esté bueno para ella el cambio reglamentario, lo de los tiempos de 15. Veremos.
- ¿La ves en sintonía con el grupo?
A las más chicas les cuesta jugar con su ídola. Le dan la bocha siempre y no hacen lo que deben hacer. Hay que trabajar para que esa admiración sea equilibrada. No es fácil. En Argentinos Juniors, con Riquelme, pasó algo parecido. Y Borghi lo dijo cuando debió irse. Tenemos que olvidarnos que Lucha es un mito que aún juega, para considerarla una gran jugadora en nuestra estructura. A veces sus compañeras se mueven menos, confiando en que Lucha solucionará esa falta de movimiento y generación de espacios con una gambeta. Esos pensamientos no deben existir.
- ¿Individualmente, cómo está?
Desde afuera no se imaginan lo difícil que es ser Luciana Aymar. Ser el mejor muchas veces es doloroso. Cuando vos sabés que si jugás bien tu equipo gana, tenés una presión tremenda. Ella ha convivido con eso durante toda su carrera. Es una situación que desgasta mucho. Ser casi imprescindible puede llegar a tener más contras que ventajas. Con toda esa carga parece mentira que pueda estar tan tranquila como se la ve.
- ¿Qué no puede faltarle a un equipo tuyo?
- Compromiso, entrega. Todas deben correr, con y sin pelota. La movilidad es una de las claves del deporte moderno. El equipo debe comprometerse en la posesión de la bocha, siempre. La vehemencia para la recuperación es otro objetivo.
- ¿Aspirás a un equipo rápido en el manejo y traslado de la bocha?
- Sin movimientos no hay espacios. Johan Cruyff dijo que cualquier jugador al que le das cinco segundos juega muy bien. La idea entonces es no darle ese tiempo a los rivales y encontrar el espacio para que los nuestros tengan, no sé si cinco segundos, pero si algo más de tiempo. Para eso la velocidad de pelota y de desmarque es clave.
- Ya que hablás de Cruyff, cito a Guardiola, quien alguna vez le dijo a Busquets: a un toque sos el mejor, a dos sos muy bueno, a tres sos uno más…
- Hoy en día, en fútbol o en hockey, la pelota se puede mover rápido más por la capacidad de desmarque que por el pase. Si el espacio al que va es pequeño, el pase deberá ser perfecto o será interceptado. Si va a una jugadora que tiene más espacio, ese pase puede no ser perfecto y ser igualmente efectivo. Y además el espacio mayor posibilita el intento de pasar de primera, a un toque. Sin dudas, mover las piernas rápido es determinante.
- ¿En que sentís que los rivales les tomaron la mano?
Argentina era previsible, nos anticipaban en muchas situaciones de juego. La idea es ser aún más intensos para recuperar porque la apuesta es ser más ofensivos que antes, sumando gente del fondo siempre que se pueda. Si somos ofensivos, tomamos riesgos. Si tomamos riesgos, hay que saber compensar.
- Tu ciclo tiene poco tiempo de vida. ¿Te llega en un momento incómodo el Champions Trophy?
- Incómodo o no, está ahí, es un gran desafío, somos locales y tendremos esa presión que deberemos hacerla jugar a favor y no en nuestra contra.
-Y en el contexto de tu carrera, ¿qué significa esta oportunidad?
- Si acepté es porque creo que estoy a la altura del desafío. Hace siete años que trabajo con los seleccionados. Me siento capacitado, maduro, creo que puedo aportar lo mío para que las cosas se hagan bien y se alcancen buenos resultados.
- ¿Cómo es la relación con Gabriel Minadeo, el manager de los seleccionados?
- Excelente. Desde el primer minuto le pedí cercanía, que no fuera alguien metido en una oficina. Estoy abierto a escucharlo.
-¿Podés creer que vayas a ser vos el último entrenador de Lucha? El momento parecía reservado para otros…
- A Luciana la conozco. Compartimos un largo tramo en los seleccionados. No se puede creer que siga jugando, tampoco que se vaya a retirar. Hemos charlado bastante sobre el tema, lo tiene muy decidido. De mi lado haré lo posible para ayudarla a manejarlo.
- ¿Cómo está físicamente?
- Ella paró después del Mundial. Cuando volvió a entrenarse no podía tener la bocha, a las dos semanas no se la podían sacar. No podemos pretender que sea la misma de hace 10 años, el tiempo pasa, ella lo sabe y ha hecho ciertas adaptaciones que le permiten seguir siendo competitiva. Tenemos claro que le cuesta el retroceso, por un tema físico. Quizá esté bueno para ella el cambio reglamentario, lo de los tiempos de 15. Veremos.
- ¿La ves en sintonía con el grupo?
A las más chicas les cuesta jugar con su ídola. Le dan la bocha siempre y no hacen lo que deben hacer. Hay que trabajar para que esa admiración sea equilibrada. No es fácil. En Argentinos Juniors, con Riquelme, pasó algo parecido. Y Borghi lo dijo cuando debió irse. Tenemos que olvidarnos que Lucha es un mito que aún juega, para considerarla una gran jugadora en nuestra estructura. A veces sus compañeras se mueven menos, confiando en que Lucha solucionará esa falta de movimiento y generación de espacios con una gambeta. Esos pensamientos no deben existir.
- ¿Individualmente, cómo está?
Desde afuera no se imaginan lo difícil que es ser Luciana Aymar. Ser el mejor muchas veces es doloroso. Cuando vos sabés que si jugás bien tu equipo gana, tenés una presión tremenda. Ella ha convivido con eso durante toda su carrera. Es una situación que desgasta mucho. Ser casi imprescindible puede llegar a tener más contras que ventajas. Con toda esa carga parece mentira que pueda estar tan tranquila como se la ve.
- ¿Qué no puede faltarle a un equipo tuyo?
- Compromiso, entrega. Todas deben correr, con y sin pelota. La movilidad es una de las claves del deporte moderno. El equipo debe comprometerse en la posesión de la bocha, siempre. La vehemencia para la recuperación es otro objetivo.
- ¿Aspirás a un equipo rápido en el manejo y traslado de la bocha?
- Sin movimientos no hay espacios. Johan Cruyff dijo que cualquier jugador al que le das cinco segundos juega muy bien. La idea entonces es no darle ese tiempo a los rivales y encontrar el espacio para que los nuestros tengan, no sé si cinco segundos, pero si algo más de tiempo. Para eso la velocidad de pelota y de desmarque es clave.
- Ya que hablás de Cruyff, cito a Guardiola, quien alguna vez le dijo a Busquets: a un toque sos el mejor, a dos sos muy bueno, a tres sos uno más…
- Hoy en día, en fútbol o en hockey, la pelota se puede mover rápido más por la capacidad de desmarque que por el pase. Si el espacio al que va es pequeño, el pase deberá ser perfecto o será interceptado. Si va a una jugadora que tiene más espacio, ese pase puede no ser perfecto y ser igualmente efectivo. Y además el espacio mayor posibilita el intento de pasar de primera, a un toque. Sin dudas, mover las piernas rápido es determinante.
- ¿En que sentís que los rivales les tomaron la mano?
Argentina era previsible, nos anticipaban en muchas situaciones de juego. La idea es ser aún más intensos para recuperar porque la apuesta es ser más ofensivos que antes, sumando gente del fondo siempre que se pueda. Si somos ofensivos, tomamos riesgos. Si tomamos riesgos, hay que saber compensar.
- Tu ciclo tiene poco tiempo de vida. ¿Te llega en un momento incómodo el Champions Trophy?
- Incómodo o no, está ahí, es un gran desafío, somos locales y tendremos esa presión que deberemos hacerla jugar a favor y no en nuestra contra.
-Y en el contexto de tu carrera, ¿qué significa esta oportunidad?
- Si acepté es porque creo que estoy a la altura del desafío. Hace siete años que trabajo con los seleccionados. Me siento capacitado, maduro, creo que puedo aportar lo mío para que las cosas se hagan bien y se alcancen buenos resultados.
- ¿Cómo es la relación con Gabriel Minadeo, el manager de los seleccionados?
- Excelente. Desde el primer minuto le pedí cercanía, que no fuera alguien metido en una oficina. Estoy abierto a escucharlo.
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