20 Octubre 2014
COMO AMIGOS. Videla entrega una placa al entonces rey de España, que visitó la Argentina en 1978. FOTO ARCHIVO
MADRID, España.- El rey Juan Carlos de Borbón, importantes banqueros españoles y los principales funcionarios del gobierno de Adolfo Suárez, el primer presidente democrático de España después del franquismo, firmaron millonarios acuerdos económicos con la sangrienta dictadura que encabezaba Jorge Rafael Videla, responsable de secuestrar, torturar y hacer desaparecer a decenas de miles de argentinos.
Así lo reveló hoy en exclusiva el diario digital "Público", que ha tenido acceso a documentos confidenciales. Según explicó el director del medio, Carlos Enrique Bayo, a la agencia rusa Ria Novosti, "este tema es el resultado de varios años de investigación del periodista de origen argentino Danilo Albín".
"En mayo de 1976, cuando aún no se habían cumplido dos meses del golpe de Estado en Argentina, los cuerpos policiales que aterrorizaban a los habitantes ya habían gastado un 70% de su presupuesto anual... y aún quedaba mucha gente por morir. En vísperas de un invierno austral que prometía sangre y dolor, los jefes policiales se vieron obligados a pedir una inyección de 12 millones de dólares. Según los cálculos realizados entonces, las tareas represivas iban a costar, al menos en 1976, unos 400 millones de billetes norteamericanos", dice el informe que se puede leer completo en Publico.es.
El tema tiene tres artículos más que irán publicando a lo largo de la semana. "Muchos de estos documentos siguen todavía clasificados como reservados tanto en España como en el país sudamericano porque revelan el papel "de mediador y de muñidor del Rey Juan Carlos en apoyar una dictadura que necesitaba dinero para seguir con su feroz represión", señaló Bayo.
En este período, según explica Público, "el comercio global pasó de 14,7 millones de dólares en 1961 a 450,8 millones de la misma moneda en 1977, lo que representa un ritmo de crecimiento anual promedio del 23,8%".
Los archivos en poder muestran que el rey Juan Carlos fue el encargado de facilitar los acuerdos entre la España de la transición democrática y la Argentina de los vuelos de la muerte. El 1 de julio de 1976, el monarca recibió en su despacho al embajador de Videla en Madrid, el general Leandro Enrique Anaya. De acuerdo al informe reservado elaborado por el diplomático, el rey tuvo 'expresiones de beneplácito por el éxito con que nuestro Gobierno está afrontando los problemas económicos coyunturales que éste vive', al tiempo que se mostraba muy generoso ante la próxima visita a España del ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, uno de los máximos defensores del ultraliberalismo en Sudamérica.
"El rey Juan Carlos prometió que el responsable de Economía argentino tendría la mejor acogida y disposición de banqueros, inversores e industriales, para concurrir al encauzamiento y solución de los problemas que pudieran plantearse y/o proponerse", abundó el diario español.
Cuatro días después de este encuentro, Argentina anunciaba la firma de un convenio con España para "retomar la venta de carne a este país europeo, paralizada desde hacía seis años". La consecuencia inmediata fue una primera remesa de 4.000 toneladas de piezas vacunas para el mercado español, lo que significaba 3.800.000 dólares de ganancias para Buenos Aires.
El 22 de julio llegaba a España Martínez de la Hoz, cuatro meses después del golpe de Estado en Argentina. "Entre las personalidades que le abrieron la puerta se encontraban el rey Juan Carlos, con quien se reunió en la mañana del 23 de julio, y el gobernador del Banco de España, Luis Coronel de Palma".
También se reunió a solas "con el banquero Alfonso Escámez —presidente del ya desaparecido Banco Central— a quien le prometió que la dictadura argentina le devolvería la sucursal que había sido expropiada por el gobierno peronista de Héctor Cámpora en 1973".
De acuerdo al contenido de esos papeles secretos, ambos estados acordaron "poner en práctica un programa de cooperación económica y financiera" por el cual España vendería a Argentina "bienes de equipo, barcos de características especiales, dragas y otros elementos flotantes, así como equipos de carga y descarga para puertos, locomotoras y demás material ferroviario, y otros equipos y plantas industriales" por un valor global de 290 millones de dólares, gracias a los créditos concedidos por España.
Así lo reveló hoy en exclusiva el diario digital "Público", que ha tenido acceso a documentos confidenciales. Según explicó el director del medio, Carlos Enrique Bayo, a la agencia rusa Ria Novosti, "este tema es el resultado de varios años de investigación del periodista de origen argentino Danilo Albín".
"En mayo de 1976, cuando aún no se habían cumplido dos meses del golpe de Estado en Argentina, los cuerpos policiales que aterrorizaban a los habitantes ya habían gastado un 70% de su presupuesto anual... y aún quedaba mucha gente por morir. En vísperas de un invierno austral que prometía sangre y dolor, los jefes policiales se vieron obligados a pedir una inyección de 12 millones de dólares. Según los cálculos realizados entonces, las tareas represivas iban a costar, al menos en 1976, unos 400 millones de billetes norteamericanos", dice el informe que se puede leer completo en Publico.es.
El tema tiene tres artículos más que irán publicando a lo largo de la semana. "Muchos de estos documentos siguen todavía clasificados como reservados tanto en España como en el país sudamericano porque revelan el papel "de mediador y de muñidor del Rey Juan Carlos en apoyar una dictadura que necesitaba dinero para seguir con su feroz represión", señaló Bayo.
En este período, según explica Público, "el comercio global pasó de 14,7 millones de dólares en 1961 a 450,8 millones de la misma moneda en 1977, lo que representa un ritmo de crecimiento anual promedio del 23,8%".
Los archivos en poder muestran que el rey Juan Carlos fue el encargado de facilitar los acuerdos entre la España de la transición democrática y la Argentina de los vuelos de la muerte. El 1 de julio de 1976, el monarca recibió en su despacho al embajador de Videla en Madrid, el general Leandro Enrique Anaya. De acuerdo al informe reservado elaborado por el diplomático, el rey tuvo 'expresiones de beneplácito por el éxito con que nuestro Gobierno está afrontando los problemas económicos coyunturales que éste vive', al tiempo que se mostraba muy generoso ante la próxima visita a España del ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, uno de los máximos defensores del ultraliberalismo en Sudamérica.
"El rey Juan Carlos prometió que el responsable de Economía argentino tendría la mejor acogida y disposición de banqueros, inversores e industriales, para concurrir al encauzamiento y solución de los problemas que pudieran plantearse y/o proponerse", abundó el diario español.
Cuatro días después de este encuentro, Argentina anunciaba la firma de un convenio con España para "retomar la venta de carne a este país europeo, paralizada desde hacía seis años". La consecuencia inmediata fue una primera remesa de 4.000 toneladas de piezas vacunas para el mercado español, lo que significaba 3.800.000 dólares de ganancias para Buenos Aires.
El 22 de julio llegaba a España Martínez de la Hoz, cuatro meses después del golpe de Estado en Argentina. "Entre las personalidades que le abrieron la puerta se encontraban el rey Juan Carlos, con quien se reunió en la mañana del 23 de julio, y el gobernador del Banco de España, Luis Coronel de Palma".
También se reunió a solas "con el banquero Alfonso Escámez —presidente del ya desaparecido Banco Central— a quien le prometió que la dictadura argentina le devolvería la sucursal que había sido expropiada por el gobierno peronista de Héctor Cámpora en 1973".
De acuerdo al contenido de esos papeles secretos, ambos estados acordaron "poner en práctica un programa de cooperación económica y financiera" por el cual España vendería a Argentina "bienes de equipo, barcos de características especiales, dragas y otros elementos flotantes, así como equipos de carga y descarga para puertos, locomotoras y demás material ferroviario, y otros equipos y plantas industriales" por un valor global de 290 millones de dólares, gracias a los créditos concedidos por España.
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