El radicalismo despidió al dirigente Carlos Muiño

“Mi padre era un hombre de la UCR. En mi casa se hablaba de política de noche y de día. Hay casos en lo que no ocurre lo mismo. Por ejemplo, el hijo de Ricardo Balbín odiaba la política. Me lo dijo una vez subiendo en un ascensor mientras íbamos al estudio de sus padres”. La anécdota da cuenta de dos de las características de Carlos Muiño: memorioso y netamente radical. El conocido dirigente, de 74 años, falleció el lunes tras sufrir un problema de salud.

Había nacido en San Miguel de Tucumán el 10 de noviembre 1939. Junto a Susana Matienzo, tuvo dos hijas. Desde muy joven, Muiño había militado en la Unión Cívica Radical (UCR) y había sido fundador de Franja Morada en la década del 60. Tras el retorno de la democracia, había sido electo diputado provincial y en 1986 había propuesto instalar la Ley de Lemas. Su idea se transformó en ley en 1988, aunque con modificaciones que flexibilizaron los requisitos para presentar sublemas. Ya en los 90, fue el único radical que se desempeñó como convencional constituyente durante la reforma de la Constitución de la Provincia. Desde entonces, había ocupado diversos cargos partidarios. En los últimos años, dictó cursos de capacitación para jóvenes radicales y trabajó en un proyecto para una escuela de formación dirigencial.

En enero de 2013 dio su última entrevista a LA GACETA. Había criticado al Gobierno -“la impunidad está garantizada”- y había efectuado una autocrítica sobre la oposición - “es su obligación analizar por qué la gente vota a José Alperovich”-. ¿Qué características tiene que tener un candidato de la UCR? “Debe tener la confianza de la gente. Para mí sería una gran sorpresa si el alperovichismo siguiera gozando de la confianza de la gente, pese a todo lo que está viviendo ahora. Habría que repasar varias cosas de filosofía política”, había expresado.