Por Roberto Espinosa
28 Septiembre 2014
El grito es bombo legüero cuerpeando el tiempo. Monte alborotado de grillos. Viento de olvido. Luna desvelada de silencio. La chacarera, una amante que hace vidalear el vino, el amor, las penas, la muerte, la soledad. La voz busca luz para andar y andar... Cómo hará ahora con esa pena que se le quedó adentro. Una salamanca desboca rezabailes en el corazón de su guitarra. Los ojos de la noche están desafinando la muerte porque ayer se ha ido.
Acordes de jazz, música clásica, rock siembran en ese bombo que le trajo su abuela de Santiago del Estero a los 8 años. Los duendes de Adolfo Ábalos, el Mono Villegas, Armando Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana arropan los bigotes de su alma. “Aprendí de Villegas la libertad, adentro de uno siempre se es libre”, dice. Las raíces respiran en aires, en armonías, en silencios nuevos. Mercedes Sosa le abre una ventana de la luz. Con Suna Rocha se larga a caminar la vida. Las canciones se descuelgan de la calva melena. La voz se emponcha de imaginación y sentimiento; sus arreglos, de creatividad, conquistan a la changada rebelde del folclore. “Cada uno es responsable de lo que hace, estoy en constante búsqueda y hay que tener valentía. Hay gente que hace 45 años canta lo mismo. Prefiero una actitud de apertura. Y los únicos responsables somos nosotros, si nos equivocamos. No puedo cantar un tema si no lo siento. Tampoco soy un cantautor... soy un músico sin preconceptos”.
“Sólo de noche podría cantar mis coplas sin luna. Tal vez así yo consiga lavarme las amarguras”. “La música es como la respiración, fluye no apunta a nada. Lo importante es que tenga que ver con la gente. Una cosa es la industria de la cultura y otra es la cultura, es decir la gente”, dice.
Los duendes bien saben que con la chacarera doble se curan todas las penas. Los 66 años de Raúl Carnota se durmieron. Tal vez, cajoneando fuerte el bombo a la muerte la anda haciendo bailar.
Acordes de jazz, música clásica, rock siembran en ese bombo que le trajo su abuela de Santiago del Estero a los 8 años. Los duendes de Adolfo Ábalos, el Mono Villegas, Armando Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana arropan los bigotes de su alma. “Aprendí de Villegas la libertad, adentro de uno siempre se es libre”, dice. Las raíces respiran en aires, en armonías, en silencios nuevos. Mercedes Sosa le abre una ventana de la luz. Con Suna Rocha se larga a caminar la vida. Las canciones se descuelgan de la calva melena. La voz se emponcha de imaginación y sentimiento; sus arreglos, de creatividad, conquistan a la changada rebelde del folclore. “Cada uno es responsable de lo que hace, estoy en constante búsqueda y hay que tener valentía. Hay gente que hace 45 años canta lo mismo. Prefiero una actitud de apertura. Y los únicos responsables somos nosotros, si nos equivocamos. No puedo cantar un tema si no lo siento. Tampoco soy un cantautor... soy un músico sin preconceptos”.
“Sólo de noche podría cantar mis coplas sin luna. Tal vez así yo consiga lavarme las amarguras”. “La música es como la respiración, fluye no apunta a nada. Lo importante es que tenga que ver con la gente. Una cosa es la industria de la cultura y otra es la cultura, es decir la gente”, dice.
Los duendes bien saben que con la chacarera doble se curan todas las penas. Los 66 años de Raúl Carnota se durmieron. Tal vez, cajoneando fuerte el bombo a la muerte la anda haciendo bailar.
NOTICIAS RELACIONADAS
Lo más popular