10 Noviembre 2014
CADA VEZ MENOS. Los pescadores recorren el dique de punta a punta en busca de pejerreyes. Están muy preocupados por el bajo nivel del El Cadillal. la gaceta / foto de franco vera
“El deporte en este caso no tiene nada que ver, estamos preocupados por el bajísimo nivel de agua que tiene El Cadillal y si continúa así terminará afectando a toda la provincia”, explica con tono de angustia Carlos Nieva, presidente del club de Pesca y Caza de la UNT. “El lago se está secando y nadie dice ni hace nada”, agrega molesto. El directivo representa a una entidad que dejó de funcionar por cómo se secó la cola del lago, en Ticucho.
Eso mismo le ocurrió al club de Pesca y Regatas, vecino del de la UNT, aunque este consiguió un nuevo predio en la zona del camping El Cardumen. “Este problema nos está matando económicamente, porque nos quedamos sin nuestros principales ingresos, pero nos preocupa mucho el daño ambiental que se está produciendo y que puede ser mucho mayor. El 56 % de los usuarios de la capital consume agua del dique”, asegura Nieva.
Los pescadores saben que no son técnicos ni especialistas en la materia. Pero ellos, como pocos, recorren metro a metro el dique Celestino Gelsi en busca de pejerreyes. “La situación es peor que la del año pasado. Hay mucha menos agua y según nos cuentan los lugareños, abren las compuertas de noche para riego. Creo que cuidando un poco más ese recurso no se registrarían tantos inconvenientes. Y aclaro: hoy están afectados los clubes, pero si no se cambia, habrá un daño ambiental importante”, cuenta Nieva.
Los números
Según el informe de Hidreléctrica Tucumán S.A., la cota máxima de El Cadillal el lunes 27 de octubre llegó a 597,44 metros sobre el nivel del mar (msnm). El domingo siguiente, según el panorama diario que elabora la empresa, era de 596,64 msnm; es decir que el nivel de agua había bajado casi un metro en seis días. Los números asustan. El registro tomado el domingo 2 de noviembre es de aproximadamente 2,5 msnm menos que en 2013. Y también es el peor registro de los últimos 20 años. Y eso no es todo: noviembre de 1972, considerado como el registro más seco de las últimas cuatro décadas, la cota de El Cadillal fue de 596,44, 20 centímetros menos de los que había hasta el pasado domingo 2, aunque el espejo, en promedio, pierde entre 12 y 13 centímetros por día. Claro que en ese tiempo el consumo domiciliario era menor, la industria necesitaba menos líquido y no existían tantas tierras sembradas para regar.
“No es una situación preocupante. Sólo un ingenio sigue produciendo (La Florida), por lo que se está derivando menos agua a la industria. Con las últimas precipitaciones aumentó el nivel de humedad de los suelos, entonces tampoco será necesario liberar tanto líquido para riego”, argumenta Alfredo Montalbán, secretario de Medio Ambiente de la provincia, horas antes de que el caudal del Río Salí recibiera un importante incremento que sorprendió a propios y extraños.
Montalbán procura enfáticamente que sus palabras no generen alarma entre la sociedad. “La provisión de agua para consumo está asegurada. No hay que preocuparse. Lamentablemente sigue sin llover en el norte, principalmente en Trancas, donde nacen los ríos que alimentan los embalses. Pero la población debe quedar tranquila, porque si este problema se agrava, implementaremos más restricciones”, explica.
El año pasado
En mayo de 2013, la Comisión de Desembalse mantuvo una reunión de urgencia cuando el nivel de El Cadillal era de 604,23 msnm, siete metros más que en estos momentos. En un informe publicado por LA GACETA el 15 de mayo, se detallaron las medidas tomadas para ahorrar agua: suspender la erogación para riego y exigir a los ingenios que comenzaran juntos la zafra para erogar de una sola vez. Lo que llama la atención de los pescadores es que, este año, con un panorama igualmente crítico, no se haya aplicado la misma receta. “La situación era distinta, porque comenzamos la zafra (en mayo) con el dique muy bajo. No habíamos logrado llenarlo en el verano, entonces impulsamos esas medidas”, comparó Desiderio Dode, titular de Recursos Hídricos, de la que depende la gestión del recurso en Tucumán. Para el funcionario tampoco es preocupante la situación del dique Celestino Gelsi, al menos hasta el momento. “Es cierto que tenemos la cota más baja de los últimos 20 años, pero sigue siendo manejable sin peligro”, aseguró e informó que durante la última reunión, celebrada el martes, la Comisión dispuso bajar de 11 a 8 m³ por segundo la erogación de agua; de estos, 6 m³/s son para riego y 2 m³/s para consumo humano, el caudal habitual para este último item, según Dode. “Decidimos bajar la erogación para llegar tranquilos a diciembre y enero, pero no hay una situación de alarma. Por supuesto, esperamos las lluvias en Trancas, que son las que nos permiten llenar el dique”, finalizó.
Eso mismo le ocurrió al club de Pesca y Regatas, vecino del de la UNT, aunque este consiguió un nuevo predio en la zona del camping El Cardumen. “Este problema nos está matando económicamente, porque nos quedamos sin nuestros principales ingresos, pero nos preocupa mucho el daño ambiental que se está produciendo y que puede ser mucho mayor. El 56 % de los usuarios de la capital consume agua del dique”, asegura Nieva.
Los pescadores saben que no son técnicos ni especialistas en la materia. Pero ellos, como pocos, recorren metro a metro el dique Celestino Gelsi en busca de pejerreyes. “La situación es peor que la del año pasado. Hay mucha menos agua y según nos cuentan los lugareños, abren las compuertas de noche para riego. Creo que cuidando un poco más ese recurso no se registrarían tantos inconvenientes. Y aclaro: hoy están afectados los clubes, pero si no se cambia, habrá un daño ambiental importante”, cuenta Nieva.
Los números
Según el informe de Hidreléctrica Tucumán S.A., la cota máxima de El Cadillal el lunes 27 de octubre llegó a 597,44 metros sobre el nivel del mar (msnm). El domingo siguiente, según el panorama diario que elabora la empresa, era de 596,64 msnm; es decir que el nivel de agua había bajado casi un metro en seis días. Los números asustan. El registro tomado el domingo 2 de noviembre es de aproximadamente 2,5 msnm menos que en 2013. Y también es el peor registro de los últimos 20 años. Y eso no es todo: noviembre de 1972, considerado como el registro más seco de las últimas cuatro décadas, la cota de El Cadillal fue de 596,44, 20 centímetros menos de los que había hasta el pasado domingo 2, aunque el espejo, en promedio, pierde entre 12 y 13 centímetros por día. Claro que en ese tiempo el consumo domiciliario era menor, la industria necesitaba menos líquido y no existían tantas tierras sembradas para regar.
“No es una situación preocupante. Sólo un ingenio sigue produciendo (La Florida), por lo que se está derivando menos agua a la industria. Con las últimas precipitaciones aumentó el nivel de humedad de los suelos, entonces tampoco será necesario liberar tanto líquido para riego”, argumenta Alfredo Montalbán, secretario de Medio Ambiente de la provincia, horas antes de que el caudal del Río Salí recibiera un importante incremento que sorprendió a propios y extraños.
Montalbán procura enfáticamente que sus palabras no generen alarma entre la sociedad. “La provisión de agua para consumo está asegurada. No hay que preocuparse. Lamentablemente sigue sin llover en el norte, principalmente en Trancas, donde nacen los ríos que alimentan los embalses. Pero la población debe quedar tranquila, porque si este problema se agrava, implementaremos más restricciones”, explica.
El año pasado
En mayo de 2013, la Comisión de Desembalse mantuvo una reunión de urgencia cuando el nivel de El Cadillal era de 604,23 msnm, siete metros más que en estos momentos. En un informe publicado por LA GACETA el 15 de mayo, se detallaron las medidas tomadas para ahorrar agua: suspender la erogación para riego y exigir a los ingenios que comenzaran juntos la zafra para erogar de una sola vez. Lo que llama la atención de los pescadores es que, este año, con un panorama igualmente crítico, no se haya aplicado la misma receta. “La situación era distinta, porque comenzamos la zafra (en mayo) con el dique muy bajo. No habíamos logrado llenarlo en el verano, entonces impulsamos esas medidas”, comparó Desiderio Dode, titular de Recursos Hídricos, de la que depende la gestión del recurso en Tucumán. Para el funcionario tampoco es preocupante la situación del dique Celestino Gelsi, al menos hasta el momento. “Es cierto que tenemos la cota más baja de los últimos 20 años, pero sigue siendo manejable sin peligro”, aseguró e informó que durante la última reunión, celebrada el martes, la Comisión dispuso bajar de 11 a 8 m³ por segundo la erogación de agua; de estos, 6 m³/s son para riego y 2 m³/s para consumo humano, el caudal habitual para este último item, según Dode. “Decidimos bajar la erogación para llegar tranquilos a diciembre y enero, pero no hay una situación de alarma. Por supuesto, esperamos las lluvias en Trancas, que son las que nos permiten llenar el dique”, finalizó.
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