30 Noviembre 2014
Hace dos semanas, Tomás Maldonado estuvo en la Argentina inaugurando el “Centro de Diseño del Conocimiento” que lleva su nombre y se ubica en el Polo Científico Tecnológico de Buenos Aires. En esa oportunidad dio una conferencia magistral -en la sala central de la Academia de Medicina, presentado por el ministro de Ciencia Lino Barañao y ante un millar de espectadores- sobre los desafíos que traen los tiempos de internet. En varios de sus libros, como Lo real y lo virtual (un best seller en Italia en los años 90), Crítica de la razón informática (1998) o Memoria y conocimiento. Sobre los destinos del saber en la perspectiva digital (2007), abordó las cuestiones sobre las que se explayó en su presentación.
“Se puede definir al poder, de manera fría y descarnada, como el control de los datos. Y en los últimos años lo que nos ha ocurrido, a la inmensa mayoría de los ciudadanos del planeta, es que hemos perdido el control de los datos”, advierte Maldonado. Agrega que históricamente quienes controlaron los datos tendieron a esconderlos pero que hoy sabemos quienes los controlan. El futuro de nuestras organizaciones sociales depende, según él, de nuestra capacidad para rediseñar la distribución de los datos.
“El primer hombre que rompió el silencio fue el presidente del Parlamento europeo (Martin Schulz) al señalar que debe buscarse una forma de preservar las autonomías nacionales en el nuevo contexto”, afirma Maldonado. El profesor emérito del Politécnico de Milán cerró su charla resaltando lo que se pierde con el avance tecnológico. “Hoy uno puede hacer muchas tareas al mismo tiempo pero sacrificando la profundidad”, concluyó.
© LA GACETA
PERFIL
Tomás Maldonado nació en Buenos Aires, en 1922. Fue miembro fundador del Movimiento de Arte Concreto, rector de la Escuela Superior de Diseño de Ulm (Alemania), profesor de las universidades de Bolonia, Princeton el Politécnico de Milán, presidente del International Council of Societies of Industrial Design y miembro de la Academia de Bellas Artes de Brera. Obtuvo, entre muchos otros lauros, la “Design Medal” (la más alta distinción en el campo del diseño de Inglaterra) y el título de “Cavaliere de gran croce” (la máxima distinción honorífica italiana).
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