27 Septiembre 2014
Desde aquel inolvidable debut, Raúl Heriberto Aredes construyó una carrera intachable. Su catapulta hacia el fútbol internacional fue Atlético, donde hoy es uno de los grandes ídolos vivientes del club que hoy reconocerá al talentoso “Zurdo” con el Gran Decano en el festejo de su 112° aniversario. Hablar con Aredes es como conocer una nueva parte de la rica historia de un equipo que pelea por volver a Primera en la actualidad.
En su época, Aredes fue clave en el ascenso al viejo torneo de la B Nacional, en la temporada 1987. En la final contra Sarmiento de Chacho le regaló al hincha un par de conquistas que aún retumban con esa melodía de gol por las paredes del estadio “José Fierro”. “Mi modelo a seguir era Julio Ricardo Villa”, confiesa el amigo del “Matador” Marcelo Salas teniendo de fondo a un Monumental en estado de descanso. “Estuve muchos años en el club, viví buenos momentos, también malos. Pero todo fue positivo”, dice quien casi no conoció de pálidas vistiendo la camiseta celeste y blanca. “Llegué a Atlético, me tocó debutar a los 18 años y anotando. En mi primer clásico con San Martín también pude marcar... Después llegó el campeonato (ascenso). Un eslabón fue uniéndose a otro y todos fueron muy buenos”, reconoce el “Zurdo”, creador de conquistas dignas de una exposición de arte. “El primero fue olímpico a Juan Manuel Terán en cancha de Atlético, por la Liga, cuando la Liga se jugaba a cancha llena. Eran partidos grandes”, cuenta Aredes con un dejo de melancolía.
“Si hago memoria, hice lindos goles, je. A San Martín le hice uno a distancia, la pelota se clavó en el ángulo. Fue al comienzo de mi carrera, en el año 83”. Cuánto orgullo hay en esa última frase. El mismo que hoy sentirá cuando su nombre vuelva a la gran escena de la familia “decana”, en Ojo de Agua.
“Cuando Silvio Nava (jefe de prensa) me llamó y me dio la noticia de que yo iba a ser el Gran Decano de 2014, sentí una alegría inmensa. Recibir esta mención, lógicamente, es muy especial para mí, me trae muchos recuerdos. Significa que sigo estando en la memoria del hincha, y que mi paso por el club no fue como el de cualquier otro. Estoy muy agradecido”, hace una reverencia Aredes, un hincha más del grupo que conduce Héctor Rivoira.
“El último partido contra Sportivo Belgrano fue impresionante. El equipo jugó muy bien. Escuchar el apoyo de la gente, sus gritos... a la distancia, yo que estuve ahí dentro, valorás y añorás mucho más todo eso”, explica Raúl, que debió acostumbrarse a sentir el fútbol desde otro lugar, desde el punto de vista de un técnico o bien como hincha, desde la tribuna.
“Al equipo se lo ve bárbaro. Tiene una mezcla de experiencia y juventud. Y lo veo muy cerca de conseguir lo que nosotros los hinchas tanto añoramos: volver a jugar en Primera. Trato de disfrutar este momento”, reconoce con el escudo “decano” tatuado en la piel el “Zurdo”.
¿Si le gustaría estar dentro de una cancha todavía? Difícil. “Dejar el fútbol no me costó. Venía cansado de tantos años de jugar bajo una presión constante. Siempre estuve en equipos grandes y protagonistas. Estabas obligado a buscar campeonatos. Cortar a veces puede ser más sencillo de lo que parece”, revela el campeón con Universidad de Chile en 1994, a sus 48 primaveras. Allí formó una dupla letal con Salas. Del otro lado de la cordillera Aredes también es ídolo.
A horas de uno de los momentos más importantes de su carrera, y a 31 años de su debut en Atlético, Aredes sólo tiene palabras de reconocimiento para con la gente que estuvo a su lado. “A todos los compañeros, a los dirigentes, a todos, gracias”, aplaude quien todavía mira el césped del Monumental y siente que su zurda está lista y afilada para seguir sorprendiendo al hincha.
En su época, Aredes fue clave en el ascenso al viejo torneo de la B Nacional, en la temporada 1987. En la final contra Sarmiento de Chacho le regaló al hincha un par de conquistas que aún retumban con esa melodía de gol por las paredes del estadio “José Fierro”. “Mi modelo a seguir era Julio Ricardo Villa”, confiesa el amigo del “Matador” Marcelo Salas teniendo de fondo a un Monumental en estado de descanso. “Estuve muchos años en el club, viví buenos momentos, también malos. Pero todo fue positivo”, dice quien casi no conoció de pálidas vistiendo la camiseta celeste y blanca. “Llegué a Atlético, me tocó debutar a los 18 años y anotando. En mi primer clásico con San Martín también pude marcar... Después llegó el campeonato (ascenso). Un eslabón fue uniéndose a otro y todos fueron muy buenos”, reconoce el “Zurdo”, creador de conquistas dignas de una exposición de arte. “El primero fue olímpico a Juan Manuel Terán en cancha de Atlético, por la Liga, cuando la Liga se jugaba a cancha llena. Eran partidos grandes”, cuenta Aredes con un dejo de melancolía.
“Si hago memoria, hice lindos goles, je. A San Martín le hice uno a distancia, la pelota se clavó en el ángulo. Fue al comienzo de mi carrera, en el año 83”. Cuánto orgullo hay en esa última frase. El mismo que hoy sentirá cuando su nombre vuelva a la gran escena de la familia “decana”, en Ojo de Agua.
“Cuando Silvio Nava (jefe de prensa) me llamó y me dio la noticia de que yo iba a ser el Gran Decano de 2014, sentí una alegría inmensa. Recibir esta mención, lógicamente, es muy especial para mí, me trae muchos recuerdos. Significa que sigo estando en la memoria del hincha, y que mi paso por el club no fue como el de cualquier otro. Estoy muy agradecido”, hace una reverencia Aredes, un hincha más del grupo que conduce Héctor Rivoira.
“El último partido contra Sportivo Belgrano fue impresionante. El equipo jugó muy bien. Escuchar el apoyo de la gente, sus gritos... a la distancia, yo que estuve ahí dentro, valorás y añorás mucho más todo eso”, explica Raúl, que debió acostumbrarse a sentir el fútbol desde otro lugar, desde el punto de vista de un técnico o bien como hincha, desde la tribuna.
“Al equipo se lo ve bárbaro. Tiene una mezcla de experiencia y juventud. Y lo veo muy cerca de conseguir lo que nosotros los hinchas tanto añoramos: volver a jugar en Primera. Trato de disfrutar este momento”, reconoce con el escudo “decano” tatuado en la piel el “Zurdo”.
¿Si le gustaría estar dentro de una cancha todavía? Difícil. “Dejar el fútbol no me costó. Venía cansado de tantos años de jugar bajo una presión constante. Siempre estuve en equipos grandes y protagonistas. Estabas obligado a buscar campeonatos. Cortar a veces puede ser más sencillo de lo que parece”, revela el campeón con Universidad de Chile en 1994, a sus 48 primaveras. Allí formó una dupla letal con Salas. Del otro lado de la cordillera Aredes también es ídolo.
A horas de uno de los momentos más importantes de su carrera, y a 31 años de su debut en Atlético, Aredes sólo tiene palabras de reconocimiento para con la gente que estuvo a su lado. “A todos los compañeros, a los dirigentes, a todos, gracias”, aplaude quien todavía mira el césped del Monumental y siente que su zurda está lista y afilada para seguir sorprendiendo al hincha.