26 Septiembre 2014
Nada más empezar la audiencia de ayer, Felipe Federico Terán, ex juez federal N°2, pidió la palabra a Gabriel Casas (presidente), Juan Carlos Reynaga y Alicia Noli, vocales del Tribunal Oral en lo Criminal Federal.
Con tono crispado y en presencia de Carlos Brito, el fiscal federal a cargo de la investigación de las maniobras con títulos públicos, el imputado repasó el momento en el que decidió derivar la causa “Borquez” a la fiscalía de turno. “La oficina (a cargo de Brito) perdió tiempo y no hizo nada. ¿Por qué no investigó de inmediato? ¿Por qué el fiscal no pidió el recupero del dinero que no se pagó en ‘Borquez’?”, interrogó el primer ex magistrado federal enjuiciado y luego pidió permiso para tomar una pastilla.
También recordó que en la época en la que ocurrieron los hechos (2004-2005), su juzgado estaba desbordado por las causas del “corralito”. “Hasta Brito, que está aquí sentado, puede dar fe de que en mi despacho había una pila de expedientes. Atendí a 50.000 personas, sobre todo, a quienes necesitaban el dinero: lo que hacía era garantizar la supervivencia de los enfermos”, manifestó y aseguró que el control no era laxo. “Hacíamos lo que correspondía: llegué a poner un rollo de esos de farmacia (sic) para dar números a los abogados”, agregó. Por último, Terán reconoció que durante la juventud se había escapado de su casa y que había llegado a trabajar como lustrabotas. “En un diario salió que era un juez lustrín y es cierto. Por eso valoro mucho mi honorabilidad y mi honestidad”, subrayó y regresó a su silla en el sector de los acusados.
Con tono crispado y en presencia de Carlos Brito, el fiscal federal a cargo de la investigación de las maniobras con títulos públicos, el imputado repasó el momento en el que decidió derivar la causa “Borquez” a la fiscalía de turno. “La oficina (a cargo de Brito) perdió tiempo y no hizo nada. ¿Por qué no investigó de inmediato? ¿Por qué el fiscal no pidió el recupero del dinero que no se pagó en ‘Borquez’?”, interrogó el primer ex magistrado federal enjuiciado y luego pidió permiso para tomar una pastilla.
También recordó que en la época en la que ocurrieron los hechos (2004-2005), su juzgado estaba desbordado por las causas del “corralito”. “Hasta Brito, que está aquí sentado, puede dar fe de que en mi despacho había una pila de expedientes. Atendí a 50.000 personas, sobre todo, a quienes necesitaban el dinero: lo que hacía era garantizar la supervivencia de los enfermos”, manifestó y aseguró que el control no era laxo. “Hacíamos lo que correspondía: llegué a poner un rollo de esos de farmacia (sic) para dar números a los abogados”, agregó. Por último, Terán reconoció que durante la juventud se había escapado de su casa y que había llegado a trabajar como lustrabotas. “En un diario salió que era un juez lustrín y es cierto. Por eso valoro mucho mi honorabilidad y mi honestidad”, subrayó y regresó a su silla en el sector de los acusados.
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