Por Marcelo Androetto
25 Noviembre 2014
ARCHIVO LA GACETA
SAN FRANCISCO (Córdoba).- Convocado de urgencia para apagar el incendio de un ascenso que a Atlético parecía escurrírsele como arena entre los dedos, Juan Manuel Azconzábal mostró ser un “bombero” eficaz en San Francisco, cuando las llamas volvían a avivarse.
En el entretiempo ante Sportivo Belgrano, con el 0-1 en la chapa y un panorama lleno de nubarrones, el “Vasco” aprobó el examen, tanto desde las palabras como desde las decisiones. Sacó a un inexpresivo Juan Imbert y puso en su lugar a Leandro Díaz, pero no sólo eso: ubicó al ex Lanús por la izquierda, donde en la etapa inicial se había desempeñado Guillermo Acosta. Con “Bebé” jugando más suelto, a manera de enganche, llegaron los goles de los dos centrodelanteros en cancha: Cristian Menéndez -la figura en San Francisco- y el propio Díaz. De esa forma revirtió la historia y dejó al “decano” otra vez en carrera rumbo a Primera.
“Cuando estábamos abajo sentimos la impotencia de que ‘¿cómo se nos puede ir otra vez esto?’ Gracias a Dios nos habló el ‘Vasco’ y nos dio confianza para el segundo tiempo”, admitió Pablo Garnier con el 2-1 ya en el bolsillo.
Fiel a los códigos, Azconzábal se negó a revelar qué les dijo a los jugadores puertas adentro en esos 15 minutos que marcaron un antes y un después en la fisonomía del equipo en su paso por el este de Córdoba.
“Son las cosas que se hablan en el fútbol. Sí es verdad que éste es un juego en el cual la parte psicológica cumple un papel fundamental. El fútbol argentino es muy equilibrado. No se puede mirar la tabla de posiciones a la hora de analizar un encuentro”, señaló en declaraciones a LG Deportiva con la tranquilidad otorgada por un triunfo importante y necesario.
“En la previa del partido el equipo ya sabía lo que se estaba jugando, y un gol en contra faltando tres minutos para que termine el primer tiempo no te puede modificar, si los jugadores están convencidos de la idea”, afirmó el sucesor del “Chulo” Rivoira, antes de sincerarse: “En 15 días sería un poquito engañarnos pensar que podemos modificar todo”.
El entrenador “decano” no vio tanta diferencia entre la prestación de Atlético en una y otra etapa. “Seguimos jugando de la misma manera. El riesgo que se corrió fue el mismo, con la diferencia que de tres oportunidades metimos dos y en el primero ninguna. Y más allá de algún cambio individual, el equipo puede haber jugado más corto en 35 metros que pregonamos nosotros”, argumentó.
Con todo, esos cambios de nombre y de posición en el arranque del complemento no fueron temas menores en el desenlace del encuentro, al igual que un hecho empírico: la fiereza con la que el equipo salió a buscar el empate primero y el desnivel después, no había sido perceptible en la etapa inicial.
“Todo es mérito de los jugadores. Juan (Imbert) es de los más generosos que hay dentro del plantel en cuanto al despliegue y a la generación de espacios. Nosotros interpretamos que podía ser útil Leandro (Díaz) en la posición de Guillermo (Acosta), más allá de que éste estaba siendo punzante. A veces todo sale como se planifica pero fue la tarea colectiva la que sostuvo todo”, explicó modesto, sin querer robarse ningún crédito por el éxito conseguido que los acerca a Primera.
Sin embargo, hay una realidad incontrastable: en San Francisco, Azconzábal hizo un diagnóstico certero y, cual médico especializado, optó por el tratamiento adecuado para mejorar el estado del paciente, un “decano” casi en estado terminal. Ahora, su futuro luce mucho más saludable.
“Es innegable que nos beneficiaron las derrotas de Huracán y de Patronato. Pero todavía falta mucho. Los resultados condicionan. No es ideal depender de los demás, pero las circunstancias nos obligan a eso. Veremos con el correr de los días dónde estamos parados cuando nos toque enfrentar a Santamarina”, manifestó.
Por su parte, Garnier se animó a mirar hacia ese obstáculo que se levanta en el horizonte de Atlético de aquí a dos semanas. “Tenemos que prepararnos para jugar el 100 por ciento contra Santamarina. Nuestra cancha va a explotar y no podemos desaprovechar la oportunidad de regalarle esa victoria a la gente”. El ex Colón añadió: “Estamos todos juntos ahí, luchando por el quinto puesto; lo bueno es que se ganó y que tenemos aire todavía”.
Azconzábal también tiene en claro que ahora Atlético vuelve a depender de Atlético. Y ante la pregunta de cómo se iba de San Francisco, respondió: “Sabiendo que el equipo tiene respuestas futbolísticas y anímicas, y que hay que mejorar mucho para llegar a lo que pretendo. Pero eso se verá cuando tenga tiempo de trabajo. Ahora todo depende de los jugadores”.
Quizá en un par de semanas, el “Vasco” vuelva a ser técnico de un equipo de Primera.
En el entretiempo ante Sportivo Belgrano, con el 0-1 en la chapa y un panorama lleno de nubarrones, el “Vasco” aprobó el examen, tanto desde las palabras como desde las decisiones. Sacó a un inexpresivo Juan Imbert y puso en su lugar a Leandro Díaz, pero no sólo eso: ubicó al ex Lanús por la izquierda, donde en la etapa inicial se había desempeñado Guillermo Acosta. Con “Bebé” jugando más suelto, a manera de enganche, llegaron los goles de los dos centrodelanteros en cancha: Cristian Menéndez -la figura en San Francisco- y el propio Díaz. De esa forma revirtió la historia y dejó al “decano” otra vez en carrera rumbo a Primera.
“Cuando estábamos abajo sentimos la impotencia de que ‘¿cómo se nos puede ir otra vez esto?’ Gracias a Dios nos habló el ‘Vasco’ y nos dio confianza para el segundo tiempo”, admitió Pablo Garnier con el 2-1 ya en el bolsillo.
Fiel a los códigos, Azconzábal se negó a revelar qué les dijo a los jugadores puertas adentro en esos 15 minutos que marcaron un antes y un después en la fisonomía del equipo en su paso por el este de Córdoba.
“Son las cosas que se hablan en el fútbol. Sí es verdad que éste es un juego en el cual la parte psicológica cumple un papel fundamental. El fútbol argentino es muy equilibrado. No se puede mirar la tabla de posiciones a la hora de analizar un encuentro”, señaló en declaraciones a LG Deportiva con la tranquilidad otorgada por un triunfo importante y necesario.
“En la previa del partido el equipo ya sabía lo que se estaba jugando, y un gol en contra faltando tres minutos para que termine el primer tiempo no te puede modificar, si los jugadores están convencidos de la idea”, afirmó el sucesor del “Chulo” Rivoira, antes de sincerarse: “En 15 días sería un poquito engañarnos pensar que podemos modificar todo”.
El entrenador “decano” no vio tanta diferencia entre la prestación de Atlético en una y otra etapa. “Seguimos jugando de la misma manera. El riesgo que se corrió fue el mismo, con la diferencia que de tres oportunidades metimos dos y en el primero ninguna. Y más allá de algún cambio individual, el equipo puede haber jugado más corto en 35 metros que pregonamos nosotros”, argumentó.
Con todo, esos cambios de nombre y de posición en el arranque del complemento no fueron temas menores en el desenlace del encuentro, al igual que un hecho empírico: la fiereza con la que el equipo salió a buscar el empate primero y el desnivel después, no había sido perceptible en la etapa inicial.
“Todo es mérito de los jugadores. Juan (Imbert) es de los más generosos que hay dentro del plantel en cuanto al despliegue y a la generación de espacios. Nosotros interpretamos que podía ser útil Leandro (Díaz) en la posición de Guillermo (Acosta), más allá de que éste estaba siendo punzante. A veces todo sale como se planifica pero fue la tarea colectiva la que sostuvo todo”, explicó modesto, sin querer robarse ningún crédito por el éxito conseguido que los acerca a Primera.
Sin embargo, hay una realidad incontrastable: en San Francisco, Azconzábal hizo un diagnóstico certero y, cual médico especializado, optó por el tratamiento adecuado para mejorar el estado del paciente, un “decano” casi en estado terminal. Ahora, su futuro luce mucho más saludable.
“Es innegable que nos beneficiaron las derrotas de Huracán y de Patronato. Pero todavía falta mucho. Los resultados condicionan. No es ideal depender de los demás, pero las circunstancias nos obligan a eso. Veremos con el correr de los días dónde estamos parados cuando nos toque enfrentar a Santamarina”, manifestó.
Por su parte, Garnier se animó a mirar hacia ese obstáculo que se levanta en el horizonte de Atlético de aquí a dos semanas. “Tenemos que prepararnos para jugar el 100 por ciento contra Santamarina. Nuestra cancha va a explotar y no podemos desaprovechar la oportunidad de regalarle esa victoria a la gente”. El ex Colón añadió: “Estamos todos juntos ahí, luchando por el quinto puesto; lo bueno es que se ganó y que tenemos aire todavía”.
Azconzábal también tiene en claro que ahora Atlético vuelve a depender de Atlético. Y ante la pregunta de cómo se iba de San Francisco, respondió: “Sabiendo que el equipo tiene respuestas futbolísticas y anímicas, y que hay que mejorar mucho para llegar a lo que pretendo. Pero eso se verá cuando tenga tiempo de trabajo. Ahora todo depende de los jugadores”.
Quizá en un par de semanas, el “Vasco” vuelva a ser técnico de un equipo de Primera.
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