19 Octubre 2014
EN EL VATICANO. Valdes saluda a Francisco. En medio, como testigo de lujo, Diego Armando Maradona. dyn (archivo)
BUENOS AIRES.- El designado embajador argentino ante el Vaticano, Eduardo Valdes, agradeció la “confianza” de la presidenta, Cristina Fernández, y consideró que el papa Francisco “es el pontífice que destruye muros y construye puentes”.
En una entrevista con DyN, Valdes opinó que el Papa “está enamorando al mundo y todas las políticas que él está implementando en el Vaticano las aplicó la Argentina en temas como la interreligiosidad, así como una mirada distinta de la iglesia en cuestiones como el de los divorciados de volver a comulgar”.
Consultado sobre si su designación significaba una revancha, tras haber sido funcionario del gobierno de Néstor Kirchner y obligado a renunciar, Valdes dijo: “soy del PJ y nunca dejaré de apoyar a un gobierno justicialista”.
-¿Cómo lo tomó la designación como embajador ante el Vaticano?
-Espero estar a la altura de las circunstancias de esta confianza que me da la Presidenta; a la altura del Papa y poder ser un buen embajador a la altura de Antonio Cafiero (fue designado embajador), de Juan Pablo Cafiero, de Carlos Custer, de Vicente Espeche Gil, de Santiago de Estrada y que para mi me marcaron el camino. Y que pueda cumplir con monseñor Carlos de Nevares que fue el obispo que me formó. Siempre pensando en esa gran Alicia Oliveira, que me enseñó a hacer puentes en la vida y nunca un muro.
-¿Qué opina del Papa Francisco?
-El papa Francisco es el pontífice que construye puentes y destruye muros. Es un Papa que está enamorando al mundo y todas las políticas que él está implementando en el Vaticano las aplicó la Argentina en temas como la interreligiosidad, así como una mirada distinta de la iglesia cuestiones como el de los divorciados de volver a comulgar. Es un tiempo maravilloso donde él está conmocionando al mundo, convocando a los católicos que se habían decepcionado con la Iglesia y que vive muy lejos de su país, de su región, que es América Latina.
- ¿Cuál es la relación del Papa con la Presidenta?
-En la última reunión que tuvimos, el Papa tenía sumo interés de hablar con la Presidenta y las palabras de ella en las Naciones Unidas fueron con las que Su Santidad está de acuerdo, con la mirada de paz y no belicista. El Papa piensa lo mismo sobre las once guerras que están ocurriendo en la actualidad.
- Teniendo en cuenta que usted fue funcionario de Néstor Kirchner pero fue obligado a renunciar, ¿esta designación es una revancha?
-A mi me echaron bien echado. Porque el hecho que involucró a la doctora Hilda Molina había perturbado las relaciones con Cuba. Esa parte mía, cuando era funcionario de la Cancillería, al tomar impulsivamente una decisión en el sentido que era mejor que Molina ingresara a la embajada argentina en Cuba y peor que se la llevaran presa o quedara encadenada a nuestra embajada, sé que no mejoró la relación con el Gobierno de Cuba. Lo acepte así, pero yo hice mi propia evaluación y nunca dejé de apoyar a este Gobierno. Soy del Partido Justicialista y nunca dejaré de apoyar a un gobierno justicialista.
- ¿Cómo nace su relación con el arzobispo Bergoglio?
-Lo conozco desde 1997, cuando en la Ciudad de Buenos Aires se estaba debatiendo el Código de Convivencia Urbano. Llegué a él a través de Horacio Varela Roca porque quería consultar su pensamiento, porque recién había sido designado como arzobispo. Corría el 2000, yo era diputado de la Ciudad y era el año del Jubileo. Le fui a proponer una idea sobre la globalización de los derechos laborales. Me parecía que eso iba a ir en detrimento de las condiciones de trabajo. Le pedí si él podía plantearle al Papa Juan Pablo II ese tema. Bono, el cantante de U2 le había planteado al Papa el problema de la deuda en los países emergentes. Días después, Bergoglio me dijo si podía estar en Roma, que me acompañaba porque iba a recibirme el cardenal Roger Echegaray y, si estaba de acuerdo con mi propuesta, me llevaba con el Papa Juan Pablo II. Viajé con Irma Roy y me reuní un sábado con monseñor Bergoglio y ese cardenal. Y el miércoles efectivamente nos llevó a ver al Juan Pablo II. Fue una gran delegación de confianza. Eso hizo que lo frecuentara bastante como arzobispo, hasta que fue designado Sumo Pontífice. (DyN)
En una entrevista con DyN, Valdes opinó que el Papa “está enamorando al mundo y todas las políticas que él está implementando en el Vaticano las aplicó la Argentina en temas como la interreligiosidad, así como una mirada distinta de la iglesia en cuestiones como el de los divorciados de volver a comulgar”.
Consultado sobre si su designación significaba una revancha, tras haber sido funcionario del gobierno de Néstor Kirchner y obligado a renunciar, Valdes dijo: “soy del PJ y nunca dejaré de apoyar a un gobierno justicialista”.
-¿Cómo lo tomó la designación como embajador ante el Vaticano?
-Espero estar a la altura de las circunstancias de esta confianza que me da la Presidenta; a la altura del Papa y poder ser un buen embajador a la altura de Antonio Cafiero (fue designado embajador), de Juan Pablo Cafiero, de Carlos Custer, de Vicente Espeche Gil, de Santiago de Estrada y que para mi me marcaron el camino. Y que pueda cumplir con monseñor Carlos de Nevares que fue el obispo que me formó. Siempre pensando en esa gran Alicia Oliveira, que me enseñó a hacer puentes en la vida y nunca un muro.
-¿Qué opina del Papa Francisco?
-El papa Francisco es el pontífice que construye puentes y destruye muros. Es un Papa que está enamorando al mundo y todas las políticas que él está implementando en el Vaticano las aplicó la Argentina en temas como la interreligiosidad, así como una mirada distinta de la iglesia cuestiones como el de los divorciados de volver a comulgar. Es un tiempo maravilloso donde él está conmocionando al mundo, convocando a los católicos que se habían decepcionado con la Iglesia y que vive muy lejos de su país, de su región, que es América Latina.
- ¿Cuál es la relación del Papa con la Presidenta?
-En la última reunión que tuvimos, el Papa tenía sumo interés de hablar con la Presidenta y las palabras de ella en las Naciones Unidas fueron con las que Su Santidad está de acuerdo, con la mirada de paz y no belicista. El Papa piensa lo mismo sobre las once guerras que están ocurriendo en la actualidad.
- Teniendo en cuenta que usted fue funcionario de Néstor Kirchner pero fue obligado a renunciar, ¿esta designación es una revancha?
-A mi me echaron bien echado. Porque el hecho que involucró a la doctora Hilda Molina había perturbado las relaciones con Cuba. Esa parte mía, cuando era funcionario de la Cancillería, al tomar impulsivamente una decisión en el sentido que era mejor que Molina ingresara a la embajada argentina en Cuba y peor que se la llevaran presa o quedara encadenada a nuestra embajada, sé que no mejoró la relación con el Gobierno de Cuba. Lo acepte así, pero yo hice mi propia evaluación y nunca dejé de apoyar a este Gobierno. Soy del Partido Justicialista y nunca dejaré de apoyar a un gobierno justicialista.
- ¿Cómo nace su relación con el arzobispo Bergoglio?
-Lo conozco desde 1997, cuando en la Ciudad de Buenos Aires se estaba debatiendo el Código de Convivencia Urbano. Llegué a él a través de Horacio Varela Roca porque quería consultar su pensamiento, porque recién había sido designado como arzobispo. Corría el 2000, yo era diputado de la Ciudad y era el año del Jubileo. Le fui a proponer una idea sobre la globalización de los derechos laborales. Me parecía que eso iba a ir en detrimento de las condiciones de trabajo. Le pedí si él podía plantearle al Papa Juan Pablo II ese tema. Bono, el cantante de U2 le había planteado al Papa el problema de la deuda en los países emergentes. Días después, Bergoglio me dijo si podía estar en Roma, que me acompañaba porque iba a recibirme el cardenal Roger Echegaray y, si estaba de acuerdo con mi propuesta, me llevaba con el Papa Juan Pablo II. Viajé con Irma Roy y me reuní un sábado con monseñor Bergoglio y ese cardenal. Y el miércoles efectivamente nos llevó a ver al Juan Pablo II. Fue una gran delegación de confianza. Eso hizo que lo frecuentara bastante como arzobispo, hasta que fue designado Sumo Pontífice. (DyN)
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