25 Septiembre 2014
JOVEN Y POTENTE. La artista Casiana Torres nació en Tierra del Fuego. prensa casiana torres
DOS FUNCIONES
• Hoy a las 22, en Casa Managua (San Juan 1.015, y mañana a las 23, en La Negra Restaurant (General Paz 1.502).
Su voz es un susurro que acaricia y trae el silbido de los pájaros del fin del mundo. Desde hace tiempo viene desplegando las alas de su canto en los principales escenarios del país. Casiana Torres, oriunda de Río Grande, ofrecerá dos recitales junto al guitarrista Martín Castro, con Lucho Hoyos como artista invitado.
- ¿Cómo llegaste al canto?
- El canto es parte de mi vida desde niña, ya que se cantaba mucho en mi casa. Mis abuelos y mi padre siempre cantaron, y los amigos se reunían a cantar a comer asadito en los fríos días fueguinos. Allí es donde aprendí a amar la música popular y comenzó el deseo de cantar que, para mí, siempre significó conectar con cosas muy sentidas y profundas.
- ¿Se escucha folclore en Tierra del Fuego?
- Cuando mi abuelo llegó a la isla en los 70, no se escuchaba nada de folclore, sólo algunas cuecas chilenas por toda la influencia de los paisanos de ese país que trabajaban en Río Grande, ya que había muy pocos argentinos. Entonces mi abuelo, con su gran amigo, que ya habían creado el dúo Torres-Pacheco, organizaron el Primer Festival de Folklore. Llevaron a muchos artistas, a Atahualpa Yupanqui y a Mercedes Sosa, entre muchos otros. Hoy creo que se escucha como en todos lados. Para mi gusto se escucha poco, no es como en el norte argentino, pero hay gente que lo ama por su historia y bagaje y sigue generando lazos para que se escuche más.
-¿Hay resabios musicales de los onas o de los selknam?
- No, los selknam son los indígenas originarios de la zona norte de la isla y eran mal llamados onas por los yamanas, que eran originarios de la zona sur, en Ushuaia. Los selknam fueron diezmados muy rápidamente, entonces la transmisión oral no fue posible; la antropóloga francoestadounidense Anne Chapman grabó a la última selknam, Lola Kiepja, en unos audios que fueron a parar al Museo del Hombre en París, desde donde pudieron ser rescatados para el Museo del Fin del Mundo en Tierra del Fuego, y estar ahora a disposición de nosotros.
- El folclore es vasto, ¿qué repertorio te atrae?
- Me atrae el repertorio con un mensaje marcado y comprometido con el hombre. Amo profundamente las formas folclóricas y las disfruto cantar, pero más allá del ritmo que tenga esa canción elegida, me atrae la palabra, y que esta tenga la fuerza necesaria para llegar al corazón de la gente.
- ¿Qué es el canto?
- Es entrega, es dar algo, riquísimo, vivo y hondo que no nos pertenece, que viene de muy lejos; no estamos solos cuando lo hacemos, es la “fruta del árbol del pueblo”, que uno debe devolver a su gente, como decía Alfredo Zitarrosa.
- ¿Cuál es tu mayor aspiración como cantora?
- Como cantora popular, mi aspiración es poder llevar adelante esta tarea de recolectora de un mensaje, del que me adueño para poder poner en valor, lo que somos, lo que fuimos, y lo que podemos ser… Para el que quiera oír, que espero que poco a poco sean muchos más.
• Hoy a las 22, en Casa Managua (San Juan 1.015, y mañana a las 23, en La Negra Restaurant (General Paz 1.502).
Su voz es un susurro que acaricia y trae el silbido de los pájaros del fin del mundo. Desde hace tiempo viene desplegando las alas de su canto en los principales escenarios del país. Casiana Torres, oriunda de Río Grande, ofrecerá dos recitales junto al guitarrista Martín Castro, con Lucho Hoyos como artista invitado.
- ¿Cómo llegaste al canto?
- El canto es parte de mi vida desde niña, ya que se cantaba mucho en mi casa. Mis abuelos y mi padre siempre cantaron, y los amigos se reunían a cantar a comer asadito en los fríos días fueguinos. Allí es donde aprendí a amar la música popular y comenzó el deseo de cantar que, para mí, siempre significó conectar con cosas muy sentidas y profundas.
- ¿Se escucha folclore en Tierra del Fuego?
- Cuando mi abuelo llegó a la isla en los 70, no se escuchaba nada de folclore, sólo algunas cuecas chilenas por toda la influencia de los paisanos de ese país que trabajaban en Río Grande, ya que había muy pocos argentinos. Entonces mi abuelo, con su gran amigo, que ya habían creado el dúo Torres-Pacheco, organizaron el Primer Festival de Folklore. Llevaron a muchos artistas, a Atahualpa Yupanqui y a Mercedes Sosa, entre muchos otros. Hoy creo que se escucha como en todos lados. Para mi gusto se escucha poco, no es como en el norte argentino, pero hay gente que lo ama por su historia y bagaje y sigue generando lazos para que se escuche más.
-¿Hay resabios musicales de los onas o de los selknam?
- No, los selknam son los indígenas originarios de la zona norte de la isla y eran mal llamados onas por los yamanas, que eran originarios de la zona sur, en Ushuaia. Los selknam fueron diezmados muy rápidamente, entonces la transmisión oral no fue posible; la antropóloga francoestadounidense Anne Chapman grabó a la última selknam, Lola Kiepja, en unos audios que fueron a parar al Museo del Hombre en París, desde donde pudieron ser rescatados para el Museo del Fin del Mundo en Tierra del Fuego, y estar ahora a disposición de nosotros.
- El folclore es vasto, ¿qué repertorio te atrae?
- Me atrae el repertorio con un mensaje marcado y comprometido con el hombre. Amo profundamente las formas folclóricas y las disfruto cantar, pero más allá del ritmo que tenga esa canción elegida, me atrae la palabra, y que esta tenga la fuerza necesaria para llegar al corazón de la gente.
- ¿Qué es el canto?
- Es entrega, es dar algo, riquísimo, vivo y hondo que no nos pertenece, que viene de muy lejos; no estamos solos cuando lo hacemos, es la “fruta del árbol del pueblo”, que uno debe devolver a su gente, como decía Alfredo Zitarrosa.
- ¿Cuál es tu mayor aspiración como cantora?
- Como cantora popular, mi aspiración es poder llevar adelante esta tarea de recolectora de un mensaje, del que me adueño para poder poner en valor, lo que somos, lo que fuimos, y lo que podemos ser… Para el que quiera oír, que espero que poco a poco sean muchos más.
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