12 Noviembre 2014
EN LA MIRA. A raíz de los incidentes ocurridos en Banda del Río Salí, la veda alcanzaría a algunos partidos del Federal B.
Así no se puede seguir. Eso lo admiten todos. La violencia en los estadios superó los límites imaginables. ¿Cómo frenarla? El Comité de Seguridad Deportiva, con la aceptación de la Liga Tucumana de Fútbol, ordenó que todos los encuentros de la quinta y sexta fecha del anual de Primera se disputarán a puertas cerradas. Si todo marcha bien, para las semifinales y final se analizará levantar la medida; caso contrario, hasta podría suspenderse el certamen. La medida se adoptó para que dirigentes y simpatizantes entiendan de una vez por todas que los violentos no deben tener lugar en los estadios.
Es una acción preventiva en medio de tanta locura. Ayer, la violencia se cobró otras dos nuevas víctimas fatales por el enfrentamiento entre barras de Dock Sud y San Telmo en Buenos Aires, por lo que ya son 10 las muertes producidas en lo que va del año, seis menos que en el 2013 y dos más que el 2012. Muchos dirán que eso pasa en Buenos Aires, pero Tucumán no está muy lejos. Los últimos episodios obligan a tomar medidas.
“La situación se volvió incontrolable. Hay que tomar medidas para evitar problemas mayores”, comentó el comisario Jorge Díaz, responsable de Seguridad Deportiva sobre los últimos acontecimientos registrados en la provincia.
El domingo, en Banda del Río Salí, integrantes de la barra de Atlético Concepción ingresaron al vestuario de Bella Vista armados amenazaron de muerte a los futbolistas visitantes para que no ganaran el cotejo. Una semana antes, los mismos violentos invadieron el campo para exigir la renuncia del técnico Alberto Marti, que abandonó el cargo. “Se le enviará al Consejo Federal todas las actuaciones de ambos casos para que determinen si corresponde o no una sanción. Pero más allá de eso, veremos si el próximo encuentro de local lo juegan con público o a puertas cerradas por los reiterados problemas que generaron”, adelantó Díaz a LG Deportiva.
En La Ciudadela, mientras los barras compartían una misma tribuna, los dirigentes de San Martín y de Central Córdoba se agredían. Hubo acusaciones cruzadas, pero denuncias formales ninguna y tampoco hubo un arrepentimiento público. ¿Cuál es el mensaje que recibe el hincha común ante semejante papelón? Díaz aportó lo suyo: “Lo único que falta es organizar un operativo para evitar peleas entre los dirigentes”.
El domingo por la noche, desconocidos utilizaron las paredes del Monumental para descargar toda su bronca por el mal presente de Atlético. Las leyendas amenazadoras dirigidas a los jugadores encendieron una luz de alarma. “El hecho de que se haya cambiado el entrenador y que Santamarina no haya ganado, descomprimió la situación, pero de todas maneras, mañana nos reuniremos para organizar el operativo, que debe ser importante”, indicó Díaz.
“Nunca dejaremos de luchar contra los violentos”, se cansó de repetir Darío Zamoratte, presidente de la Liga Tucumana de Fútbol durante todo el año. Hizo todo lo posible, pero no fue suficiente. Aceptó que los encuentros de la segunda fase se jugaran con público local, pero los hinchas de Jorge Newbery y Experimental protagonizaron incidentes por haber intentado ingresar o haber ingresado a estadios ajenos.
Nada alcanza
Las autoridades de la Liga y de Seguridad decidieron programar los encuentros lunes y miércoles para frenar a los violentos, pero tampoco sirvió. El lunes, cuando se estrenó el sistema, los hinchas de San Juan hicieron desmanes en su propio estadio y generaron terror en su propio barrio.
Las sanciones también fueron duras, pero tampoco sirvieron. A Trinidad se le aplicó una sanción económica por vender bebidas alcohólicas en sus estadios, pero dos días después, la barra de su equipo ingresó al vestuario de la terna arbitral para amenazarla de muerte. A San Ramón y a Newbery se le aplicaron castigos económicos y les suspendieron sus estadios, pero tampoco alcanzó porque a las horas de conocerse el fallo del Tribunal de Disciplina, los barras de Experimental dieron la nota. Espantoso.
Zamoratte fue muy claro al justificar los partidos sin hinchas: “Hicimos todo lo posible para evitar que los violentos sigan dañando al fútbol. Queda claro que no fue suficiente y por eso vamos a profundizar las medidas. Pero esto debe ser acompañado por todos. De lo contario nada servirá”.
“Esta es una medida que a nadie le gusta aplicar, pero no nos dejan otra alternativa. La semana pasada mataron a un barra en Buenos Aires donde sólo podían ingresar los socios. El lunes hubo dos muertes en un enfrentamiento entre dos grupos de barras que chocaron porque uno de ellos se juntó a ver un partido en un bar porque no podían asistir al estadio. No queremos que pase lo mismo en Tucumán”, argumentó Díaz.
Los violentos lograron lo que parecía imposible. Y lo consiguieron porque muchos miraban hacia otro lado o, como sigue ocurriendo, minimizaron los hechos. Jamás se hicieron esta pregunta: ¿De qué sirve programar un partido de fútbol si no habrá personas disfrutando en las tribunas? Vergonzoso.
Es una acción preventiva en medio de tanta locura. Ayer, la violencia se cobró otras dos nuevas víctimas fatales por el enfrentamiento entre barras de Dock Sud y San Telmo en Buenos Aires, por lo que ya son 10 las muertes producidas en lo que va del año, seis menos que en el 2013 y dos más que el 2012. Muchos dirán que eso pasa en Buenos Aires, pero Tucumán no está muy lejos. Los últimos episodios obligan a tomar medidas.
“La situación se volvió incontrolable. Hay que tomar medidas para evitar problemas mayores”, comentó el comisario Jorge Díaz, responsable de Seguridad Deportiva sobre los últimos acontecimientos registrados en la provincia.
El domingo, en Banda del Río Salí, integrantes de la barra de Atlético Concepción ingresaron al vestuario de Bella Vista armados amenazaron de muerte a los futbolistas visitantes para que no ganaran el cotejo. Una semana antes, los mismos violentos invadieron el campo para exigir la renuncia del técnico Alberto Marti, que abandonó el cargo. “Se le enviará al Consejo Federal todas las actuaciones de ambos casos para que determinen si corresponde o no una sanción. Pero más allá de eso, veremos si el próximo encuentro de local lo juegan con público o a puertas cerradas por los reiterados problemas que generaron”, adelantó Díaz a LG Deportiva.
En La Ciudadela, mientras los barras compartían una misma tribuna, los dirigentes de San Martín y de Central Córdoba se agredían. Hubo acusaciones cruzadas, pero denuncias formales ninguna y tampoco hubo un arrepentimiento público. ¿Cuál es el mensaje que recibe el hincha común ante semejante papelón? Díaz aportó lo suyo: “Lo único que falta es organizar un operativo para evitar peleas entre los dirigentes”.
El domingo por la noche, desconocidos utilizaron las paredes del Monumental para descargar toda su bronca por el mal presente de Atlético. Las leyendas amenazadoras dirigidas a los jugadores encendieron una luz de alarma. “El hecho de que se haya cambiado el entrenador y que Santamarina no haya ganado, descomprimió la situación, pero de todas maneras, mañana nos reuniremos para organizar el operativo, que debe ser importante”, indicó Díaz.
“Nunca dejaremos de luchar contra los violentos”, se cansó de repetir Darío Zamoratte, presidente de la Liga Tucumana de Fútbol durante todo el año. Hizo todo lo posible, pero no fue suficiente. Aceptó que los encuentros de la segunda fase se jugaran con público local, pero los hinchas de Jorge Newbery y Experimental protagonizaron incidentes por haber intentado ingresar o haber ingresado a estadios ajenos.
Nada alcanza
Las autoridades de la Liga y de Seguridad decidieron programar los encuentros lunes y miércoles para frenar a los violentos, pero tampoco sirvió. El lunes, cuando se estrenó el sistema, los hinchas de San Juan hicieron desmanes en su propio estadio y generaron terror en su propio barrio.
Las sanciones también fueron duras, pero tampoco sirvieron. A Trinidad se le aplicó una sanción económica por vender bebidas alcohólicas en sus estadios, pero dos días después, la barra de su equipo ingresó al vestuario de la terna arbitral para amenazarla de muerte. A San Ramón y a Newbery se le aplicaron castigos económicos y les suspendieron sus estadios, pero tampoco alcanzó porque a las horas de conocerse el fallo del Tribunal de Disciplina, los barras de Experimental dieron la nota. Espantoso.
Zamoratte fue muy claro al justificar los partidos sin hinchas: “Hicimos todo lo posible para evitar que los violentos sigan dañando al fútbol. Queda claro que no fue suficiente y por eso vamos a profundizar las medidas. Pero esto debe ser acompañado por todos. De lo contario nada servirá”.
“Esta es una medida que a nadie le gusta aplicar, pero no nos dejan otra alternativa. La semana pasada mataron a un barra en Buenos Aires donde sólo podían ingresar los socios. El lunes hubo dos muertes en un enfrentamiento entre dos grupos de barras que chocaron porque uno de ellos se juntó a ver un partido en un bar porque no podían asistir al estadio. No queremos que pase lo mismo en Tucumán”, argumentó Díaz.
Los violentos lograron lo que parecía imposible. Y lo consiguieron porque muchos miraban hacia otro lado o, como sigue ocurriendo, minimizaron los hechos. Jamás se hicieron esta pregunta: ¿De qué sirve programar un partido de fútbol si no habrá personas disfrutando en las tribunas? Vergonzoso.
Lo más popular