21 Octubre 2014
RENOVACIÓN. “El recambio fue vital para ganar este torneo tan difícil”, aseguró.
El sábado, La “Caldera del Parque” fue escenario no sólo de la final del Regional “Bocha” Roldán, sino también del último show de “Chunkas”, identidad con la que se conoce a Santiago Chavanne puertas adentro del Tucumán Lawn Tennis Club. La despedida fue a lo grande, como él se la merecía: a poco del cierre, apoyó el último try de su equipo, el que selló la victoria sobre el durísimo Tucumán Rugby, y que significó el quinto título de los “benjamines” en siete años. Sus compañeros se arremolinaron en torno a él para compartir el abrazo de su último festejo individual.
“Realmente fue especial que me haya tocado hacer uno en una final, que encima era mi despedida. Más no se puede pedir. Quería compartirlo con mis amigos”, dice “Chunkas”, con la nostalgia de quien cierra un ciclo. “Durante la semana no podía ni dormir. Cuando hablaba con mis amigos, se me llenaban los ojos de lágrimas, porque eran sensaciones muy encontradas. Por un lado, sentía la ansiedad de jugar el partido, pero por el otro, tenía ganas de que no llegara, porque sabía que iba a ser la última vez que iba a entrar a la cancha y a compartir el vestuario con mis amigos”, relata.
Aunque algunos guardan la esperanza de que jugar el Nacional de Clubes sea tentación suficiente para hacerlo desistir, Santiago confirma que su carrera como jugador se terminó a los 27 años. “Pasa que me iré a Buenos Aires a hacer la residencia de Medicina. En lo que yo quiero hacer, que es cirugía, son mínimo cinco o seis años. Seguramente voy a volver a Tucumán, porque no me gusta el estilo de vida de Buenos Aires. Si me voy es porque es lo mejor para mi carrera, pero cuando vuelva, en el mejor de los casos, tendré 32 años. Ya no sé si me dará el físico para jugar a un buen nivel. Menos siendo un tres cuartos. Además, hay chicos nuevos que están súper entrenados y tienen un futuro tremendo. Por eso lo tomé como un partido de despedida”, explica.
Abanderado
En una de las cabeceras de la cancha, una bandera lo despedía parafraseando a la famosa canción de Xuxa: Este es el show de Chunk’s, y los saluda con amor. No fue la primera. Ya en la final de 2012, hubo otra bandera con el número de celular de Santiago, en la que se interpelaba a Daniel Hourcade, por entonces entrenador de los Pampas, a tenerlo en cuenta para el seleccionado: Hourcade, Chunk’s es argentino. Hacele una llamada perdida.
“A esa la hizo Eduardo Salazar (tercera línea del club). Y a la del sábado le hicieron mi hermano y mi novia. La verdad que se re jugaron. Con colaboración de amigos también hicieron remeras con mi número (13) y una camiseta para mí firmada por la gente del club. Todo eso es un reconocimiento hermoso y me llena de alegría”, agradece.
Precisamente, lo único que le faltó a su despedida fue tener dentro de la cancha a su hermano, Andrés, quien sufrió una lesión. De todos modos, el fullback le dedicó unas palabras en un video de motivación del que también participaron los ex “benjamines” Nicolás Sánchez y Carlos Cáceres, y el pilar Roberto Tejerizo, que estuvo en Canadá con los Jaguares: “fue una lástima que “El Cheto” (Andrés) no haya podido jugar la final, pero estuvo siempre haciéndonos el aguante desde afuera, aconsejando, ayudando. Haber jugado con él ocho años en el plantel superior es una de las cosas más lindas que me llevo. Estaré agradecido al rugby toda la vida por eso”.
“Realmente fue especial que me haya tocado hacer uno en una final, que encima era mi despedida. Más no se puede pedir. Quería compartirlo con mis amigos”, dice “Chunkas”, con la nostalgia de quien cierra un ciclo. “Durante la semana no podía ni dormir. Cuando hablaba con mis amigos, se me llenaban los ojos de lágrimas, porque eran sensaciones muy encontradas. Por un lado, sentía la ansiedad de jugar el partido, pero por el otro, tenía ganas de que no llegara, porque sabía que iba a ser la última vez que iba a entrar a la cancha y a compartir el vestuario con mis amigos”, relata.
Aunque algunos guardan la esperanza de que jugar el Nacional de Clubes sea tentación suficiente para hacerlo desistir, Santiago confirma que su carrera como jugador se terminó a los 27 años. “Pasa que me iré a Buenos Aires a hacer la residencia de Medicina. En lo que yo quiero hacer, que es cirugía, son mínimo cinco o seis años. Seguramente voy a volver a Tucumán, porque no me gusta el estilo de vida de Buenos Aires. Si me voy es porque es lo mejor para mi carrera, pero cuando vuelva, en el mejor de los casos, tendré 32 años. Ya no sé si me dará el físico para jugar a un buen nivel. Menos siendo un tres cuartos. Además, hay chicos nuevos que están súper entrenados y tienen un futuro tremendo. Por eso lo tomé como un partido de despedida”, explica.
Abanderado
En una de las cabeceras de la cancha, una bandera lo despedía parafraseando a la famosa canción de Xuxa: Este es el show de Chunk’s, y los saluda con amor. No fue la primera. Ya en la final de 2012, hubo otra bandera con el número de celular de Santiago, en la que se interpelaba a Daniel Hourcade, por entonces entrenador de los Pampas, a tenerlo en cuenta para el seleccionado: Hourcade, Chunk’s es argentino. Hacele una llamada perdida.
“A esa la hizo Eduardo Salazar (tercera línea del club). Y a la del sábado le hicieron mi hermano y mi novia. La verdad que se re jugaron. Con colaboración de amigos también hicieron remeras con mi número (13) y una camiseta para mí firmada por la gente del club. Todo eso es un reconocimiento hermoso y me llena de alegría”, agradece.
Precisamente, lo único que le faltó a su despedida fue tener dentro de la cancha a su hermano, Andrés, quien sufrió una lesión. De todos modos, el fullback le dedicó unas palabras en un video de motivación del que también participaron los ex “benjamines” Nicolás Sánchez y Carlos Cáceres, y el pilar Roberto Tejerizo, que estuvo en Canadá con los Jaguares: “fue una lástima que “El Cheto” (Andrés) no haya podido jugar la final, pero estuvo siempre haciéndonos el aguante desde afuera, aconsejando, ayudando. Haber jugado con él ocho años en el plantel superior es una de las cosas más lindas que me llevo. Estaré agradecido al rugby toda la vida por eso”.
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