La familia que quiere ser de oro

La familia que quiere ser de oro

Los Quiroga están siempre alertas en los entrenamientos, en las competencias y durante todo el día: el taekwondo es lo que siempre los moviliza.

LA GACETA LA GACETA
14 Septiembre 2014
“Lo que se programa en casa es hablar del estudio o del trabajo. De taekwondo, se habla todo el tiempo”, cuenta Nélida Galván de Quiroga. Y no es para menos si en su hogar habitan cinco personas y todas practican esta disciplina, en la línea ITF. Con su marido Daniel adaptaron su vida en búsqueda del sueño familiar. “Queremos tener, cada uno, una medalla de oro mundialista”, explica el hombre que conoció a su pareja por la inquietud de sus dos hijos, los mellizos Leandro y Franco.

“No me acuerdo la primera vez que tuve contacto con el taekwondo. Empezamos probando y, de a poco, nos enganchamos”, se esforzó por recordar Leandro. Hace casi 12 años atrás, cuando de pequeños llega el momento de elegir qué actividad deportiva hacer, los mellizos probaron con tenis y básquet, pero las artes marciales captaron la atención de los hermanos. Daniel había practicado taekwondo y, aunque remarca que no tuvo incidencia en la decisión, fue ideal para que él retome el deporte que había practicado. Agustín, su otro hijo, también se sumó.

Desde hace tres años está casado con Nélida y llegó el último integrante del quinteto de taekwondistas: Isaías. Con la inquietud propia de un niño de cinco años, va y viene por el estudio de fotografía mientras se realiza la producción de fotos. Sin quedarse quieto cuenta lo que le sabe, sin pensar mucho, sobre taekwondo. “Entreno en la casa con Franco y ‘Leo’. Me enseñan las patadas, los yopchagi. Lo que más me gustan son las luchas”, dice. Inmediatamente, agrega: “y también los tules”.

Todavía no descubre cuál es su especialidad. Bien diferente a lo que sucede con sus hermanos que tienen como norte perfeccionarse en el combate. De hecho, si se trata de cumplir el gran anhelo familiar, es la única vía para lograrlo. “Si bien yo ya logré tres podios, no fueron individuales, sino por equipos. Tengo una medalla individual, pero fue en tull. Queremos que sea en combate”, insiste Daniel.

“La importancia está en que uno logra sólo ese título”, justifica Nélida la casi obsesión familiar de obtener la combinación “oro en combate individual”. “Quiero subir a un podio porque es hermoso: es igual a los Juegos Olímpicos, con las banderas, el himno del país y la medalla en el cuello”, recordó Nélida la emoción que sintió cuando Giselle Moreno obtuvo el bronce en el Mundial de Corea 2011. Además de la cita en tierras coreanas, Nélida también estuvo en Bulgaria 2013 por lo que tiene parámetros para considerar si es o no posible lo que persigue la familia. “Después de conocer el nivel de mis rivales en dos mundiales, siento que es difícil, pero no imposible. Hay que sacrificarse y seguir soñando”, consideró la deportista.

Si de esfuerzos se trata, Agustín deberá hacerlos por los planes que tiene a futuro. El tercero de los hermanos sabe que combinar el taekwondo con su futura carrera universitaria será difícil. “Pretendo estudiar medicina porque quiero poder llegar a salvar a alguien. Alguna maña me voy a dar para seguir con taekwondo y estudiar”, se ríe Agustín que, como toda la familia a excepción de Isaías, se prepara para los próximos selectivos mundialistas. Así que los entrenamientos son intensos tanto en el complejo Avellaneda, como en el gimnasio montado en la casa de San Andrés en donde Leandro y Franco también dictan clase.

El cálculo que hacen los padres es realmente sorprendente y ejemplifica el alto grado de compromiso con la meta de ser una familia de oro. “Entrenamos todos los días desde hace casi cinco años. Tenemos un período de descanso bien cortito, en diciembre, de 10 o 15 días”, indica Daniel. “Este año tenemos pensado ir de vacaciones, pero para entrenar a algún lugar diferente”, comentó entre risas pícaras Nélida. No hay descanso para recorrer el camino que eligieron.

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