28 Septiembre 2014
El aumento en la tensión cambiaria observado en las últimas semanas y que se reflejó en un salto en la brecha entre los mercados oficial e informal, es en gran medida consecuencia de la escasez de divisas asociada a este escenario y de un Gobierno que, sin tomar nota de sus costos, intenta volver a impulsar el nivel de actividad por la vía fiscal con un gasto público que crece arriba del 40% interanual (56% en junio) y recursos tributarios que empiezan a estacionarse en la zona del 30%. Pero sin dólares para financiar importaciones, advierte el Estudio Bein & asociados, la capacidad de las medidas de política para tener efectos reales sobre el consumo interno luce limitada, en tanto los costos negativos de la brecha cambiaria sobre la inflación pueden ser mayores a los vividos hasta ahora, cuando el BCRA abastecía la demanda de dólares oficiales para pagos de importaciones de bienes y servicios.
Según el reporte privado, la dominancia fiscal implícita en el nuevo escenario, consistente con una emisión monetaria de $ 87.000 millones en los meses que quedan de 2014, sólo puede ser amortiguada con dólares que ingresen por la cuenta capital, pero hoy la tasa que debería pagar Argentina para emitir deuda con una duración de cinco años ronda el 11,5%. Ayudan el bajo ratio de deuda a PBI del que se parte y los menores vencimientos de deuda en el mercado si no se sale del default técnico ni se arregla con los buitres en un mundo que no puede dar vuelta el ciclo monetario sin generar nuevos eventos de deuda en los países desarrollados, pero requiere un Gobierno que asuma los costos políticos de refinanciar al 12% vencimientos de deuda con un cupón del 7% como el Boden 15. Con un acuerdo negociado del fallo del juez Thomas Griesa, el costo al que podría fondearse la Argentina se reduciría a la mitad. En el interín, los intentos por amortiguar la escasez de divisas recurriendo a swaps o acuerdos de pagos del flujo comercial con otros bancos centrales: Basilea, China o el mismo Banco de Brasil; a una licitación anticipada de las licencias del 4G y/o una eventual financiación forzosa vía algún financiamiento indirecto mediante bonos de las deudas vencidas entre filiales locales y sus casas matrices, pueden ayudar para cubrir parte de las necesidades de dólares hasta fin de año, pero sin revertir la recesión.
Según el reporte privado, la dominancia fiscal implícita en el nuevo escenario, consistente con una emisión monetaria de $ 87.000 millones en los meses que quedan de 2014, sólo puede ser amortiguada con dólares que ingresen por la cuenta capital, pero hoy la tasa que debería pagar Argentina para emitir deuda con una duración de cinco años ronda el 11,5%. Ayudan el bajo ratio de deuda a PBI del que se parte y los menores vencimientos de deuda en el mercado si no se sale del default técnico ni se arregla con los buitres en un mundo que no puede dar vuelta el ciclo monetario sin generar nuevos eventos de deuda en los países desarrollados, pero requiere un Gobierno que asuma los costos políticos de refinanciar al 12% vencimientos de deuda con un cupón del 7% como el Boden 15. Con un acuerdo negociado del fallo del juez Thomas Griesa, el costo al que podría fondearse la Argentina se reduciría a la mitad. En el interín, los intentos por amortiguar la escasez de divisas recurriendo a swaps o acuerdos de pagos del flujo comercial con otros bancos centrales: Basilea, China o el mismo Banco de Brasil; a una licitación anticipada de las licencias del 4G y/o una eventual financiación forzosa vía algún financiamiento indirecto mediante bonos de las deudas vencidas entre filiales locales y sus casas matrices, pueden ayudar para cubrir parte de las necesidades de dólares hasta fin de año, pero sin revertir la recesión.
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