Por Leo Noli
06 Octubre 2014
EMPAPADOS. Evangelista intenta llevar la pelota ante la marca de Martínez. El partido se jugó bajo una intensa lluvia.
Esa composición entre clima, pierna fuerte, uno que otro pitazo incorrecto del árbitro y otro tanto de hombres cansados hicieron que este partido pasado por agua en Posadas tenga más de un relato pasional que una crónica con destellos de fútbol champagne. Si el partido era malo, llovía; si era malísimo, diluviaba. Y cuando Atlético se le animó a Crucero o al revés, el sol asomó por sorpresa.
Pero en definitiva fueron esos pequeños detalles los que dieron ganancia en un juego que terminó con broncas con el 1-1 final. Atlético entró quizás en mejor sintonía que el dueño de casa. Dispuso de dos o tres acciones claritas antes del cuarto de hora que terminó consagrando en el marcador con aquel toque cruzado de Cristian Menéndez, para el 1-0 parcial. Esa conquista mostró una de las pocas movidas colectivas que le salieron al “decano” en la tierra colorada. Eduardo Casáis asistió con la cabeza y el “Luchador” hizo lo suyo.
Pero si tuvo atrevimiento al inicio, en el nudo y en el desenlace del match con el “colectivero”, el “decano” se perdió en sí mismo. Giró sobre su propio eje. Abusó del pelotazo, de querer hacer la personal y de renegar con un Luis Alvarez que rozó la parcialidad.
Crucero entendió que con empuje le bastaba. Y fue a la carga, Barracas con un Ariel Cólzera iluminado y peligroso. Entonces llegó una jugada sucia, un empujoncito a Javier Malagueño de Tobías Figueroa y el 1 a 1 luego de que el grandote definiera cuando enfrentó a Lucchetti.
De un lado podrán quejarse de que la suerte no acompañó, porque Dardo Romero se perdió una increíble bajo el arco y Figueroa derrochó otra clarita sobre la línea de salida. Y del otro, dirán que Alvarez fue clave en su atrincheramiento. Lo seguro es que Atlético volvió a perder la línea, sintió como nunca la falta de Francisco Grahl como conductor y sus reemplazos no aportaron lo necesario para llevarse el triunfo y el N° 1 a casa.
Pero en definitiva fueron esos pequeños detalles los que dieron ganancia en un juego que terminó con broncas con el 1-1 final. Atlético entró quizás en mejor sintonía que el dueño de casa. Dispuso de dos o tres acciones claritas antes del cuarto de hora que terminó consagrando en el marcador con aquel toque cruzado de Cristian Menéndez, para el 1-0 parcial. Esa conquista mostró una de las pocas movidas colectivas que le salieron al “decano” en la tierra colorada. Eduardo Casáis asistió con la cabeza y el “Luchador” hizo lo suyo.
Pero si tuvo atrevimiento al inicio, en el nudo y en el desenlace del match con el “colectivero”, el “decano” se perdió en sí mismo. Giró sobre su propio eje. Abusó del pelotazo, de querer hacer la personal y de renegar con un Luis Alvarez que rozó la parcialidad.
Crucero entendió que con empuje le bastaba. Y fue a la carga, Barracas con un Ariel Cólzera iluminado y peligroso. Entonces llegó una jugada sucia, un empujoncito a Javier Malagueño de Tobías Figueroa y el 1 a 1 luego de que el grandote definiera cuando enfrentó a Lucchetti.
De un lado podrán quejarse de que la suerte no acompañó, porque Dardo Romero se perdió una increíble bajo el arco y Figueroa derrochó otra clarita sobre la línea de salida. Y del otro, dirán que Alvarez fue clave en su atrincheramiento. Lo seguro es que Atlético volvió a perder la línea, sintió como nunca la falta de Francisco Grahl como conductor y sus reemplazos no aportaron lo necesario para llevarse el triunfo y el N° 1 a casa.