22 Octubre 2014
Que las víctimas fuesen chicos con discapacidad no representó un obstáculo moral para los delincuentes. Desde junio, ya robaron cinco veces en ALPI (Asociación de Lucha contra la Parálisis Infantil), la escuela ubicada en Delfín Gallo 950, en Villa Urquiza.
El hartazgo de los padres quebró el silencio de las autoridades de la institución. “Esto ya no es robo, es daño”, sostuvo Ramón Ruiz. Su hijo asiste a ALPI desde hace 13 años, por eso al hombre le provocan tristeza e indignación estos hechos. “Primero hubo dos o tres robos en una semana: hicieron destrozos, se llevaron sillas de ruedas, cortaron el cableado de internet y no dejaron un solo ventilador de techo”, enumeró. Y agregó que los ladrones también se alzaron con los saquitos de té y mate cocido que utilizan para servir el desayuno y la merienda.
Ruiz relató que el domingo a la madrugada entraron delincuentes a la institución y robaron varios elementos. Informados sobre la situación, algunos docentes se acercaron a la escuela durante la mañana y luego se retiraron para almorzar. “Como a las 13, un vecino le mandó un mensaje a la directora para decirle que (los delincuentes) estaban adentro de nuevo”, contó el hombre. Ese día, huyeron con una cámara digital y cinco micrófonos inalámbricos.
“Estamos cansados de esto -añadió Ruiz-. Desde los últimos robos nos juntamos un grupo de padres y organizamos una rifa para volver a comprar los ventiladores. En el segundo robo del domingo, los ladrones ya tenían amontonadas las cosas del sorteo para llevárselas: una caja con mercadería y otra con productos de limpieza”, aseguró.
Ruiz se mostró molesto ante la falta de soluciones. “El secretario de Seguridad (Paul Hofer) dijo la vez pasada que los robos en las escuelas no son un problema de seguridad sino una falencia social, y que los padres no queremos colaborar con un corredor de seguridad. Nosotros no somos responsables de lo que pasa, los robos siempre ocurren los fines de semana y de noche. Este es un problema de él”, expresó.
El hartazgo de los padres quebró el silencio de las autoridades de la institución. “Esto ya no es robo, es daño”, sostuvo Ramón Ruiz. Su hijo asiste a ALPI desde hace 13 años, por eso al hombre le provocan tristeza e indignación estos hechos. “Primero hubo dos o tres robos en una semana: hicieron destrozos, se llevaron sillas de ruedas, cortaron el cableado de internet y no dejaron un solo ventilador de techo”, enumeró. Y agregó que los ladrones también se alzaron con los saquitos de té y mate cocido que utilizan para servir el desayuno y la merienda.
Ruiz relató que el domingo a la madrugada entraron delincuentes a la institución y robaron varios elementos. Informados sobre la situación, algunos docentes se acercaron a la escuela durante la mañana y luego se retiraron para almorzar. “Como a las 13, un vecino le mandó un mensaje a la directora para decirle que (los delincuentes) estaban adentro de nuevo”, contó el hombre. Ese día, huyeron con una cámara digital y cinco micrófonos inalámbricos.
“Estamos cansados de esto -añadió Ruiz-. Desde los últimos robos nos juntamos un grupo de padres y organizamos una rifa para volver a comprar los ventiladores. En el segundo robo del domingo, los ladrones ya tenían amontonadas las cosas del sorteo para llevárselas: una caja con mercadería y otra con productos de limpieza”, aseguró.
Ruiz se mostró molesto ante la falta de soluciones. “El secretario de Seguridad (Paul Hofer) dijo la vez pasada que los robos en las escuelas no son un problema de seguridad sino una falencia social, y que los padres no queremos colaborar con un corredor de seguridad. Nosotros no somos responsables de lo que pasa, los robos siempre ocurren los fines de semana y de noche. Este es un problema de él”, expresó.
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