El vandalismo urbano no cesa en “La Perla del Sur”

El vandalismo urbano no cesa en “La Perla del Sur”

Los inadaptados sociales destruyen árboles, contenedores, bancos y juegos de las plazas y dañan monumentos

Es cierto que sucede en muchos lugares, lo cual no significa que esté bien. Es sinónimo de asolación, gamberrismo, destrucción, devastación, salvajismo, barbarie, pillaje. El vandalismo es también un reflejo de la insatisfacción social, de la intolerancia y en particular, de la agresividad y la violencia que anida en una buena parte de los ciudadanos.

En nuestra edición de ayer, dedicamos un amplio espacio a la depredación urbana en Concepción. En el parque de la Joven Argentina, de más de 50 hectáreas, plantaron recientemente 100 y a la semana no quedaba ninguno. También es cierto que este pulmón verde ubicado a la vera del río Gastona, al norte de la ciudad, está prácticamente abandonado y durante la noche es un lugar muy inseguro. Ruidos raros llaman a menudo la atención de los vecinos. Escuchan caer árboles y luego el rumor de vehículos. “Es una pena la depredación que sufrió en los últimos años este paseo público. Hasta hace un tiempo teníamos pista de salud y juegos para chicos. No quedó nada. Ahora resulta que también están destruyendo lo único lindo que le queda: los árboles”, dijo una señora.

Un destino de depredación similar ha sufrido el Bosque de la Mujer, que fue inaugurado hace tres meses en la plaza Haimes. No dejaron ejemplar en pie.

Víctimas de estos inadaptados sociales son las esculturas y de los bancos, que padecen la escritura de leyendas de todo tipo, así como los canteros y los contenedores que son destruidos. Las placas de bronce de los monumentos son un recuerdo. En la plaza de la Tradición, se destruyeron los bancos, rompieron los toboganes, así como la fuente; se robaron figuras de caballos y de otros objetos creados a partir del reciclaje de materiales de ingenios.

Respecto del parque de la Joven Argentina, el director municipal de Medio Ambiente dijo que debieron ponerle un portón de entrada y requerir la intervención de la Dirección provincial de Flora y Fauna. “El parque está sufriendo la tala indiscriminada de los grandes ejemplares que datan de la década del 70, cuando se inauguró el espacio verde. “También hicimos una exposición de los hechos ante la Policía”, dijo. 

En octubre pasado, informamos que la centenaria Biblioteca Avellaneda padecía el robo furtivo de fragmentos del mármol que forman parte de la escalinata de acceso de la institución, cuya fachada tiene gran valor arquitectónico. La presidenta de la entidad dijo entonces: “no podemos entender cómo hay personas que se empeñan en hacer daño. Esta biblioteca es la única de Concepción y es de toda la comunidad que, con mucho esfuerzo, dona tiempo y dinero para que vuelva a ser un polo cultural”. 

Como bien señala el funcionario municipal, se debe apostar a la educación. Nos parece que la instrucción cívica debe impartirse ya desde la infancia. Por ejemplo, una vez al mes, se podría llevar a los alumnos de una escuela a la plaza del barrio para que elaboraran un registro sobre el estado de los árboles, de las plantas, de los bancos, de la caminería, de los juegos, del parquizado, de las estatuas. Otro día, con asesoramiento municipal, se podría incentivar a los mismos chicos -acompañados por los padres- a reparar lo que está deteriorado. Tal vez así, padres e hijos irían tomando conciencia de la necesidad de cuidar nuestro patrimonio. El vandalismo es un acto de incultura y de desamor. ¿Acaso alguien destruiría su propio hogar? ¿Por qué hacerlo entonces con la ciudad que es la casa de todos?


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