22 Octubre 2014
ESCOLTADO. Álvaro se despidió acompañado por su familia y el aplauso de todos.
La parafernalia de la final del Regional entre Lawn Tennis y Tucumán Rugby terminó robándose gran parte de la atención que se merecía el adiós de un emblema de Universitario y peso pesado del rugby tucumano: Álvaro Galindo. El capitán de las “serpientes” abandonó la cancha acompañado por su familia y aplaudido sin distinción de colores por el público que ya comenzaba a llenar la “Caldera del Parque”.
Igual, soltar el rugby es más fácil decirlo que hacerlo, por lo que Álvaro evita todo tipo de sentencia final en sus palabras. Simplemente se limita a exponer los argumentos que lo han llevado a tomar su decisión. “Ya tengo 32 años y estoy un poco cansado. Además, tengo ganas de tener libres los fines de semana. Últimamente ya no estoy yendo a los entrenamientos ni al gimnasio, y la verdad que para hacer las cosas así, a medias, prefiero no hacerlas”, explica.
Justamente por eso es que, si bien promete sostener el vínculo con el club, no se postula como entrenador de ninguna división sino a lo sumo como colaborador. “Durante la semana iré un día a ayudar en lo que sea que se necesite, pero no quiero hacerme cargo de ninguna división, porque después voy a tener que ir todos los fines de semana y eso es justamente lo que no quiero”, insiste, ya con la camiseta de padre de “casi” tres hijos. “El tercero, o mejor dicho tercera, llega en unos días. Eso también tuvo mucho que ver”, admite.
De todos modos, el tercera línea aclara que no hubo reclamos maritales que lo hicieran apurar la baja: “para nada. Si bien es cierto a esta edad la familia empieza a tirar un poco de la cuerda, mí mi esposa me apoyó siempre. De todas maneras yo sé que va a necesitar que esté un poco más en casa o que tenga los fines de semana libres para disfrutarlos con la familia. La verdad, es algo que tengo ganas de vivir”.
En retrospectiva
El triunfo sobre Huirapuca clausuró 12 años de trayectoria a nivel superior, en los que también vistió la camiseta de Los Pumas (el último de sus 15 tests fue ante Sudáfrica, en el Rugby Championship 2012), y la de Racing Metro. De aquél debut ante Lince, en 2002, recuerda: “el ‘Colorao’ (Ignacio) Figueroa no quería la camiseta número 1 porque le quedaba grande, así que le di la mía y a la 1 me la puse yo. Si a él, que era pilar, le quedaba grande, imaginate cómo me quedaba a mí”.
Esta última etapa en la “U”, luego de su paso por el Top 14 francés, lo integró a un grupo con muchas caras nuevas. “Me preocupaba un poco encontrarme con algo muy diferente, porque las generaciones pasan. Pero la verdad que este grupo es muy bueno, los chicos tienen las mismas ganas de jugar y de reírse. Lo deportivo es anecdótico, se puede ganar o no, pero lo que te queda es lo otro. Me voy muy contento por haber formado parte de este equipo. Me tocó ser chico, ahora era uno de los grandes, y se disfruta igual”, cierra Álvaro, que tampoco estará para jugar el Argentino con los “naranjas”. “Por suerte, a Tucumán le sobran jugadores de nivel, así que no se va a notar”, indicó.
Igual, soltar el rugby es más fácil decirlo que hacerlo, por lo que Álvaro evita todo tipo de sentencia final en sus palabras. Simplemente se limita a exponer los argumentos que lo han llevado a tomar su decisión. “Ya tengo 32 años y estoy un poco cansado. Además, tengo ganas de tener libres los fines de semana. Últimamente ya no estoy yendo a los entrenamientos ni al gimnasio, y la verdad que para hacer las cosas así, a medias, prefiero no hacerlas”, explica.
Justamente por eso es que, si bien promete sostener el vínculo con el club, no se postula como entrenador de ninguna división sino a lo sumo como colaborador. “Durante la semana iré un día a ayudar en lo que sea que se necesite, pero no quiero hacerme cargo de ninguna división, porque después voy a tener que ir todos los fines de semana y eso es justamente lo que no quiero”, insiste, ya con la camiseta de padre de “casi” tres hijos. “El tercero, o mejor dicho tercera, llega en unos días. Eso también tuvo mucho que ver”, admite.
De todos modos, el tercera línea aclara que no hubo reclamos maritales que lo hicieran apurar la baja: “para nada. Si bien es cierto a esta edad la familia empieza a tirar un poco de la cuerda, mí mi esposa me apoyó siempre. De todas maneras yo sé que va a necesitar que esté un poco más en casa o que tenga los fines de semana libres para disfrutarlos con la familia. La verdad, es algo que tengo ganas de vivir”.
En retrospectiva
El triunfo sobre Huirapuca clausuró 12 años de trayectoria a nivel superior, en los que también vistió la camiseta de Los Pumas (el último de sus 15 tests fue ante Sudáfrica, en el Rugby Championship 2012), y la de Racing Metro. De aquél debut ante Lince, en 2002, recuerda: “el ‘Colorao’ (Ignacio) Figueroa no quería la camiseta número 1 porque le quedaba grande, así que le di la mía y a la 1 me la puse yo. Si a él, que era pilar, le quedaba grande, imaginate cómo me quedaba a mí”.
Esta última etapa en la “U”, luego de su paso por el Top 14 francés, lo integró a un grupo con muchas caras nuevas. “Me preocupaba un poco encontrarme con algo muy diferente, porque las generaciones pasan. Pero la verdad que este grupo es muy bueno, los chicos tienen las mismas ganas de jugar y de reírse. Lo deportivo es anecdótico, se puede ganar o no, pero lo que te queda es lo otro. Me voy muy contento por haber formado parte de este equipo. Me tocó ser chico, ahora era uno de los grandes, y se disfruta igual”, cierra Álvaro, que tampoco estará para jugar el Argentino con los “naranjas”. “Por suerte, a Tucumán le sobran jugadores de nivel, así que no se va a notar”, indicó.