21 Octubre 2014
UNIDAD. El padre José Melitón Chávez plantea soluciones conjuntas. la gaceta / foto de oscar ferronato
Monseñor José Melitón Chávez, vicario de la Solidaridad y Asuntos Sociales de diócesis, analizó la creciente violencia que se vive en los casos de inseguridad que golpean la provincia. “Estoy paralizado. Esta situación me tiene desconcertado y la violencia de estos jóvenes va creciendo. Sin embargo, no se puede hacer un análisis superficial de estos temas porque hay muchos factores que confluyen en lo que estamos viviendo como sociedad”, destacó.
Uno de los aspectos que resaltó fue la falta de apego a la vida con la que, según su enfoque, actúan los jóvenes que delinquen. “Es complejo trabajar con estos casos porque por un lado está el dolor de las víctimas y de las personas que incluso perdieron a un ser querido; pero estos chicos que delinquen se crían rodeados de violencia. Uno intenta acompañarlos pero la mayoría de estos jóvenes que incursionan en la delincuencia, y no hablamos de una delincuencia organizada, sino de los que roban en la calle y actúan con una violencia extrema, lo hacen arriesgado su propia integridad y con un total desapego a la vida”, reflexionó.
Para Melitón Chávez esa manera de actuar está fundada en la historia particular de estos jóvenes que, en la mayoría de los casos está signada por la violencia y en la adicción que tienen a las drogas. “Esta situación que vivimos va creando un estado de ánimo en el que la gente va considerando a la justicia por mano propia como una pauta de ajusticiamiento. Pero, en realidad, en lo que tenemos que trabajar es en la prevención y el cuidado de estas familias para darles a estos jóvenes un rumbo distinto al que le ofrecen las drogas y el alcohol. Además se tiene que saber que esto es algo que viene ocurriendo hace mucho y que no se va a resolver de forma mágica de un día para el otro. Es un problema que se debe trabajar en conjunto desde las organizaciones intermedias, la iglesia y el Estado”, dijo.
Entre los factores mencionados que provocan esta situación que se vive en Tucumán el sacerdote remarcó el abandono de la escuela y la falta de posibilidades para algunos sectores de la sociedad. “Hay casos de chicos que salen a robar pero no porque necesiten comer o porque en sus casas tengan problemas económicos. En muchos casos los hay jóvenes que buscan vivir esa experiencia extrema que les provoca el hecho de delinquir. Y también hay casos en los que salen a robar para conseguir drogas. Es por eso que no se puede tratar de manera superficial”, aseveró.
También dijo que hay muchos casos en los que los jóvenes que delinquen vienen de una exclusión de base. “La ausencia de figuras paternas y la falta de sentido a la vida suelen provocar este tipo de violencia. Pero es una situación que tiene múltiples causas que deben abordarse en conjunto”, concluyó.
Uno de los aspectos que resaltó fue la falta de apego a la vida con la que, según su enfoque, actúan los jóvenes que delinquen. “Es complejo trabajar con estos casos porque por un lado está el dolor de las víctimas y de las personas que incluso perdieron a un ser querido; pero estos chicos que delinquen se crían rodeados de violencia. Uno intenta acompañarlos pero la mayoría de estos jóvenes que incursionan en la delincuencia, y no hablamos de una delincuencia organizada, sino de los que roban en la calle y actúan con una violencia extrema, lo hacen arriesgado su propia integridad y con un total desapego a la vida”, reflexionó.
Para Melitón Chávez esa manera de actuar está fundada en la historia particular de estos jóvenes que, en la mayoría de los casos está signada por la violencia y en la adicción que tienen a las drogas. “Esta situación que vivimos va creando un estado de ánimo en el que la gente va considerando a la justicia por mano propia como una pauta de ajusticiamiento. Pero, en realidad, en lo que tenemos que trabajar es en la prevención y el cuidado de estas familias para darles a estos jóvenes un rumbo distinto al que le ofrecen las drogas y el alcohol. Además se tiene que saber que esto es algo que viene ocurriendo hace mucho y que no se va a resolver de forma mágica de un día para el otro. Es un problema que se debe trabajar en conjunto desde las organizaciones intermedias, la iglesia y el Estado”, dijo.
Entre los factores mencionados que provocan esta situación que se vive en Tucumán el sacerdote remarcó el abandono de la escuela y la falta de posibilidades para algunos sectores de la sociedad. “Hay casos de chicos que salen a robar pero no porque necesiten comer o porque en sus casas tengan problemas económicos. En muchos casos los hay jóvenes que buscan vivir esa experiencia extrema que les provoca el hecho de delinquir. Y también hay casos en los que salen a robar para conseguir drogas. Es por eso que no se puede tratar de manera superficial”, aseveró.
También dijo que hay muchos casos en los que los jóvenes que delinquen vienen de una exclusión de base. “La ausencia de figuras paternas y la falta de sentido a la vida suelen provocar este tipo de violencia. Pero es una situación que tiene múltiples causas que deben abordarse en conjunto”, concluyó.
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