26 Septiembre 2014
NO SE DEJA VENCER. El Amaranthus palmeri es una de las malezas de mayor resistencia ante el ataque químico que utilizan habitualmente los productores. aapresid.org.ar
La continua aparición de variedades de malezas resistentes en los sistemas productivos del NOA es un dolor de cabeza, tanto para los productores que no están encontrando las herramientas adecuadas para controlar algunas malezas duras o tolerantes, como para los técnicos y las empresas productoras de agroquímicos que deben encontrar las soluciones para este problema.
El manejo de los cultivos pasará por la diversidad. Es decir, otras producciones, herbicidas, pasturas y otra rotación, y un análisis global de las empresas y no por campaña. Así lo afirmó Ignacio Olea, jefe de la Sección Malezas de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), y resaltó la importación de la aplicación de herramientas complementarias para lograr sustentabilidad.
“Lo que ves de malezas refleja cómo se trabajó y augura el futuro. Y el futuro significa continuidad. Hoy hay que tener solvencia y madurez para hacerse una autocrítica y también proyectar mejoras, pensar cómo se manejará el sistema”, sentenció.
El sistema que caracterizó a la producción de soja en sus comienzos fue extractivista. Se trató de una base de negocio que contempló la obtención de volúmenes de bienes naturales, sobre los que se efectuaron prácticas intensivas para la exportación de materias primas, en general.
“Entonces, como fue rentable, fue bueno. Pero en el futuro, teniendo en cuenta los actuales problemas, debería haber un cambio tecnológico, no tan sólo en el manejo de malezas o picudos, sino para que el hombre tenga claridad y pueda reconocer las herramientas que le resulten económicas y eficientes, ya que los nuevos productos no son comparables con el glifosato en eficiencia”, señaló.
Durante las Jornadas de Cultivos de Verano 2014-2015, que se realizaron en el marco del ciclo de conferencias de la Expo Tucumán 2014, Olea hizo hincapié en la inversión en nuevos mecanismos y evitar “amortizar” la producción. “El hombre de campo debe saber manejar la oportunidad y hacerles ver a holding y a los dueños de los campos que vale la inversión en estos momentos, porque tendrá impacto en el futuro”, aseguró el especialista.
Dificultades
En la actualidad, el productor está frente a problemas puntuales. Estos no se presentan en todas las explotaciones sino en lotes dentro de cultivos identificados. Es decir, no se registran en todo el territorio agrícola del NOA. “En las zonas afectadas se podría trabajar con manejos que requieran mayor inversión, tratando de preservar las otras situaciones (por los campos). Sobre estas últimas, a su vez, se debería comenzar a aplicar otros herbicidas, alternándolos con el glifosato”, aconsejó Olea.
El técnico recordó que el Amaranthus palmeri afecta una zona de Leales, dentro de la provincia, en un radio de 30 km aproximadamente. Y según Olea, este ataco no autóctono está diseminándose bastante. En el norte también se registraron varios focos.
“Esta maleza es muy rápida: en tres años puede expandirse; y es bastante complicada para manejar. Pero el problema más grave y que comenzamos a estudiarlo este año es el otro ataco, el Amaranthus quitensis autóctono. Es más bravo que el que trajimos de Estados Unidos, debido a que también se presenta resistente al glifosato”, comentó.
“Si bien hay conocimiento en el manejo del Palmieri, mi experiencia me dice que no serán los mismos mecanismos para el quitensis. Tenemos que trabajar para poder contener el problema”, concluyó el técnico de la Eeaoc.
La posición de Olea se conoció tras el III Coloquio de Malezas en Caña de Azúcar, en el cual técnicos y productores disertaron sobre las malezas. Allí expresaron sobre este problemática y marcaron una “saludable colaboración” entre sectores empresariales y organismos públicos.
El manejo de los cultivos pasará por la diversidad. Es decir, otras producciones, herbicidas, pasturas y otra rotación, y un análisis global de las empresas y no por campaña. Así lo afirmó Ignacio Olea, jefe de la Sección Malezas de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), y resaltó la importación de la aplicación de herramientas complementarias para lograr sustentabilidad.
“Lo que ves de malezas refleja cómo se trabajó y augura el futuro. Y el futuro significa continuidad. Hoy hay que tener solvencia y madurez para hacerse una autocrítica y también proyectar mejoras, pensar cómo se manejará el sistema”, sentenció.
El sistema que caracterizó a la producción de soja en sus comienzos fue extractivista. Se trató de una base de negocio que contempló la obtención de volúmenes de bienes naturales, sobre los que se efectuaron prácticas intensivas para la exportación de materias primas, en general.
“Entonces, como fue rentable, fue bueno. Pero en el futuro, teniendo en cuenta los actuales problemas, debería haber un cambio tecnológico, no tan sólo en el manejo de malezas o picudos, sino para que el hombre tenga claridad y pueda reconocer las herramientas que le resulten económicas y eficientes, ya que los nuevos productos no son comparables con el glifosato en eficiencia”, señaló.
Durante las Jornadas de Cultivos de Verano 2014-2015, que se realizaron en el marco del ciclo de conferencias de la Expo Tucumán 2014, Olea hizo hincapié en la inversión en nuevos mecanismos y evitar “amortizar” la producción. “El hombre de campo debe saber manejar la oportunidad y hacerles ver a holding y a los dueños de los campos que vale la inversión en estos momentos, porque tendrá impacto en el futuro”, aseguró el especialista.
Dificultades
En la actualidad, el productor está frente a problemas puntuales. Estos no se presentan en todas las explotaciones sino en lotes dentro de cultivos identificados. Es decir, no se registran en todo el territorio agrícola del NOA. “En las zonas afectadas se podría trabajar con manejos que requieran mayor inversión, tratando de preservar las otras situaciones (por los campos). Sobre estas últimas, a su vez, se debería comenzar a aplicar otros herbicidas, alternándolos con el glifosato”, aconsejó Olea.
El técnico recordó que el Amaranthus palmeri afecta una zona de Leales, dentro de la provincia, en un radio de 30 km aproximadamente. Y según Olea, este ataco no autóctono está diseminándose bastante. En el norte también se registraron varios focos.
“Esta maleza es muy rápida: en tres años puede expandirse; y es bastante complicada para manejar. Pero el problema más grave y que comenzamos a estudiarlo este año es el otro ataco, el Amaranthus quitensis autóctono. Es más bravo que el que trajimos de Estados Unidos, debido a que también se presenta resistente al glifosato”, comentó.
“Si bien hay conocimiento en el manejo del Palmieri, mi experiencia me dice que no serán los mismos mecanismos para el quitensis. Tenemos que trabajar para poder contener el problema”, concluyó el técnico de la Eeaoc.
La posición de Olea se conoció tras el III Coloquio de Malezas en Caña de Azúcar, en el cual técnicos y productores disertaron sobre las malezas. Allí expresaron sobre este problemática y marcaron una “saludable colaboración” entre sectores empresariales y organismos públicos.
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