“La percusión se convirtió en un lenguaje artístico”

Desde tiempos inmemorables se sabe que la percusión, como la danza, marcaba el ritmo del trabajo; sus sonidos y pausas destacaban la aceleración o la intensidad de las tareas así como el descanso de los hombres.

En la actualidad, la percusión parece haberse constituido en un lenguaje artístico propio. Así lo dijo en una entrevista con LA GACETA Manolo Alonso, un músico que desde hace mucho tiempo viene apostando por esta actividad. Hoy, en la agenda del Septiembre Musical, será el turno de mostrar la destreza con los ritmos: actuarán el cuarteto musical Saidera y el ensamble de percusión Encontraseña. Será a partir de las 21, en el Museo Folklórico (San Martín 535).

“La verdad es que me sorprende que no haya más grupos, porque hay mucha gente que está aprendiendo y se está especializando”, contó Alonso, quien recordó que hace nueve días La Bomba del Tiempo actuó en la plaza Independencia.

Saidera procura reproducir la sonoridad de las formaciones populares brasileñas dando énfasis a instrumentos típicos como el cavaquinho, el pandeiro, la cuica y el tam-tam. De esa manera genera un aire tropical cargado de ritmo y frescura sin dejar de aportar originalidad en sus arreglos. Los músicos combinan géneros como el samba, el choro y el baiao con elementos más bien argentinos. Autores como Buarque, Cartola, Vandré y Gonzaga aparecen en el repertorio de Saideira, que busca transportar al oyente a un clima tropical y brasileño. Integran el cuarteto Timna Comedi (voz, guitarra y accesorios), Darío Acosta Teich (guitarra, cavaquinho y coro), Manolo Alonso (berimbau, tam-tam y coro) y Mariana Ferrari (pandeiro, cuíca y coro).

Encontraseña es un ensamble de percusión e improvisación con lenguaje de señas. Está formado por bateristas y percusionistas profesionales: Manolo Alonso, Café Valdez, El Negro Burgo, Fall Madior Dieng (oriundo de Senegal), Pablo Narvaja,. Javier Podazza, Cristian Viera (de La Plata). Manuel Tirso y Rubio Carreras (de Buenos Aires). Los músicos también dirigen al grupo, en diferentes ocasiones. Alonso contó que congas, tamboras, tumbadoras, dunes, marimba, campanas, platillos, sabar, bombo, pandeiro y semillas, entre otros, son algunos de los instrumentos con que el ensamble de ocho músicos ejecuta e interpreta ritmos característicos de cada país latinoamericano, sin olvidar las raíces y riqueza cultural sonora de cada región.

- ¿Es posible que la percusión se haya convertido en un lenguaje artístico propio en la actualidad?

- Y sí, parece que es así. En Tucumán dejó de ser ya un acompañante. A través del teatro y de las murgas llegamos al candombe, donde todo es percusión. Creo que hay una gran influencia a través del teatro. Una gran virtud es el trabajo grupal, porque el colectivo enriquece la música. La otra línea de influencia vino por la percusión africana, directamente.

- ¿Hay músicas que son más proclives a ser interpretadas solo con percusión?

- Aquí, en el país, a través de la Bersuit y Los Piojos, por ejemplo, se comenzó a rescatar la percusión en el rock. Pero esto ya lo había hecho Carlos Santana hace mucho, con los ritmos cubanos y africanos que incorporó al rock.

-En particular, ¿con qué ritmos trabajas?

- En este momento, con afroperuanos y brasileños. Siempre digo que el percusionista tiene que trabajar con distintas fuentes, pero todo viene de África, hasta la propia chacarera.