07 Octubre 2014
“En primera instancia sorprende un poco este premio, porque uno espera algo que se relacione con aplicaciones clínicas inmediatas... Pero es importantísimo que paso a paso se vaya conociendo cómo funciona el cerebro. Ya surgirán las aplicaciones clínicas más adelante”, señaló el neurólogo Oscar Iguzquiza (h) sobre el galardón que recibieron John O’Keefe, May Britt Moser y Edvar I. Moser “por sus descubrimientos de células que constituyen un sistema de posicionamiento en el cerebro”, como fundamentó la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska, de Suecia, al anunciar los ganadores.
“Este descubrimiento permitió establecer dónde se cumplen funciones clave como dos tipos de memoria espacial”, añadió Iguzquiza. “Ese tipo de memoria nos permite reconocer lugares y ubicar nuestro cuerpo en ellos; es la que permite, por ejemplo, que alguien detecte usando una cámara, a distancia, si ‘algo raro’ pasa en un lugar que conoce pero en el que no está”, agregó y reconoció que haber bautizado GPS cerebral el hallazgo es todo un logro. Destacó además que hoy no es posible actuar sobre esas células: ni estimularlas para combatir los fallos de memoria ni prevenir daños. “Pero conocer su ubicación es muy importante. Por ejemplo, casos de desorientación espacial que pueden observarse en pacientes que sufren Alzheimer o ciertas epilepsias, como los fenómenos de dejá vu, o su opuesto, ‘el nunca visto’ -explicó-. Estos pacientes se pierden en su propia casa o en lugares a los que concurren habitualmente. Saber dónde buscar la lesión ya es disponer de mucha información para hacer diagnósticos precoces de algunas patologías”.
“Este descubrimiento permitió establecer dónde se cumplen funciones clave como dos tipos de memoria espacial”, añadió Iguzquiza. “Ese tipo de memoria nos permite reconocer lugares y ubicar nuestro cuerpo en ellos; es la que permite, por ejemplo, que alguien detecte usando una cámara, a distancia, si ‘algo raro’ pasa en un lugar que conoce pero en el que no está”, agregó y reconoció que haber bautizado GPS cerebral el hallazgo es todo un logro. Destacó además que hoy no es posible actuar sobre esas células: ni estimularlas para combatir los fallos de memoria ni prevenir daños. “Pero conocer su ubicación es muy importante. Por ejemplo, casos de desorientación espacial que pueden observarse en pacientes que sufren Alzheimer o ciertas epilepsias, como los fenómenos de dejá vu, o su opuesto, ‘el nunca visto’ -explicó-. Estos pacientes se pierden en su propia casa o en lugares a los que concurren habitualmente. Saber dónde buscar la lesión ya es disponer de mucha información para hacer diagnósticos precoces de algunas patologías”.
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