Por LA GACETA
21 Octubre 2014
Permite vivir el sueño de otros. Subirse a la ilusión. Ser héroe o verdugo durante 90 minutos. Reír. Llorar. Pensar. Hacer la revolución. Amar eternamente. Ser feliz. Viajar en el tiempo. “El cine no es un arte que filma vida, el cine está entre el arte y la vida”, afirma el cineasta francés Jean-Luc Godard. “Es imposible hacer una buena película sin una cámara que sea como un ojo en el corazón de un poeta”, sostenía el estadounidense Orson Welles. El cine es una puerta a la fantasía que nos permite acceder a otros mundos, a ficciones verdaderas. Y aunque que se ha vaticinado en muchas oportunidades su muerte, sigue brioso, porque la gente necesita historias que la ayuden a vivir o que le alivien las cargas en su paso por el mundo.
En 2006 se concretó aquella vieja idea de que Tucumán contara con un festival de cine como el de Mar del Plata. Era una posibilidad también de que mostrar también el material de nuestros comprovincianos. La primera edición del Festival Tucumán Cine 06 se desarrolló entre el 26 de octubre y el 1° de noviembre de ese año, y contó con la presencia de algunas destacadas figuras del séptimo arte nacional. Se programaron también varios cortos realizados por estudiantes de la Escuela de Cine de la UNT, con apoyo de la Secretaría de Cultura de la Provincia. En la oportunidad, había sido invitado a integrar el jurado Gerardo Vallejo, el cineasta tucumano de proyección internacional, que no pudo venir por problemas de salud. El autor de “El rigor del destino” falleció pocos meses después, el 6 de febrero de 2007.
“El custodio”, la ópera prima de Rodrigo Moreno, que cuenta la traumática historia de un guardaespaldas que debe suplir a su protegido, ganó el primer premio de ese encuentro y obtuvo $20.000. En forma oficial se dijo que había nasistido alrededor de 10.000 espectadores tucumanos; las charlas no tuvieron el éxito esperado. El festival, que luego fue bautizado merecidamente con el nombre de Gerardo Vallejo, fue creciendo, así como su prestigio. Mañana dará comienzo su novena edición, en la que competirán siete largometrajes y siete documentales, por un premio de $30.000; se proyectarán cortos de los alumnos de la Escuela de Cine, habrá talleres y un ciclo de cine venezolano.
Al concluir la octava edición, en 2013, se dijo que para facilitar y auspiciar el movimiento audiovisual en la provincia era importante que se agilizaran los proyectos presentados en la Legislatura durante el festival. Dos de ellos dependían de la firma de la Comisión de Cultura y Educación de la Cámara. Uno era la adhesión de Tucumán a la Ley Nacional 26.838, que considera a la actividad audiovisual como una industria. El otro se refería a la creación de una Comisión de Filmaciones, oficina que se encargaría de promover a Tucumán como locación de producciones provenientes del resto del país y de todo el mundo. Una tercera iniciativa promovía exenciones impositivas a quienes eligieran Tucumán para hacer cine. Sin embargo, ha transcurrido un año y no se conocen novedades al respecto.
En vistas al Bicentenario de la Declaración de la Independencia, sería interesante que con anticipación se diseñara una edición con proyección internacional, que contara, por ejemplo, con la participación de países de cuatro continentes, con premios atractivos, que pondría a Tucumán en el centro de una buena parte de las miradas cinéfilas y traería grandes beneficios a nuestra provincia.
En 2006 se concretó aquella vieja idea de que Tucumán contara con un festival de cine como el de Mar del Plata. Era una posibilidad también de que mostrar también el material de nuestros comprovincianos. La primera edición del Festival Tucumán Cine 06 se desarrolló entre el 26 de octubre y el 1° de noviembre de ese año, y contó con la presencia de algunas destacadas figuras del séptimo arte nacional. Se programaron también varios cortos realizados por estudiantes de la Escuela de Cine de la UNT, con apoyo de la Secretaría de Cultura de la Provincia. En la oportunidad, había sido invitado a integrar el jurado Gerardo Vallejo, el cineasta tucumano de proyección internacional, que no pudo venir por problemas de salud. El autor de “El rigor del destino” falleció pocos meses después, el 6 de febrero de 2007.
“El custodio”, la ópera prima de Rodrigo Moreno, que cuenta la traumática historia de un guardaespaldas que debe suplir a su protegido, ganó el primer premio de ese encuentro y obtuvo $20.000. En forma oficial se dijo que había nasistido alrededor de 10.000 espectadores tucumanos; las charlas no tuvieron el éxito esperado. El festival, que luego fue bautizado merecidamente con el nombre de Gerardo Vallejo, fue creciendo, así como su prestigio. Mañana dará comienzo su novena edición, en la que competirán siete largometrajes y siete documentales, por un premio de $30.000; se proyectarán cortos de los alumnos de la Escuela de Cine, habrá talleres y un ciclo de cine venezolano.
Al concluir la octava edición, en 2013, se dijo que para facilitar y auspiciar el movimiento audiovisual en la provincia era importante que se agilizaran los proyectos presentados en la Legislatura durante el festival. Dos de ellos dependían de la firma de la Comisión de Cultura y Educación de la Cámara. Uno era la adhesión de Tucumán a la Ley Nacional 26.838, que considera a la actividad audiovisual como una industria. El otro se refería a la creación de una Comisión de Filmaciones, oficina que se encargaría de promover a Tucumán como locación de producciones provenientes del resto del país y de todo el mundo. Una tercera iniciativa promovía exenciones impositivas a quienes eligieran Tucumán para hacer cine. Sin embargo, ha transcurrido un año y no se conocen novedades al respecto.
En vistas al Bicentenario de la Declaración de la Independencia, sería interesante que con anticipación se diseñara una edición con proyección internacional, que contara, por ejemplo, con la participación de países de cuatro continentes, con premios atractivos, que pondría a Tucumán en el centro de una buena parte de las miradas cinéfilas y traería grandes beneficios a nuestra provincia.