Nadie puede negar que Jockey Club fue un dignísimo rival. Dejó el alma en la Superfinal del Anual de hockey que perdió ayer por la noche ante Tucumán Rugby, un rival con oficio en las duras batallas y con un rica historia en el hockey tucumano.
Marcos Paz vibró con la banda de música, los papeles picados y las bombas de estruendos. Las casi 700 personas que fueron a presenciar el partido se fueron por demás conformes. Porque vieron a dos equipos que se brindaron por el espectáculo.
Cuando Jockey Club estaba 4-2 abajo, sabiendo que era casi imposible sacar la diferencia de goles para poder lograr la hazaña, sus jugadoras, lejos de bajar los brazos y dar por perdida la batalla, iban al frente perdiéndole el respeto al mejor equipo de la temporada 2014.
Ya nada importaba. Lo único que tenían en su cabeza las dirigidas por Ariel Mairata, era ganar el partido. No pudieron, pero igual salieron con la frente en alto, porque dejaron todo. Y su público reconoció ese esfuerzo despidiéndolas con aplausos.
"Ellos tiene mucha experiencia en finales. Estábamos convencidos de que podíamos marcar goles, pero bueno, enfrente tuvimos a un equipo de mucha jerarquía", reconoció Mairata, y no se equivocó.
Ganar por cuarto año consecutivo una corona, habla a las claras de que Tucumán Rugby es un equipo imbatible en las duras batallas."Tenía plena confianza en mi equipo, y la verdad, me asusté un poco cuando quedamos 2-0 abajo. Pero cuando convertimos el primer gol pensé: 'es imposible que se nos escape el partido'", y Rafael Darnay, el entrendor del campeón, tampoco se equivocó.
El plantel de las "verdinegras" también sacó a relucir su garra en los peores momentos y salió a flote porque tuvo paciencia, y porque junto a las pocas jugadoras de experiencia que quedan en el equipo, hay mucha juventud que corre al mismo ritmo que las demás y que saben lo que es vestir la "verdinegra".