Clima hostil, mano pesada

Quien abrazó más de la cuenta la almohada y llegó tarde al Monumental, donde Atlético despedía la semana de trabajo con una sesión de fútbol 11, era recibido, a metros de cruzar el portón de acceso para autos, de calle 25 de Mayo, con un: “te perdiste el show de guantes”. Ajá. Interesante. El dormilón pregunta, cómo, en qué momento y con quiénes se armó. La respuesta no es de un reality show. Es la vida misma, la realidad. “Entre Garnier y Gómez. Bah, Garnier lo conectó dos veces al otro”, esa respuesta no sale de una boca, sino de varias que se repiten unas a otras.

Hubo gresca en el “José Fierro”, una calentura que disparó la temperatura del mediodía infernal tucumano. Las secuelas fueron retos varios, después de las típicas amenazas de revancha, y un pedido de calma. Juan Azconzábal decide no hablar absolutamente nada del tema. Su preparador físico, Rodrigo Anaya, increpa muy molesto por la pregunta y torea al cronista de LG Deportiva: “¿Acaso viste algo para hablar?”, advierte. La información vuela, las fuentes también, así como los puños de Garnier que terminaron cerca del rostro de Gómez.

La pica no es de ayer, viene llenando el vaso de la paciencia desde hace un tiempo. La gota que lo rebasó fue una queja por una falla en la cobertura de “Gomito” y su consecuente respuesta en tono pasado. El jujeño se le fue al humo, pegó primero. Dos veces. Los separaron y luego Azconzábal pidió paz, un levantamiento de armas que no toleraba un chiste. “Ya está, son cosas que pasan en la cancha. No es nada, sin rencores”, reconoció ya frío Gómez. Garnier siguió la misma línea. “Fue una reacción de un partido, calentura que no sale de la cancha”, dijo después de fumar la pipa de la paz.